Nevra POV
Andrómeda y su legión era algo impresionante de ver.
Ellas se encontraban entrenando combate cuerpo a cuerpo en una esquina del campamento, mientras la mayor parte de los feéricos terminaban de almorzar.
Las mujeres murciélago habían llegado la noche anterior y, después de que Andrómeda me atacara solo para medir que tan bueno era en combate, las lleve junto con Casio y sus hombres. Ellos se encontraban durmiendo en ese momento, pero se despertaron y salieron de sus tiendas para recibir a la legión de Andrómeda. Alysa se había unido a ellos unos minutos después.
Se veía tensa y cansada.
Mi mirada se mantuvo el tiempo suficiente sobre ella para que Alysa lo sintiera y me mirara de igual manera.
No aparté la vista, pero tampoco me permití mostrar ninguna emoción en mi rostro. Vi algo brillar en los ojos de Alysa mientras me miraba, sin embargo, seguían sin saber que había sido. Finalmente, Alysa hizo un ademán de saludo con su cabeza. Me costó varios segundos devolverle el saludo porque no esperaba que ella reconociera mi presencia, no después de haber estado ignorándonos por un mes.
Después de eso me retiré de nuevo al lugar donde estaba haciendo mi guardia y deje a la legión de Andrómeda con los hombres murciélago y Alysa.
Volviendo al presente, seguí observando a las mujeres murciélago pelear una con la otra. Sinceramente nunca hubiera imaginado que Casio y sus hombres más cercanos hubieran estado entrenando a mujeres para ser guerreras. Por muchos siglos a las mujeres, dentro de la tribu de los hombres murciélago, se les limitó a ser esposas y a reproducirse para mantener la especie, nunca para nada más que eso.
Al parecer Casio había decidido cambiar las cosas.
No me agradaba mucho el líder de los hombres murciélago, pero hasta yo tenía que admitir que lo que había hecho era algo increíble y un paso en la dirección correcta.
-Eso no será agradable. -Alejé mis pensamientos y me concentré nuevamente donde estaba. Presté atención a las mujeres murciélago y entendí porque Karenn acababa de decir eso.
Dos feéricos se estaban acercando a las mujeres murciélagos. Dos feéricos que eran conocidos por "expresar" su molestia ante la presencia de los hombres murciélago en el C.G y además de incitar el odio por lo humanos.
Su nombres eran Tanner y Ariela, y pese a que la llegada de Alysa disminuyó la cantidad de personas que seguían sus ideales, seguían teniendo una buena cantidad de seguidores. Seguidores que de no ser por todo el ruido que hacían pasarían bastante desapercibidos.
-Este no es lugar para entrenar -Ariela se paró frente a Andrómeda para decir eso y tenía que darle crédito por ser capaz de hacer eso sin acojonarse siquiera un poco. Andrómeda era casi tan alta como yo, por lo tanto, le sacaba una cabeza de alto a Ariela y la miraba como si pudiera hacerla pedazos en solo unos segundos. La verdad no dudaba de que eso fuera cierto.
-No veo ningún letrero que diga que no podemos entrenar aquí
-Este lugar es para almorzar. Muchas personas tuvieron que alejarse de sus carromatos para que ustedes pudieran ubicarse aquí
-Entonces que vengan esas personas y nos los digan -La respuesta de Andrómeda enfureció a Ariela, pero sabía que eso era justamente lo que buscaba, una pelea.
Sabiendo lo que pasaría deje mi comida de lado y fui directamente hacía las mujeres murciélago, pero Tanner habló antes de que yo llegara.
-¿Qué podemos esperar de la raza que traiciona a los de su propia especie por poder? Si pudieron hacer eso, menos les va a importar incomodar a otros
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El Príncipe de las Sombras [Nevra Eldarya]
FanficPrimer libro de la serie Amor Féerico Cuando Alysa cree que las cosas no pueden ir a peor, se ve transportada a un mundo que solo podría venir de la imaginación de una persona, llena de criaturas que se supone solo debas encontrar en los cuentos de...