Mutuo Acuerdo

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Recargaba levemente su cabeza en la mano, con dos de sus dedos, masajeaba sus sienes, intentando deshacerse del recuerdo de aquella visita; lo admitía, era encantadora pero, en ocasiones como esa, su presencia le era incomoda e irritante. Soltó un suspiro y prefirió enfocar su mente en algo más agradable, así como la noche que había vivido junto con Rin.

En un segundo enfureció, ¿Qué demonios le había hecho esa chica, como para querer desperdiciar sus pensamientos en ella? Sesshomaru, había tenido a varias mujeres en su vida, y con ellas, había experimentado casi el mismo sabor que ofrece una amante, pero con aquella castaña, era diferente, su piel, sus besos, sus caricias, tenían un sabor único, un sabor delicioso y adictivo.

Estaba en un problema, pues una parte de él, detestaba lo que sucedía, pero la otra, estaba maravillada por experimentar sensaciones y sentimientos que nunca antes había sentido. Rechino los dientes, frustrado por sus pensamientos, vio la hora en su reloj y justo a tiempo, la chica abrió la puerta del salón. Observó  detenidamente como Rin se acerco hasta él y comprobó lo mucho que ella le gustaba.

Sesshomaru no hizo nada, simplemente la observo, cosa, que la puso nerviosa, ¿Pasaría lo que Kagome le había dicho? Se pregunto la chica ¿La besaría nuevamente? No paso mucho tiempo después de hacerse tales preguntas, cuando el hombre, dominado por sus impulsos, se levanto de su escritorio y abrazándola por la cintura, beso sus labios. Rin quien no dudo en corresponderle, se abrazo de él, para intensificar la cercanía.

Estaba claro que la relación profesor-alumna había terminado, para comenzar con una, llena de pasión y deseo mutuo. Por parte de Sesshomaru, no hizo falta hablar, su comportamiento para con Rin, hablaba por sí solo y obvio, la chica había entendido a que se refería.

Ese día, después de aquél beso con el que la recibió, había comenzado formalmente, una nueva etapa para los dos. Por supuesto que las asesorías de piano continuarían, pero la seriedad, tranquilidad y paz que existía en las clases anteriores, ya no estaría mas pues, de ese momento en adelante, cada clase estaría acompañada por sesiones de dulces besos pasionales, caricias traviesas y miradas provocativas.

Después de terminar, Sesshomaru nuevamente se ofreció a llevar a la chica a casa, pero claro, en esa ocasión si lo llevaría a su destinó, aunque dentro de ambos existía la ansiedad de pasar una noche como la anterior, como si fuera un mutuo acuerdo , sus encuentros carnales serian constantes pero no al grado de fastidiarse uno a otro. Así que, por ese día, un par de caricias y muchos besos, fueron suficientes para comenzar.

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Habían pasado un par de semanas desde que Rin había conocido el departamento de su profesor, desde que lo beso por vez primera y desde que pudo saborear los encantos de tan irresistible hombre. Desde un principio, para la chica, todo lo que había sucedió, parecía un sueño, pues tener sexo con su profesor de música no era algo que estaba en sus planes, tal vez si en sus fantasías, pero nunca creyó que se volverían realidad.

Debía admitir que nunca antes se había sentido tan plena, la "relación" que llevaba junto con Sesshomaru, la hacía sentiré mejor que nunca, lo suficiente que comenzaba a notar algo entre los dos. Claro, sus encuentros eran ardientes, llenos de calor y muy sensuales pero así mismo, las conversaciones y confianza, habían avanzado, pues ese hombre no solo era bueno en la cama sino también, para manejar una buena charla.

Rin nunca habría imaginado lo que le pasaba, mucho menos lo que le pasaría. Su mente se encontraba en una nube, su cuerpo completamente atraído por el de Sesshomaru y su corazón, comenzaba a enraizarse en un solo ser. Lo curioso era, que ella no estaba enterada de ninguno de sus síntomas. Eso complicaría su situación en el futuro.

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