Lazo

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Sesshomaru lo sabía, aunque nunca lo había escuchado de su parte, sabía que ella lo amaba, sus acciones, su mirada, su manera de tratarlo, eran suficientes para darse cuenta. Pero aun así, el haberlo escuchado de su boca, era increíble, de hecho, nunca se hubiera imaginado que escuchar un "te amo" de Rin, le fuera a causar tanta felicidad.

Esa noche, era la primera que recordaba, en donde se había dormido, con una sonrisa en su rostro.

Entonces, de pronto, abrió los ojos, volteo a su lado, pues fue ella la primera a quien busco, pero, para su sorpresa Rin no estaba. Escucho ruido en la cocina así que de inmediato dedujo que ahí se encontraba  de ella, sonrió para sí, volteo alrededor y examinó cada centímetro de su habitación. Efectivamente estaba lleno de arreglos de flores, más que nada de esas peonias rosas.

Su habitación refleja completamente su personalidad, una chica dulce, femenina y muy inteligente, pues tenía un estante exclusivo con todos aquellos libros que había leído, entre ellos los tres tomos de Wil. Se levantó de la cama, se vistió solo con lo necesario, salió de la habitación y efectivamente ahí estaba Rin, terminando de preparar el café.

La contemplo de arriba abajo, vestía una bata rosa, lo suficientemente coqueta para que fuera algo que usaba para dormir. Se acercó en silencio y sorprendiéndola, el abrazo por la espalda.

- ¡Buenos días! – le susurró al oído, acompañado de pequeños besos que depositaba entre su cuello y mejilla

- ¡Buenos días! – respondió ella, entre risitas – Planeaba llevarte un café a la cama – comentó

- ¿Y planeabas llegar usando esto? – pregunto, indicándole la bata que vestía

Rin levanto una ceja, al instante no entendio a que se referia, hasta que Sesshomaru agregó:

- Te vez hermosa… ¿Así duermes cada noche?

- ¿Quieres averiguarlo? – dijo coqueta, mientras le acariciaba el pecho

El hombre sonrió pícaro, justo después, tomando de las caderas a la chica, la levanto para sentarsela en la mesa. Se coloco en medio de sus piernas y con veracidad comenzó a besarla, entonces sin espéralo, agregó:

- ¿Es un sí? – ella dudo - ¿Quieres ser mi novia Rin?

Sesshomaru no era el tipo de hombre que preguntara ese tipo de cosas, mucho menos a esas alturas cuando ya era claro que estaban en una relación pero… Rin por el contrario, apreciaba ese tipo de gestos, esas palabras, esas preguntas, que aunque ya no se consideraba necesario, para ella significaban mucho.

Tal vez, como lo había dicho Kagome, era anticuado y a su edad un poco infantil, pero no le importo, porque haberlo escuchado, había valido completamente.

Conmovida por su gesto, sonrió emocionada y tomándolo del rostro, le respondió entre risitas:

- Sí, claro que si – después de eso, continuaron besándose.

Estaba claro, ese fin de semana, no saldrían del departamento.

En efecto, aquella noche, más que especial, había sido el inicio de una relación entre Rin y Sesshomaru. Pues habían dejado atrás, la pasión, el deseo, las apariencias y todo aquello que había existido en la universidad. Así mismo, el cortejo, las miradas, las palabras, la paciencia, habían dado fruto para dar el siguiente paso, pues más que nunca, ambos se sentían preparados, firmes y seguros de su relación.

Su rutina no cambio en mucho, Sesshomaru seguía esperándola cada tarde, justo frente al edificio donde Rin trabajaba, las flores, solo por la constante insistencia de la castaña, dejaron de llegar cada día, pero eso no significo que hubieran desaparecido, pues el peli plateado seguía teniendo esos encantadores detalles.

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