————————PRÓLOGO
Prólogo————————
UNOS PASOS RESONABAN POR TODO el pasillo de la mansión, creando cierto eco por el material con la que la edificación estaba construida. La melena platinada se mecía de lado a lado con cada movimiento, como si fuera alguna especie de péndulo. Algunos retratos murmuraban al verla pasar, pero ninguno habló con ella ni la muchacha les dirigió la mirada. No tenía tiempo de entretenerse para escuchar los chillidos de sus antepasados, aquellos que más odiaba, solo por ser como era.
Dianne detuvo sus pasos delante de un amplio cuadro, el cual estaba tapado con una sábana de color gris ceniza. La agarró con dos dedos y, de un rápido movimiento, lo destapó. Dio un paso hacia atrás y observó el cuadro, sus ojos verdes recorriéndolo por completo, mientras aguardaba el movimiento de la persona que estaba allí retratada. A veces se hacía de rogar, en especial con ella, pero ya sabía manejar su curioso humor.
—Te he visto parpadear—señaló Dianne, aplanando los labios unos segundos—. Deja de fingir que eres un cuadro pintado, haz el favor.
Una sonrisa surcó las facciones pálidas del hombre frente a ella. Lo vio mover las manos hasta sus rodillas, mientras se acomodaba en otra posición, sin dejar de mirarla. Aquellos ojos grises, que tan familiares le eran, la observaban con un sentimiento que no predominaba demasiado en su familia. De hecho, por un instante, olvidó que era un cuadro y su mente la traicionó, haciéndola creer que él era real. Pero no era así; el hombre frente a ella estaba muerto, y no podía hacer nada para remediarlo.
—¿A qué debo tu brillante visita—cuestionó el hombre, con voz ronca pero armoniosa. Estaba cargada de sabiduría, aunque su mueca estaba distorsionada en una sonrisa sarcástica. Una que la muchacha frente a él conocía muy bien—, mi pequeña estrella?
—Cumplí quince—le recordó la muchachita, como si ya hubieran tenido esa conversación anteriormente—, y quiero que convenzas a mi madre de que me deje ir a verlo.
—Estrella...—comenzó el hombre.
—Por favor—lo cortó ella, dejándolo algo pasmado—. Necesito verlo, de verdad que sí. Me voy a volver loca de remate si no voy a verlo. ¡Tres meses en esta casa, sin ver la luz! ¿No me ves cara de loca?
Orión Black observó a la pequeña rubia frente a él, aplanando los labios. La muchachita lo llevaba visitando todo el verano, insistiendo con la misma idea día tras día, tratando de comprarlo con aquella expresión de linda muñeca, de alguien que no había roto un plato en su vida.
—Sabes que no queremos que vayas allí, estrella—replicó el hombre, con el ceño fruncido—. No es un lugar adecuado para una muchachita como tú.
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Dianne y el prisionero de Azkaban³
Fanfiction★ 𝟎𝟎𝟑.𝐃𝐈𝐀𝐍𝐍𝐄 𝐘 𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍𝐄𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐙𝐊𝐀𝐁𝐀𝐍 🐍| Con su vuelta a Hogwarts para tercer año, Dianne comienza a destapar secretos sobre ella misma. Secretos que no sólo le influirán a su persona, sino a cierto pelinegro de oj...