xii. Él está cerca

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CAPÍTULO DOCE 
Él está cerca

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DRACO VOLVIÓ A CLASE A LA última hora de la mañana del jueves, justo cuando Slytherin y Gryffindor estaban en mitad de la clase de Pociones, la cual duraba dos horas

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DRACO VOLVIÓ A CLASE A LA última hora de la mañana del jueves, justo cuando Slytherin y Gryffindor estaban en mitad de la clase de Pociones, la cual duraba dos horas. Entró con aire arrogante en la mazmorra, con el brazo derecho en un cabestrillo y cubierto de vendajes. Se comportaba como si fuera el heroico superviviente de una horrible batalla, comportamiento que le daba a su hermana pequeña verdaderas ansias de golpearlo. Pero, luego de lo que había hecho por ella la noche anterior, estaba teniendo más paciencia con él.

Dianne le había contado lo ocurrido a las hermanas Greengrass, quienes no salieron de su estupor durante unos cuantos minutos, tantos que la rubia llegó a pensar que les iba a dar algo. Daphne llegó a la conclusión de que al Niño Dorado le había pasado algo para comportarse de aquella manera, puesto que no era nada habitual en él hacer todo aquello. Todo el mundo sabía que Cedric era bastante más suave que la mayoría de chicos de Hogwarts, era un hecho, así que su comportamiento no estaba para nada justificado. De hecho, la mayor de las Greengrass empleó el término, <<hechizado>>, para razonar todo lo que había pasado. Y, aunque Dianne no lo había pensado hasta que Daphne lo dijo, realmente tenía sentido pensar que Diggory estaba bajo el influjo de algo mágico que alterara su tranquila forma de ser.

Astoria estaba totalmente de acuerdo, e incluso mencionó que varias de sus compañeras de curso estaban pensando en conseguir alguna poción que hiciera que Cedric Diggory se fijara en ellas. Eso llevó a que las tres serpientes pensaran que algo había salido mal en aquella poción. Quizás se habían equivocado en algún ingrediente, y en vez de hacer una de amor habían hecho una de agresividad o algo por el estilo. Pero, de todas maneras, ¿por qué Diggory había ido directo a Dianne, de todas las personas que podrían haber estado por los pasillos a aquella hora?

Daphne estaba segura de que tenía una explicación y, aunque tardara en dar con ella, lo haría.  Por el momento, culparon a algún tipo de fallo en una poción de amor y a la sangre de veela de Dianne. La combinación de ambas le parecía bastante motivo para que alguien pacífico se hubiera comportado de aquella manera tan extraña.

—¿Qué tal estás, Draco? —le preguntó Pansy Parkinson, sonriendo como una tonta, e ignorando la mirad mortal que la rubia le daba. Ya era algo normal en Hogwarts saber que la chica tenía un enamoramiento muy extraño por el mayor de los platinados, algo que el propio chico usaba a su favor, a pesar de que no la tolerara demasiado—. ¿Te duele mucho?

—Sí, muchísimo—dijo Draco, con gesto de hombre valiente. Pero su hermana vio como le guiñaba un ojo a Crabbe y Goyle en cuanto la chica de aspecto de bulldog apartaba la mirada—. He tenido suerte, un poco más y podía perder el brazo....

Dianne y el prisionero de Azkaban³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora