Capítulo 01

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ㅤ¿Qué es más patético que tener veinticinco años y verse obligado a volver al colegio? Avísenme si encuentran algo porque por más que pienso nada me viene a la mente. Uno vincula la graduación con el hecho irrevolcable de no volver a pisar un instituto hasta que uno de tus estúpidos y rebeldes hijos seguramente con tantas cualidades desastrozas -cortesía de mis genes- se metan en algún lío y tengas que asistir a tapar sus idioteces. Teniendo en cuenta mi genética, tenía bastante claro que la descendencia estaba estrictamente prohibida para mi.

Entonces, ¿por qué rayos estaba de pie frente a mi antigua secundaria?.

¡Oh claro!, por culpa de mi estúpido culo pomposo que habia sido pateado tantas veces que en este momento estaba en peligro de extinción. A pesar de ser calificado como una mente brillante, mi boca se negaba a actuar con una pizca de cortesía. Las palabras salían de mis labios antes de ser procesadas por mi cerebro, lo que me había costado más de un trabajo. Mi último cargo había sido enseñando arte a niños de primaria, la falta de materiales y el abusivo uso de las aulas, me llevo a decirle unas cuantas verdades al director. Estuve sin empleo para el siguiente fin de semana.

Al parecer, por suerte para mí, la secundaria Western llevaba un seguimiento estricto de sus alumnos egresados. Lo que me llevaba a la respuesta de por qué estaba allí. Cuando el director Mark fue informado sobre mi falta de talento para conservar un empleo, me ofreció un contrato de prueba de seis meses como profesor de artes. No era mi mejor opción realmente, el lugar estaba lleno de bonitos retoños con padres forrados de dinero que podrían meterme en líos con solo chasquear sus dedos, pero no veía ningún otro camino. Además, trabajar en este lugar bañaría mi currículum en oro para los demás centros de educación por lo que al salir no me faltarían ofertas de otros lugares.

La secundaria Western, además de ser uno de los edificios históricos más atractivos de Corea del Sur, también era de los más prestigiosos dentro del ámbito educativo. De este lugar era de donde salían todos esos brillantes cerebritos que luego se internaban en laboratorios donde creaban curas para enfermedades seguramente nacidas de las mentes antes que ellos, artistas con altas probabilidades de ser el próximo Van Gogh, músicos que seguramente crearían melodías que competirían con las más finas sinfonías, los idiotas pomposos con papis con tanto dinero como para pagar un lugar aquí dentro y gente como yo -aún sin calificación por causas obvias-.

Acomodando la mochila con mis pertenecias sobre mi hombro, caminé por el pequeño camino pavimentado hacia las grandes puertas de roble del enorme edificio.

Mi paso cansado y demasiado derrotado para mi edad me llevaron con lentitud hacia la entrada, el sonido de las rueditas de mi equipaje volviendome loco a cada metro que avanzaba. Dios sabía que no quería volver a ese lugar, mi vida habia sido una real tortura durante mis años de secundaria. Repitiéndome una vez más los porques de mi decisión, levanté la mano y empujé la puerta, encontrandome cara a cara con un hombre robusto que actuaba de portero.

«Hablando de personas que se quedan en el pasado».

BamBam, como el hombre se identificó, me informó que no podía vagar por los pasillos a mi voluntad por lo que me ví obligado a esperar al que sería mi guía, de pie en la puerta. No pasó mucho tiempo para que mi nombre resonara en los enormes y abovedados pasillos del instituto.

–¡Señor Bang!

Un pequeño pelinegro con aspecto de niño se apresuró hacia mi, tropezando con sus pies cada pocos pasos mientras me sonreía. Al parecer la torpeza no era un punto negativo dentro de las peticiones de ingreso a Western.

–Siento haberlo hecho esperar. -Se disculpó.

Su voz bastante delicada que se aferraba a sus palabras combinaba perfectamente con su pálida piel y sus pequeños ojos cafés, lo cuál me hizo sonreír involuntariamente.

梦 𝗜𝗻𝘁𝗼𝗰𝗮𝗯𝗹𝗲 | 𝘊𝘑 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora