Capítulo 20

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SEUNGMIN.

Dejandome caer sobre mi culo, miré a mi alrededor con fastidio. Odiaba trabajar, no me avergonzaba admitirlo. Mamá tenía dinero y me llenaba de lujos y comodidades, por lo que nunca había movido mi culo más que para aceptar uno de sus cheques o sacar una de mis tarjetas de crédito. Esta mierda de pintar paredes estaba por lograr que perdiera la cabeza. Además, habia descubierto que realmente no servia para esto.

Miré a Changbin al otro lado de la habitación y estreché los ojos hacia él, imaginándome que su cabeza estallaba como un volcán. Por más que me concentré en ello, nada sucedió y eso solo lograba que mi irritación creciera. Todo eso había sido su culpa, no era justo que a él le fuese tan bien en esto de las reparaciones. ¡Él tambien era un nenito de papá! No se valía. 

— ¡Seungmin! —La voz de Jeongin gritando a mi derecha casi rompe mi tímpano.
 
— ¡¿Qué?!

— ¡Ponte a trabajar, el profesor Seo está haciendo todo el trabajo por ti! —Se quejó. 

Lo miré mal, enseñándole mi dedo medio mientras me dejaba caer sobre mi espalda. Me importaba una mierda si Changbin tenía que meterse un pincel en el culo para poder terminar a tiempo, se merecía pasar un poco de trabajo luego de todo lo que le habia hecho a Chan durante la secundaria. Además, tenía mis propias cuentas pendientes que cobrarle. 

Changbin había sido mucho más que un simple abusador, era un hijo de perra de primera. Había pensado que me libraría de él luego de la graduación, bastante tenía con haberlo soportado tanto tiempo. ¿Ahora también tenía que hacerle el favor de alivianarle el trabajo? Ni de broma, tal vez si tenía suerte los químicos de la pintura le harían mal. 

— ¿Seungmin? —El rostro de Jeongin apareció frente a mi cuando se dejó caer en sus rodillas. 

— ¿Mmm?

— Levántate y ponte a trabajar. —Pidió.

Volteando la cabeza, lo miré directamente. Estaba cerca, tanto que podía ver perfectamente los descoloridos lunares sobre su nariz y mejillas, resaltando sobre su pálida piel. Las largas y espesas pestañas azabache eran casi invisibles a distancia pero mirándolo de cerca, se podían ver perfectamente haciendo que el azul de sus ojos fuera más impresionante. Sus labios, apretados en una mueca de fastidio, se veían suaves y besables.

Sonriendo, coloqué mi mano en su nuca y tiré de él hacia abajo con un poco de brusquedad. El niño no esperaba el movimiento por lo que no debí usar mucha fuerza para que se acercara. Subiendo la cabeza, pegué mis labios a los suyos rápidamente sin darle tiempo a apartarse. El chico se congeló por un segundo pero no intentó alejarse por lo que aprovechando esto seguí con el beso, aprovechando un pequeño gemido de su parte para colar mi lengua dentro de su boca.

Jeongin sabía dulce, a inocencia. Sabía que el chico no había sido besado muchas veces antes gracias a la forma torpe en la que intentaba seguir el beso. De igual manera me parecía tierno el entusiasmo del niño por intentar seguirme el paso. Cuando el oxígeno fue estrictamente necesario, me separe suavemente, dejando pequeños besos sobre sus labios. Le había robado un beso, debía al menos compensarlo por ello. 

— ¿Por qué hiciste eso? —Jadeó, mirándome con las mejillas sonrosadas.

— Porque creo que eres lindo. —Susurré.

El sonrojo se intensificó—. ¿Gracias?

— ¿Al menos te gustó? —Asintió rápidamente, apartando la mirada avergonzado. Sonreí—. ¿Te habian besado antes, Yang?

Si era posible, el sonrojo se profundizó aún más mientras el chico lanzaba una mirada en dirección a Changbin, quien nos estaba fulminando con la mirada desde el otro lado de la habitación. Volví a mirar al pelinegro, elevando una ceja en su dirección. El chico solo sacudió la cabeza rápidamente, levantándose.

— Ponte a trabajar, ¿si? —Pidió—. El profesor Bang me pidió que te vigilara y se enojará si ve que no estás haciendo nada. 

Lo miré un segundo, viendo el nerviosismo del chico antes de asentir—. Está bien. —Me levanté, tirándole nuevamente mi lado con un brazo. Jeongin era unos cuantos centimetros más alto que yo pero no me costó mucho llegar a sus labios y dejar un beso rápido—. No dejes que Seo te fastidie, es solo un idiota. Además, besa horrible.

— ¿Cómo lo sabes? 

— Confia en mi, lo sé. —Aseguré antes de voltearme y tomar uno de los rodillos para seguir pintando. 

Poniendo más pintura blanca en el mismo, comencé a pintar el trozo de pared que me faltaba, sintiendo la mirada fija de Changbin sobre mí. El chico prácticamente estaba cavando un hueco en mi nuca y no sabia si era porque había besado a su nueva conquista o porque le molestaba que yo hubiese besado a otra persona. 

Si, el hijo de perra había sido un maldito posesivo desde que tenía memoria. Más aún si era algo que él ya había tenido y le había gustado. Si, me había acostado con Changbin durante la secundaria pero la relación era enteramente sobre sexo y luego de que Chan me había dicho sobre su enamoramiento, había cortado todo trato con el castaño.

Podía ser una puta, pero no era un mal amigo.

Ahora, Changbin parecía estar intentando todo lo posible por recuperar esa relación de intereses. Lástima que ya no estuviese para ello. Me gustaba tener relaciones, eso era algo que no podía negar pero había veces en las que me hartaba la soledad que sentía cada vez que volvía a mi departamento. Deseaba algo real y aunque la tentación de caer con Changbin nuevamente era fuerte, iba a hacer todo lo que estaba en mi mano para evitarlo. 

— ¿Qué estas intentando hacer? —La voz de Changbin detrás de mi me hizo dar un salto del susto y espantó mis pensamientos.

— Pintar la maldita pared. —Mascullé—. Sabía que eras tonto pero pensé que al menos podías con los razonamientos básicos.

— Sabes que no hablo de ello —Gruñó—. ¿Por qué besaste a Jeongin?

— ¿Por qué no? —Repliqué—. A él le gusto, a mi me gustó. No le veo nada malo. 

— Es menor de edad.

— No pareció importante cuando tu lo besaste. —tiré el anzuelo.

— ¿Te lo dijo? —Pop, el pecesito por la boca muere.

Sonreí—. No pero tu sí, gracias por ese dato. 

— Hijo de perra. —Masculló.

Antes de que me diera cuenta me había rodeado con sus brazos y parecía a punto de besarme. ¡Aja, así que el bastardo quería jugar a dos puntas! Podía ver los celos sobre mí, pero la forma en que habia hablado sobre Jeongin me decía que el niño también le gustaba. Perfecto, esto me daba el juego perfecto para cobrarle todas juntas. Lo que le hizo a Chan y el haberme humillado con sus amigos en la secundaria. Jamás iba a olvidar las asquerosidades que me decían o me invitaban a hacer.

Seo Changbin había arruinado mi reputación y aunque era un hijo de perra sexy, no había manera de que dejara pasar eso sin una venganza. Además, me ayudaría a mantenerme alejado de la tentación que representaba. 

Sus labios se acercaron a los míos y reaccionando por puro instinto, subí una pierna y clave mi rodilla en su centro, logrando que me soltara con un jadeo. En el momento que me vi libre, subí el rodillo empapado en pintura y lo aprete sobre su cabeza, arrojando todo el líquido sobre su cabello. 

La mala mirada que me dio, me dijo que esto recién había comenzado.  

梦 𝗜𝗻𝘁𝗼𝗰𝗮𝗯𝗹𝗲 | 𝘊𝘑 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora