Capítulo 32

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SEUNGMIN.

Sentándome en el borde del sofá, me pasé las manos por el rostro y miré alrededor. La palidez de los hospitales siempre habia logrado que me sintiera mal, tres días en el maldito lugar comenzaba a enfermarme. Aun no podia creer que casi habia perdido a Chan por culpa de un imbécil al que jamás deberían haberle dado un jodido auto. Si hubiese podido atrapar al desgraciado, seguramente le habría sacado los ojos.

Tomando un respiro, dirigí mi mirada hacia la forma dormida del castaño e hice una mueca.

El chico se veía mucho mejor ahora pero aún no había despertado y eso no ayudaba a calmarme. Necesitaba un punto de luz dentro de todas las cosas que habian sucedido a mi alrededor, solo un poco de paz para que pudiese volver a respirar con tranquilidad.

La puerta de la habitación se abrió y Jeongin entró por ella con una sonrisa cansada. Traía una taza de café en cada mano y una bolsa de papel, su camisa estaba arrugada y su cabello desordenado, aun así se veía increible mientras se acercaba a donde estaba y me tendia uno de los vasos—. Conseguí café que no tiene gusto a pies.

Sonreí, dandome cuenta de que el protector de calor en el mismo decia que pertenecian a la cafeteria cercana y no a la del hospital—. ¿Caminaste hasta la cafeteria, en medio de la noche, para traerme café?

—El café de aquí es una mierda, no podía dejarte beber eso por más tiempo.

Una expresión tonta se instaló en mi rostro cuando lo miré. Jeongin se sentó a mi lado, dejando un pequeño beso en mi nariz que me hizo reir—. Gracias.

—Toma —me tendio la bolsa de papel—. Come algo.

—Pero no...

—Come —repitió, dandome una mirada preocupada—. Sé que no has comido nada desde la mañana, esto no es mucho pero al menos servirá por ahora. Prometo llevarte a desayunar en cuanto salga el sol.

—No es necesario. —aseguré.

Él me sonrió nuevamente, sus ojos brillando—. Dame el gusto, ¿si?

Asentí suavemente, mi mirada se dirigió a la puerta cuando una enfermera entro y se acercó a donde Chan estaba. No pude controlar mi boca de hacer la misma pregunta que siempre hacia cada vez que alguien del personal medico se acercaba—. ¿Cuando despertara?

—Lo hará cuando este listo —contestó con tono amable, anotando algo en su planilla rapidamente antes de voltearse y perderse por donde habia llegado. 

Dejé caer la cabeza hasta que mi barbilla tocó mi pecho. La mano de Jeongin masajeó mi cuello—. ¿Estás bien?

—Ellos no me dicen nada —susurré—. Solo siguen repitiendo que despertara cuando este listo pero él no lo ha hecho y... Dios, solo quiero que me de una señal para saber que realmente esta bien.

—Él estará bien, solo debes ser paciente.

—No puedo ser paciente —giré el vaso entre mis dedos y lo miré—. Si él no despierta pronto... no tengo idea de a donde llevaron a Hyunjin, Jeongin, no sé donde buscarlo y él enloquecerá cuando lo sepa.

—Se lo llevó su familia, tu no pudiste hacer nada para detenerlos y él tampoco habría podido —me recordó con voz suave, sus dedos aun trazando patrones sin sentido en mi cuello—. Hyunjin es menor de edad y ellos tienen su custodia, nadie podría haberlos detenido de llevarselo.

Asentí, comprendía eso pero no me hacía sentir mejor—. Podria haber hecho un escándalo, eso hubiese funcionado.

—Si, para que nos corrieran del hospital. Eso no habria impedido que se lo llevaran. 
Bebí un trago del café, sintiendo el líquido amargo bajar por mi garganta—. Y como si eso fuera poco, debo decirle tambien sobre su pierna y su falta de trabajo.

—Creo que él ya se imagina lo del trabajo.
 
—Supongo, al menos el director prometió no divulgar nada de lo que habia sucedido, ellos hasta lo cubrieron diciendo que llevaba a Hyunjin al medico para un chequeo de emergencia. Podrá conseguir algun empleo cuando salga de aquí.

—Eso es genial.

—Si, tal vez eso lo ayude a superar el hecho de que tendrá que vivir con una cojera el resto de su vida. —sacudí la cabeza—. ¿A quien engaño? Él estará enojado con todo el mundo cuando despierte, solo Hyunjin podría calmarlo y él ni siquiera esta aquí.

—Ven aquí, hermoso. —dejando los vasos de café en el suelo, me jaló a su regazo y me envolvió con sus brazos—. Todo saldrá bien, ¿si? Enfrentaremos las cosas a medida que pasen, ahora solo debes esperar hasta que él despierte y luego veremos lo que sucede.

—Es que...

—Shh —guió mi cabeza a su hombro, arrullandome suavemente—. Debes calmarte, todo saldrá bien.

Hundiéndome en el calor de su cuerpo, deje que su suave perfume amaderado me envolviera mientras escuchaba su voz, con ese acento que me encantaba, murmurar palabras de consuelo en mi oido. Adoraba eso, en esos tres días se habia vuelto una de mis cosas favoritas y Jeongin parecía disfrutar de ello.

El sonido de mi telefono me sacó de mi estado de ensueño. Alcanzándolo, miré la pantalla e hice una mueca mientras cortaba la llamada—. Changbin va a volverme loco —susurré—. Ese chico no entiende las negativas.

—¿Realmente lo dejaste?

Lo miré, notando la expresión curiosa en su rostro—. Si —asentí—. Seo y yo no somos compatibles, no lo fuimos hace nueve años y no lo somos ahora. Él me lastimó de una forma en que jamás podré sanar totalmente ni perdonarlo.

—¿Que fue lo que te hizo? —pregunto antes de girar sus labios hacia adentro—. No debí haber dicho eso.

—Esta bien —me encogí de hombros—. Cuando ibamos a la secundaria, teniamos una relación extraña. Al principio estaba bien con ella, era solo sexo, él no daba señales de que sabia de mi existencia fuera de la habitación y eso estaba bien para mi. Pero las cosas se pusieron feas cuando sus amigos empezaron a atacarme.

—¿Atacarte? ¿Como?

—Me insultaban, me golpeaban y hacían mi vida imposible, basicamente eso —apoye mi cabeza en su pecho nuevamente, intentando no dejarle ver lo mucho que me afectaba—. ¿Sabes? En ese momento realmente pensé que lo amaba, me dolió mucho el ver que dejaba que todo el mundo me hiciera ese tipo de cosas, a veces hasta se sumaba a los insultos y abusos. 

—¿Seguiste con él luego de que empezara a hacer eso?

Sentí mis mejillas arder por la verguenza, mis ojos se llenaron de lagrimas—. Te lo dije, pensé que estaba enamorado, fui un idiota y deje que él me usara como todos los hombres de mi vida. 

—Todos los hombres anteriores —inclinó mi rostro hacia el suyo, dejando un suave beso en mis labios. 

—¿Te quedarás conmigo?

Él sonrió—. Estaré contigo mientras me quieras, ¿recuerdas?

—Estaré contigo mientras me quieras —susurré la misma promesa, viendolo directamente a los ojos. 

𝗜𝗻𝘁𝗼𝗰𝗮𝗯𝗹𝗲 | 𝑪𝑱 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora