Capítulo 14

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Al día siguiente desperté tarde y con los brazos vacíos. Con un suspiro frustrado, me levanté de la cama y me di un baño, evitando pensar en el tema de Hyunjin antes de apresurarme a vestirme y salir de mi habitación para poder llegar a mis clases. Choque de frente con Jeongin cuando sali por la puerta de mi habitación.

—¡Mierda, deja de hacer eso! —gruñí.

—¿Yo que culpa tengo de que siempre esté apurado? —se defendió el pelinegro—. Venía para verificar si se encontraba bien y comunicarle que sus alumnos lo están esperando en el aula.

Fruncí el ceño, mirando mi reloj—. ¿Ya? —jadeé—. Aún faltan diez minutos para que toque el primer timbre.

—Felicidades —me dio una falsa sonrisa—. Parece que los cautivo, profesor Bang.

—No seas sarcástico conmigo, niño renegado. —comence a caminar por el pasillo, escuchando sus pasos apresurados detrás de mi—. ¿Por qué mis alumnos ya estan en el aula?

—No lo sé —aceptó—. Según lo que pude averiguar, ninguno de ellos quiere que lo repruebe y como les ha demostrado que es un hueso duro de roer, están esforzandose.

—No confío en eso. —lo miré sobre mi hombro—. ¿Que más has escuchado?

—Nada —salimos del edificio de habitaciones en ese momento y me apresuré por el pasillo que conectaba ambas edificaciones. Jeongin se puso a mi lado—. ¿Por que desconfía?

—¿Desde cuando un adolescente de diecisiete años se esfuerza en algo? —elevé una ceja.

—Tengo diecisiete y me he esforzado en todas mis materias, por eso mis notas son excelentes.

—Tú no cuentas.

—¿Por que? —chilló.

—Porque tue eres raro. —reí mientras doblaba un pasillo, deteniéndome en seco ante la imagen—. Joder, dime que no es verdad.

—¿Que sucede? —preguntó el chico a mi lado.

En vez de contestarle, me dirigí directamente a la persona que estaba en el foco de mi visión. Tomando la parte trasera de la camiseta negra barata, del rebelde chico, lo alejé del castaño pegado en la pared dandole una mirada fulminante cuando abrió la boca en mi dirección para quejarse—. Vuelve a tus clases ahora —gruñí, asegurandome que el chico se alejara antes de girarme hacia Seungmin—. ¿Qué jodidos crees que estas haciendo?
El chico se lamió los labios y me sonrió—. ¡Channie!

—Ni te creas —puse una mano sobre su cabeza para mantenerlo en el suelo y evitar que saltara sobre mi, fulminándolo con la mirada al mismo tiempo—. ¿Qué haces aquí?

—No me llamaste —apuntó—. Te pedí que me llamaras y no lo hiciste.

—¿Quién es él? —preguntó el chico entrometido, mirando a Seungmin con curiosidad—. ¿Amigo suyo?

—Kim Seungmin —mi castaño amigo le sonrió dulcemente, extrendiendo la mano hacia Jeongin que la estrechó con desconfianza. Louis lo miró de arriba abajo, examinandolo—. ¿De Busan?

—Mi nombre es Yang Jeongin y si, soy de Busan, ¿cómo lo supo?

—Viví en Busan por dos años —sonrió—. Detecté el acento.

—Si, que bonito —ironicé, girando la cabeza de mi amigo hacia mi—. Ahora que ya se conocen, dime que haces aquí.

—Ya te lo dije —rodó los ojos—. Te pedí que me llamaras y no lo hiciste, por eso vine a verte.

—¿Si viniste a verme porque estabas besándote con un alumno? —chillé.

—Primero que nada, tenía dieciocho, vi su documento —apuntó—. Y segundo, estaba aburrido y quería olvidar que habia entrado por voluntad propia a este centro de tortura medieval que llaman escuela. —Eso no te da derecho a hacer lo que hiciste, Seungmin —gruñí—. Podrían despedirme por eso si alguien se entera.

Seungmin me dió su tipica mirada de "no me vengas con eso, zorro". Que reconocí muy bien, recordando lo que le había contado sobre Hyunjin anteriormente. Apretando mis labios en linea recta, me tragué mis comentarios.

—Así me gusta —palmeó mi cabeza suavemente—. Calladito te ves más bonito.

—¿Ch'n? —me giré a tiempo para ver a Hyunjin caminar con cautela hacia nosotros. Su mirada reboto de Seungmin a mi y nuevamente al castaño.

—¿Que sucede, Hyunjin? —pregunté suavemente.

Los grandes ojos cafés volvieron a mi y el chico comenzo a gesticular "Los demás se están poniendo nerviosos. Debes venir al salón".

—Estoy por...

—Wow, que bonito tapabocas —Seungmin se escapó por debajo de mi brazo, acercándose a Hyunjin—. ¿Tú lo pintaste así?

Hyunjin lo miró un tanto asustado pero asintió de todas maneras. Su tapabocas de hoy tenía pequeñas siluetas de pajaras de colores por todos lados, creando una bonita imagen. Seungmin tomó la fedora roja de Hyunjin y la bajó para poder ver los lunares que la adornaban.

—¡Que lindo, tiene buen gusto y no habla! —Kim me miró con los ojos enormes, su vena bromista saliendo a jugar—. ¿Me lo puedo quedar, Channie? Es perfecto para mi.

—Si lo dices porque hablas hasta por el culo, cómprate un perro, cariño —bufé.

—No puedo hacer eso —negó tristemente—. ¿Acaso no sabes que los perros y los gatos no se llevan? Con tu condición de felino en celo no podrías ir a visitarme pronto.

—Si se lleva contigo seguro puedo controlarlo. —estreché los ojos hacia él—. Ahora, ¿Quieres que te enseñe la salida o recuerdas por donde es?

Negó con la cabeza—. Que feo, Channie, tratar a tu amigo de casi una decada de esta manera — abrazó a Hyunjin, colocando la cabeza sobre su hombro y mirándome—. ¿No crees que está siendo malo conmigo, Hyunjin?

Hyunjin ni siquiera pudo contestar cuando comenzó a estornudar y se alejo de golpe del castaño, acercándose a mi lado. Aún estaba estornudando cuando pase mi brazo sobre sus hombros—. ¿Qué sucede?

—Perf'ume —dijo con dificultad, ondenado una mano frente a su rostro.

—Alejate de él, Seungmin —reí—. Le das alergia.

Seungmin frunció el ceño hacia mi, poniendo mala cara antes de pasar a mi lado directo hacia Jeongin—. Me quedo con Innie, no me importa —se encogió de hombros, abrazando al pelinegro.

—No tengo tiempo para jugar contigo, Seungmin —admití, mirando mi reloj nuevamente mientras pasaba una mano lentamente por la espalda de Hyunjin quien había apoyado la cabeza en mi pecho—. Tengo que dar una clase.

—Okey pero tengo que hablar contigo —aseguró—. Te esperare por aquí, seguro que Jeongin puede entretenerme por una hora. Trae a Hyunjin contigo —jaló al pelinegro para que comenzara a caminar por el pasillo con él—. No hagas nada que yo no haria. Espera, eso no, no hagas nada que Jeongin no haría.

—Me dejas sin opciones. —reí, recibiendo una mirada fulminante de parte del pelinegro. Una vez que se alejaron miré hacia Hyunjin—. ¿Estás bien?

Asintió "Él es raro".

—Excéntrico —corregí—. Pero buena persona.

"¿No le agrada el profesor Seo?" gesticuló.

—No —fruncí el ceño—. ¿Cómo lo sabes?
Señaló hacia donde Seungmin se alejaba y pude ver el momento justo en que el chico golpeaba a Changbin quien seguramente lo había visto desde su salón y habiya salido, con un borrador en el centro de la frente.

Reí entre dientes, dejando un pequeño beso en la frente de Hyunjin—. Vámonos de aquí antes de que terminemos involucrados.

Asintió, deteniendose antes de llegar a la puerta—. ¿Se'ngmin gusta Ch'n? —preguntó con esfuerzo, por lo que tuve que inclinarme para escucharlo.

—No lo creo —sacudí la cabeza—. ¿Por qué?
—Ch'n de Hyunjin —me apuntó a mi y luego a él—. N'o otro. Hyunjin.

Dicho eso se volteó y entró a la clase, dejándome parado en el pasillo escuchando los gritos escandalizados de Seungmin mezclados con los de Changbin. Vaya modo de empezar la mañana. 

梦 𝗜𝗻𝘁𝗼𝗰𝗮𝗯𝗹𝗲 | 𝘊𝘑 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora