ㅤEntré a la sala de profesores a la hora del almuerzo, luego de dictar tres largas clases de, básicamente, lo mismo. Había sacado a cinco alumnos y tres pertenecían a la misma clase, sabía que esos tres volverían sólo por el simple hecho de que les gustaba causar problemas. Pude ver sus sonrisas estúpidas mientras tomaban sus cosas y salían, los tontos se creían algún tipo de héroe al atreverse a ir contra la autoridad. Veríamos si seguían sonriendo cuando se vieran obligados a quedarse durante el verano para dar el examen de mi clase.Dejando mi mochila sobre una de las sillas, las cuales rodeaban una pequeña mesa circular en el centro de la sala, me dirigí a la cafetera y la encendí. Habia entrado un par de veces a la sala de profesores cuando era un alumno, por lo general era mi punto de huida cuando ya no soportaba estar en los pasillos. Los profesores nunca se habían quejado de verme allí, la mayoría de las veces me ignoraban. La profesora Dahyun habia sido mi preferida, era una mujer simpática de cabello largo, que parecía siempre tener una frase amable que decirme. No tenía ni idea de que había sucedido con ella luego de que me graduara pero me hubiese gustado tenerla allí para darme un poco de aliento, ni siquiera había pasado un día entero y ya sentía como si me fuera a explotar la cabeza.
Dejando caer la cabeza hacia delante, intenté pensar en lo positivo del trabajo y aferrarme a ello. Si no podía resistir un día, los siguientes cinco meses serían como una tortura china personal para mi. Además, siempre era preferible ser profesor a terminar reponiendo cosas en una estación de servicio.
–¿Mal día? -Levanté la cabeza rápidamente, sintiendo un tirón en mi cuello ante el movimiento repentino.
Frotando el punto de dolor, observé con asombro al hombre frente a mi. Esto no podía ser cierto. Cerré los ojos un momento y volví a abrirlos en un intentó de hacer desaparecer el espejismo frente a mi, pero seguía allí de pie con una sonrisita en el rostro.
–Eso creo -Murmuré, intentando salir de mi asombro.
Estaba más alto, su cabello estaba más largo y los años parecían haber endurecido sus rasgos. Una suave sonrisa, aquella por la que luchó durante la adolescencia, ahora cubría la mayor parte de su rostro.
Su cuerpo delgado y de poco músculo, al estilo nadador, había quedado atrás siendo reemplazado por un cuerpo de gruesos músculos y firme torso. El tiempo había hecho maravillas con él, eso seguro. Ya no era un niño, no era el chico que había conocido.
Sus ojos marrones se deslizaron por mi rostro por unos segundos mientras su ceño se fruncía.
–¿Eres nuevo? -Preguntó. –No te había visto antes por aquí.
Aclarándome la garganta, miré al chico del que había estado flechado durante gran parte de mi adolescencia e intenté que el hecho de que no me recordara no me afectara.
–Sí -Asentí. –Soy el nuevo profesor de arte, hoy es mi primer día.
–Oh, claro -Dió un paso más cerca. –El director Mark me dijo que vendrías.
–Llegué ayer -Comenté, solo para decir algo.
–Espero que te hayan dado una buena bienvenida -Sonrió y tuve que alejar la mirada, intentando que ese gesto no enviara escalofrios por mi cuerpo. ¡Ya no era un adolescente, debía controlarme!
–Espanté a la mayor parte de mis alumnos -Sacudí la cabeza, mientras alcanzaba la jarra de café y servía en una taza. –Hice café, ¿quieres?
–Si, claro -Aceptó y esperó pacientemente a que le pasara su taza antes de sentarse frente a la mesa y mirarme. –No creo que haya sido tan grave, los adolescentes de ahora son difíciles de espantar.
Me encogí de hombros, sin saber que contestar. Era extraño tener una charla con él, luego de haber fantaseado con ello cuando lo veía en los pasillos hacía varios años. Había querido tanto que me hablara cuando eramos alumnos, ahora era simplemente raro que hubiese comenzado una charla. Pero claro, él no tenía idea de con quien estaba intentando dialogar.
Seo Changbin no tenía ni idea de que estaba hablando con la persona que fue el blanco de las bromas incesantes de su grupito durante seis años de secundaria.
Como a él, los años tambien me habían cambiado. Mis grandes lentes de armazón habían desaparecido al igual que las camisas y pantalones de vestir que me había visto obligado a usar. Mi cabello había crecido, seguía siendo del mismo tono marrón pero ahora se acomodaba mejor, dándome un aire más profesional. El tartamudeo había desaparecido de mi voz, al igual que el insistente acento típico de Australia. Había intentado con todas mis fuerzas desaparecer todo lo que me recordaba al adolescente torpe que había sido.
Había dejado de ser la rata de biblioteca asustadiza hacía bastante tiempo. Pero la sola presencia del castaño hacia temblar los muros que tanto tiempo me había costado construir.
–Disculpa, pero... -Miré al pelinegro, saliendo de mis pensamientos
–¿Te conozco?Changbin parecía confundido, mirándome como si realmente intentara recordar algo pero se le escapara. Me encogí de hombros.
–Ni siquiera me he presentado, lo siento -Sacudió la cabeza, antes de sonreírme extendiendo su mano hacia mi. –Seo Changbin, soy el profesor de biología.
Estrechando su mano, dudé un segundo antes de decir mi nombre, no tenía ni idea de si lo recordaría.
–Bang Christopher Chan.
Su mano cayó de mi agarré mientras sus ojos se abrían de par en par. Al parecer sí recordaba mi nombre. Su mirada se deslizó por mi cuerpo, mirando desde mis botas de combate, por mis desgastados jeans oscuros antes de parar un segundo sobre mi camiseta gris y chaqueta beige antes de finalmente mirarme a la cara. Su boca se abrió y se cerró varias veces, recordándome a un pez fuera del agua.
Sacudió la cabeza y volvió a mirarme. Aferrándome a mi taza de café, esperé sin mucho entusiasmo su reacción. ¿Me golpearía? ¿Diría algún insulto? ¿Se burlaría de mi como cuando eramos niños? No tuve que averiguarlo, ya que cuando al fin parecía decidido a decir algo un suave golpe cayó sobre la puerta.
Dejando mi taza sobre la mesa, atrapé la vía de escape que quién fuera que hubiese llamado a la puerta me hubiese dado, y me dirigí a abrirla.
Mi boca fue la que se abrió en shock cuando vi lo que habia del otro lado.
–¿Qué te sucedió? -Susurré mientras tomaba suavemente la mano de Hyunjin y lo jalaba dentro de la sala.Estaba bañado en pintura de colores de los pies a la cabeza. Su fedora roja habia desaparecido, al igual que su tapado oscuro pero tenia la impresión de que el temblor de sus manos no se debía al frio. Su cabello rosa estaba humedecido en pintura amarilla, su ropa se pegaba a su cuerpo de forma alarmante como si alguien se hubiese tomado el trabajo de abrir la tela para arrojar pintura dentro.
Sus ojos cafés estaban llenos de lágrimas y vergüenza cuando lo obligué a subir la mirada. El tapabocas había corrido con la misma suerte que su ropa pero los dedos marcados allí me dijeron que el castaño había intentado protegerlo.
–¿Qué sucedió? -Volví a preguntar, con voz suave.
"Dijeron que me habían visto hablar contigo, que me había convertido en tu favorito" gesticuló con las manos "Como tal, seré quién pague"
–¿De qué rayos hablas? -Quitando los cabellos adheridos a su rostro, lo miré directamente.
"Pusiste en ridículo a Minho" respondió "Yo pagué por ello".
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梦 𝗜𝗻𝘁𝗼𝗰𝗮𝗯𝗹𝗲 | 𝘊𝘑 ✓
Fanfiction𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻 !! 𝗰𝗵𝗮𝗻𝗷𝗶𝗻 / 𝗵𝘆𝘂𝗻𝗰𝗵𝗮𝗻 | hwang hyunjin × bang chan ㅤ-» No existe ninguna regla establecida más allá de las que la sociedad impone día a día. Pero hay una que los alumnos se han encargado de pasar de boca en boca. ...