En algún lugar de una isla paridisíaca se encuentra una hermosa mujer acostada en una tumbona, la suave brisa acaricia su cabello negro azabache y de lejos escucha la risa de sus hijos haciendo que se incorpore para observarlo jugar en la arena, su pecho se comprime al ver a su pequeño guerrero reir y se levanta para ir a jugar con ellos solo que unas manos fuertes la agarran de la cintura haciendose sentar en las piernas del hombre que apoya su barbilla en el hombro de Rachel y acaricia su vientre.
-¿A dónde vas nena?
-A jugar con mis hijos ministro-dice llevando su mano hacia el cabello de Christopher y acariciarlo en el proceso.
-¿A caso lo hiciste tú sola?- pregunta agarrando su rostro para girarla conectando sus miradas.
Rachel se rie y Christopher no se contiene en capturar sus labios y besarla como solo él puede, años y años la lascivia sigue presente y parece que el deseo nunca se apagara. El beso es interrumpido por unas pequeñas manos en las piernas de Rachel haciendo que esta se separe con una sonrisa del nuevo ministro para luego levantarse y agarrar en upa a su guerrero que enseguida pasa sus manos por sus hombros reclamando su atencion haciendo que Christopher lo observe con el ceño fruncido.
-Es mia- le dice a su hijo, agarrando de nuevo la cintura de Rachel sentandola en sus piernas, con el peso adherido de su hijo, pero el es un hombre fuerte que puede y más.
-¿Por qué están sin mi? Haceme espacio cabezota- dice Milenka apretando sus labios al subir por la pierna de Christopher para sentarse en la pierna donde no esta Rachel y Owen. -Faltara espacio para uno más- dice Rachel apreciando a su familia que tanto ama y que sin ellos sentido a su vida no tiene.
-Pongo a Milenka en el hombro y en el brazo disponible agarro al nuevo bebe-dice Christopher que con una vuelta deja colgando a Milenka en su hombro haciendo que esta se enfade.
-Pon a Owen mejor- el mencionado niega enseguida apretando el agarre que tiene sobre su madre.
-Yo me quedo aquí- dice escondiendo su cara en el cuello de Rachel haciendo que esta se ría.
-Niño es mi mujer, buscate otra -Christopher trata de separarlo, no quiere que dependa de su madre empezando que es su mujer y tiene que estar para el primero, luego sus hijos.
Primero lo conocio a él.
-Espero que el nuevo bebe no sea tan posesivo como ustedes- dice Rachel negando con su cabeza divertida mirando hacia su pequeño vientre abultado de cuatro meses.
-¿Hablaste tóxica?-le contesta su esposo con una ceja enarcada.
Los mellizos se rien como cada vez que se pelean y es que el matrimonio no necesita mucho para pelear, pero como cada discusión esta la reconcilación lujuriosa y esta la sospecha de que pelean a proposito, porque mejor se entienden en la cama que con palabras.
Rachel se hace la desentendida mordiendo sus labios acercandose a su marido, que ama cada día más y juntan su nariz acariciandola en el proceso.
Christopher odia las cursilerias y actos demostrativo, eso es algo que el demuestra porque por dentro su corazón late rápidamente por el afecto de Rachel mirandolo siempre a los ojos haciendo que se pierda en el azul de su mirada queriendo un minuto más.
Autora: Mely Campos