GEMA
Despierto en una bóveda oscura, desorientada, atada a una silla. La humedad es visible en todo el lugar, así como la suciedad.
Por mi pie pasa una rata y suelto un chillido, esas bestias asquerosas jamás me han gustado.
-Despertó la bella durmiente.-Una voz que no reconozco habla alegremente.
-¿Quién eres? ¿Dónde estoy? Qué quieres de mi?
-Veo que no era mentira lo que decían, "la viceministra Gema Lancaster no cierra la boca, habla hasta por los codos, es desesperante"
-Mientes, nadie diría algo así de mi. Soy jerarca y todos me aman.
-Tanto que me pidieron te hiciera sufrir mucho mientras llegan.
-¿Llegan quiénes?
-Todo a su tiempo, viceministra.-El tono de burla con el que habla no pasa desapercibido.
-Deben estar buscándome, Chris y Bratt no me dejarían aquí.
-Oh, tranquila, tu patético intento de ministro se encuentra con nosotros.
El terror se apodera de mi, Chris debe estar buscándome, me ama y sé que está desesperado porque no aparezco. Quiénes son ellos? Los rusos? Los italianos? No tengo ningún asunto pendiente con ellos, no les he hecho nada. Maldigo a Rachel, ella tiene la culpa de esto. Si se hubiera entregado a Ilenko o a Antoni cuando se lo pidieron yo no estaría aquí, apuesto que ahora mismo está follando con un desconocido en la cama que comparte con mi Chris. Las personas como ella no saben hacer nada más que acostarse con el primero que se les atraviesa.
-Yo no le debo nada a la mafia, así que te ordeno que me dejes ir.-El hombre se ríe escandalosamente demostrándome el poco respeto que tiene hacia mi. Esta me la paga.
-La mafia no está detrás de tu secuestro, así que te recomiendo que cierres la boca de una vez y dejes de creer que puedes darme órdenes.
-Déjame ir, no diré nada, lo juro.
-Tus promesas no valen una mierda, y si no te callas voy a ahorrarles el trabajo a ellos y te mataré de una vez.-Hago lo que dice y no vuelvo a inmutar palabra. A lo que creo que es media hora entra una mujer que identifico como Milla, pero no me sorprende. Si no estoy secuestrada por la mafia, entonces, ¿Qué hace aquí ella?
A mi cerebro le cuesta procesar tanta información. Me doy cuenta que Milla no entró en vano, trae una charola en la mano y mi miedo es tanto al ver la jeringa que yace ahí que sólo puedo mirar.
Es HACOC, me van a inyectar esa basura. Reacciono cuando se acerca pero no lo hago lo suficientemente rápido, el hombre inyecta el contenido en mi cuello y poco a poco voy cayendo en el efecto de la droga. Me destroza de adentro hacia fuera, me deja débil, medio muerta y hago las cosas que me ordenan aún cuando no quiera. HACOC modificado, es peor de lo que pensé.
No sé cuánto tiempo paso en ese estado, cuando llega la abstinencia y los efectos del HACOC se van reconozco la sangre en mis manos, mi ropa y mi cara. Estoy bañada en ella y a unos pasos está mi madre. Ocupo las pocas fuerzas que me quedan en correr hacia ella y abrazarla, está acostada, de espaldas a mi. Pero no me devuelve la acción. La volteo y lo que veo me deja paralizada.
En sus mejillas hay rastro de sangre, lágrimas de sangre. Su ropa está rasgada, sus manos mutiladas por completo y metidas a la fuerza en su boca. No tiene ojos, y su expresión es de terror puro.
El dolor azota mi pecho, una, dos, tres veces y el último golpe es el que me derriba. Lloro abiertamente viendo lo que esos monstruos le hicieron a Marie Lancaster, una mujer inocente, sin culpas, sin errores ni enemigos.
