CAPÍTULO 23

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DESEOS


Emma Williams

DÍA 5

Hoy eran unos de esos días en los que realmente me sentía bien conmigo misma olvidando por un momento la situación en la que me encontraba; mi madre aún seguía internada ya que aún no ha despertado del coma pero según los doctores va a despertar solo necesita tiempo para ello porque tuvo una conmoción cerebral muy fuerte y aunque yo diga que se levantará bien afirman que puede sufrir alguna discapacidad o, en el peor de los caso; morir al instante pero quiero pensar lo mejor.

Por otro lado, Adam ha estado viniendo a verme y eso es algo que de verdad apreció, para no decir que me hace volverme más loca por él, pero no hemos hablado de lo que sucedió hace unos días atrás; de aquel beso que le dí que él correspondió gustoso. Ese día me cuestioné muchísimas cosas luego de que salió de la habitación para volver a su casa  porque necesitaba  darse un baño "si me preguntan me pareció una excusa pobre por parte de él ya que aquí te podías balar sin ningún problema" y agradecí que se marchara porque necesitaba aclarar mi mente.

"¿Acaso debería tocar el tema del beso?"  Lo cierto era que lo último que quería hacer era abrirme de nuevo a Adam y recibir de su parte un "no siento lo mismo, solo fue un beso" así que me negaba a ser una ingenua pensando en que Adam y yo tendríamos más que un par de besos…

Me dedico a limpiar el cuerpo de mi madre con unas toallitas húmedas que por cierto, las trajo Adam, y acaricio su rostro notando que así, en este estado, se ve más tranquila que antes.
En cierto modo me sentía culpable porque para mí fue más fácil irme de casa que quedarme con ella y lamentaba que tal vez aquella decisión ahora me pesa… Amaba a mi madre, sí, a pesar de nunca darse cuenta de que mi vida era un infierno pero no la culpaba por eso "yo tampoco sabía que vivía en carne propia la traición y el miedo"

Boto las toallitas en el contenedor de basura que está junto a la cama y tomó las manos de mi madre para hablar con ella como he estado haciendo desde hace 5 días.

—Hola, ma. -empiezo—. Hoy me gustaría que te despertarás de ese coma, necesito a mi mamá guerrera. -mi agarre en su mano se vuelve fuerte y mis ojos se empañan logrando que las lágrimas se deslicen por mis mejillas—. Los doctores dicen que despertaras y en eso estoy de acuerdo pero aún no lo haces y…

Dejo la oración a medias cuando se me quiebra la voz porque me rehusó a pensar que mi madre estará así toda la vida. Me rehusó a vivir esta agonía de no haber compartido lo suficiente con ella. Me limpio las lágrimas y respiro hondo dejando un corto beso en la frente de mi madre para poder salir de la habitación cuando siento el agarre firme en mi muñeca.

Me paralizó ante aquello y con sigilo volteo a ver a la mujer que se supone que está en coma notando como sus ojos están abiertos de par en par y con una sonrisa genuina como las que me dedicaba de pequeña…

Yo sonrió de igual forma pero un poco dudosa e intentó hablar pero de golpe un pitido agudo resuena en todo el cuarto cosa que me hace alzar la vista confusa y me doy cuenta que es el monitor de signos vitales ocasionando que rápidamente dirija mi vista a mi madre de nuevo y mantiene la misma expresión sonriente pero ya su pecho no sube y baja como minutos atrás.

Doctores y enfermeras entran a la habitación de prisa dando indicaciones pero mi mente solo sigue reproduciendo una y otra vez el pitido de la máquina quitándome la fuerza de salir por mi propia cuenta de la habitación y ahora me veo siendo arrastrada fuera de esta para darles espacio.

Me siento inútil quedándome en un estado de shock como cuando supe que mi madre estaba en este asqueroso hospital.

Me siento estúpida por no poder hacer más que ponerme en posición fetal y jalar mi cabello como una maniática.

Un beso bajo la lluvia[#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora