CAPITULO 24

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DUDAS

Emma Williams

Arrugué los párpados cuando siento un latigazo de dolor recorriendo mi cabeza desde las sienes hasta la nuca. Los estreché de nuevo cuando la sensación de volvió más insistente, hasta que tuve el suficiente valor para abrirlos.

Cuando soy lo suficientemente conciente de dónde estoy maldigo y siento como mi garganta se contrae en reacción.

¡Ahg! Odio este lugar. Odio la comida que dan. Odio a la gente que habita aquí. Odio toda esta mierda que me acorrala y que pareciera que me apresara como a una criminal dónde casi ni soy capaz de destinguir el día de la noche a pesar de tener una ventana en la habitación.

Me siento agobiada, como si el aire me faltará cada vez más o como si la habitación con cada hora que pasa se hiciera más pequeño, mis intentos de escapar se han agotado por completo y mi energía ya no es la misma que días atrás poniéndome en desventaja y no se que me exaspera más; si la falta de respuesta, no poder salir de aquí o no saber que carajos pretende Adam.

Han pasado dos semanas desde que Adam se fue y yo sigo en este asqueroso hospital. No me dejan ver a mi madre e incluso no me puedo siquiera parar de la cama sin que ya esté alguien en la puerta de la habitación diciéndome lo de siempre.

Mis piernas se sienten entumecidas por la falta de movimiento y mi trasero duele de estar en la misma posición desde hace varios días. "Solo a ti se te ocurre enamorarte del tipo más enfermo que había, Emma" Mi mente por días ha reproducido lo mismo y me pasó las manos por el rostro con molestia respirando hondo para calmar un poco la presión que siento en mi pecho.

Gruño furstrada cuando siento que jamás saliré de aquí y me pasó las manos por el cabello repetidas veces mientras respiro profundo para llenarme de paciencia. Mi cabello se sentía sucio, mi piel estaba áspera por el jabón barato del hospital y juro que prefería cepillar mis dientes con agua que con la crema dental hecha con bicarbonato y agua oxigenada "repugnante"

Por quinta vez en el día intento levantarme para estirar mis piernas, mis dedos hormiguean con anticipación cantando victoria cuando veo que nadie llega a decirme nada y mi cabeza da leves latigazos con emoción cuando…

—Señorita, no creo que sea conveniente que se levante—mis ojos barren el lugar intentando captar de dónde provino la voz sin éxito alguno.— Le sugiero que vuelva a la cama, hoy tiene visitas.

"¿Visitas?" Me recuesto de nuevo en la cama con pesadez estirando mis piernas para quitar el cosquilleo que hay en estas.

—Si me puedes oír quiero que sepas que necesito un baño—digo al aire ya que no sé quién carajos me escucha y quién no.—, te prometo que me portaré bien esta vez—levanto una mano y la otra la pongo en mi corazón como juramento.

Hace tres días entré en una crisis nerviosa y ataqué a una enfermera cuando me habían concedido unas de mis necesidades, el recuerdo me remueve incómoda porque yo no soy así, está Emma que ataca a la gente y está siempre está a la defensiva no me gusta.

A veces me daba por justificar o pensar que Adam tenía buenas razones para tenerme aquí, incomunicada y sin vida social, pero llego a tener mis dudas sobre aquello ¿De qué le sirve tenerme aquí? ¿Por qué la gente de este hospital se dejaba manipular tan fácil? Mi mente estaba viajando a mil por horas porque ahora que lo pienso, ¿Qué tanta influencia tiene Adam que un personal entero cumple con un capricho tan poco ético? No tenía sentido, en absoluto.

Suspiró con fastidio cuando noto que ya han pasado varios minutos y nadie me ha respondido ni me ha venido a buscar, mis ojos pesan por la falta de sueño y termino por ceder cuando siento que no puedo más…

Un beso bajo la lluvia[#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora