Capítulo 14

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Desayunar con aquel enano bobo era algo que nunca imaginó que haría. Y ahora estaba allí, comiendo en su mesa, sus tortitas y... su zumo. Jungkook masticaba sin dejar de mirarle con tirria. El campo de visión fue interrumpido por su hermana, que justo se sentaba a su lado con un bol de cereales. El azabache movió la cabeza para seguir mirando al mequetrefe hasta que sintiera ganas de marcharse, pero su hermana puso su enorme cabeza de nuevo en medio.

—Jungkook... ¿Podemos hablar luego? —preguntó ella con tono amable.

Jungkook la miró con desagrado antes de tomar un trago de su vaso.

—No —se limitó a decir con sequedad.

Eunha resopló buscando la paciencia que siempre necesitaba para hablar con su hermano.

—Jungkook... Siento que haya sido todo tan de golpe.

—¿El qué? —inquirió entonces—. ¿Enterarme de que mientras todos dormimos metes en la cama a tu novio liliputiense?

Los ojos de Eunha se abrieron de par en par.

—¡¿Cómo sabes eso?! —susurró.

—Lo sé y basta —gruñó Jungkook—. Y como vuelva a pasar, juro que le dejaré sin nada que poder meter.

Su hermana se quedó mirándole unos segundos, con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados. Entonces su rostro se iluminó.

—¡Tú estuviste en la habitación de Yoongi anoche! —dijo cayendo en la cuenta de que por eso su hermano sabía que Jimin había estado en su habitación. Jungkook alarmado, la ordenó que guardara silencio.

—¿Qué decís vosotros dos? —preguntó su madre uniéndose a ellos en la mesa.

Jungkook compuso una sonrisa angelical.

—Nada, mamá. Solo preguntaba si les había ido bien la noche a Jimin y su amigo —dijo entre dientes mirando a Jimin engullir su comida.

—Muy bien. El colchón era de primera —contestó Jimin lanzando una pícara mirada a su novia. Jungkook bajo la mesa apretó los puños. Encima se tomaba las libertades de soltar semejantes comentarios.

—¿Y aun no se ha levantado Yoonbo? —preguntó entonces su madre sacándole de sus pensamientos.

—Es Yoongi, mamá —le corrigió Jungkook.

—Bueno, el nombre de Min Yoongi vendrá de alguna parte, ¿no?

—Nadie le llama así —soltó Jungkook arrebatándole el zumo a Jimin para que no bebiera más—. Solo su madre cuando le pone de los nervios.

Tanto su hermana, como Jimin le miraron algo divertidos. Su madre en cambio, le miró sorprendida.

—¿Conoces también a su madre? —inquirió curiosa. Jungkook dejó de comer sintiéndose de pronto observado por los presentes de la mesa—. Y yo que creía que eras totalmente ajeno a los peculiares amigos de tu hermana...

—De hecho, Eunha y yo nos conocimos gracias a Yoongi y su hijo. Nunca ha sido especialmente ajeno a nosotros —comentó Jimin sin poder evitar querer fastidiar a Jungkook. Éste le fulminó con la mirada.

—¿Cómo? —preguntó su madre.

—Sí, mamá. Ya te dije que iban a mi curso —se apresuró a decir Jungkook—. Yoongi y yo éramos compañeros de clase.

—Oh, eso tiene más sentido. Bueno, ¿entonces aún no se ha levantado?

El tono de la mujer fue desaprobador, tal y como cabía de esperar. Jimin se puso en pie inmediatamente para ir en su búsqueda.

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