Dreaming Alone (Adrienette)

•••┊🌙┊┊ CAPÍTULO V┊┊🌙┊•••

No fue hasta que el doctor salió, que obtuvimos respuestas.

—Su amiga sufre de amnesia temporal.— Dijo después de cerrar la puerta. —Ha perdido sus recuerdos, y hasta hace un momento ha seguido creyendo que tenía 20 años.

—¿Cómo es eso posible?— preguntó Alya, completamente en shock.

—Sucede debido a la contusión.— Explicó. —No es nada inusual. Algunos olvidan días, semanas. Otros años y algunos olvidan todo.

—Pero..., recuperará sus recuerdos, ¿verdad?— preguntó Luka.

—La mayoría lo hace,— asintió. —Pero en algunos casos...digamos que el tiempo dará la respuesta.

—¿Y..., y qué se supone que debemos hacer?— Nino preguntó, luciendo asustado. —¿Cómo podemos ayudarla?

—Solo ayudarla a recordar.— Dijo. —Necesita a sus amigos y a su familia más que a nada, para poder recuperar su identidad. Pero por ahora aún está desconcertada.

—¿Es decir?

—Ella...— dudó por un momento antes de mirarme. —Ella quiere verlo, solo a usted y a nadie más.— Dijo asintiéndome.

Sentí que todos los ojos estaban enfocados en mí.

—¿A mí?— pregunté con voz aguda.

—Al parecer eras su mejor amigo, ¿cierto?— preguntó el doctor. —Creo que es natural que quiera verte.

Hubo un silencio, tan sonoro como un zumbido, y no me atreví a moverme.

Estaba tenso debido a la situación.

¿Cómo podía ser yo el que le explique a Marinette qué estaba pasando? ¡Yo no era el indicado para esto! Yo-

—¡Ve, Adrien!— dijo Kagami, asintiéndome. —Ve.

Mordí mi labio, antes de respirar profundamente y asentir. Me sentí pequeño, como un niño de 5 años que quería despertar y decirle a su mamá que había tenido una pesadilla.

Pero era real.

Aún cuando no me gustaba.

Luka me empujó hacia la puerta, con más fuerza de la necesaria.

Mis manos temblaron cuando abrí la puerta.

Me pregunté cuándo tendría un bajón después de toda la tensión acumulada en últimas 24 horas.

Miré cuidadosamente y vi a Marinette sentada en la cama mirándome.

Tenía el brazo lastimado contra el pecho y vi, debido a que la ropa se había recogido, que tenía vendas en la cadera.

Se veía más frágil que nunca.

Traté de suprimir las ganas de abrazarla.

Lo peor..., fue su mirada.

Había muchas emociones en esas azules y familiares orbes... y dolía verlas... había miedo, confusión, ruego...

—¿Es cierto?— preguntó calmada con voz estable.

Asentí sin estar seguro de qué estaba confirmando. La puerta se cerró detrás de mí y me recosté sin atreverme a acercarme a Marinette.

—¿Por qué?— me miró sin entender. —¡Siempre hemos sido cercanos! ¡Eres mi mejor amigo, Adrien! ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué es que ya no nos hablamos y no luchamos juntos?

No estaba seguro de cómo responder.

¿Cómo podría explicarle si ni yo mismo lo sabía?