•••┊🌙┊┊ CAPÍTULO XVI┊┊🌙┊•••

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Corrimos a los camerinos después de eso porque ellos debían cambiar sus prendas por las de Marinette al ser la siguiente diseñadora y yo para poder calmarme.

Estaba enojado conmigo mismo por quebrarme en el escenario.

¡Qué patético debí haberme visto!

Quería dar un mensaje con mi ropa, no quería verme como un desesperado.

Quería que la gente entendiera que detrás de la máscara estábamos personas, personas que sentíamos y que sufríamos mientras tratábamos de salvar sus vidas, personas que salíamos heridas, quería mostrar que la ropa no hacia a alguien super héroe, lo hacían sus acciones.

Tal vez por eso Marinette se fue.

Quizá no había querido verme así.

Debí haberme visto como una tonta ex novia que no podía superar la ruptura amorosa.

Traté de recomponerme, sabiendo que no podía esconderme durante todo el desfile.

Este era el día de Jagged y Kitty, no mío.

Marinette quizá había tenido razón cuando había dicho que yo era un egoísta.

Siempre lograba pensar en mí mismo en los peores momentos.

Miré mi reflejo antes de volver a salir.

No había mucho que pudiera hacer por mis enrojecidos ojos.

Mientras caminaba por los pasillos, pensé en si me habría perdido la participación de Marinette.

¿No me causaría más dolor verla?

Mis pensamientos fueron interrumpidos, cuando escuché ruidos.

Alcé la mirada y vi a alguien del staff tocando una de las puertas.

—¿Señorita Marinette?— preguntó nervioso. —Es hora de salir a escena. Todos la están esperando.

Me congelé mientras veía que la puerta se abría y Marinette salía, asintiendo al chico del staff antes de salir con pasos rápidos.

Solo la vi un instante, pero se veía intranquila.

El miembro el staff salió tras ella, y ambos desaparecieron de mi vista rápidamente.

Ninguno me vio.

Tragué en seco mientras seguí caminando hasta llegar al camerino de Marinette.

La puerta aún estaba abierta, y no pude evitar echar un vistazo desde el marco de la puerta, mirando el estrictamente organizado y familiar caos.

Mis ojos vagaron por algunas prendas que colgaban de la silla, la compresa tibia, quizá para su hombro, y me hizo preguntarme si su lesión había sanado completamente.

Probablemente no, conociéndola, pero eso no la detendría al momento de trabajar.

Fue entonces, que mis ojos se fijaron en un trozo de papel en el piso.

Lo miré un momento antes de que la curiosidad me pudiera.

Miré alrededor, verificando que nadie estuviera viéndome, antes de entrar, levantando el papel.

Me tomó unos instantes para darme cuenta que era mi letra.

Mis palabras.

La carta que dejé en el buzón de Marinette hace unas semanas.

La carta de la cual no recibí respuesta.

Estaba arrugada en algunas partes, como si Marinette lo hubiera sujetado con fuerza, pero aún estaba entera, no estaba rota. Y lo más probable es que había sido leída hasta el final.

Dreaming Alone (Adrienette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora