•••┊🌙┊┊ CAPÍTULO VIII┊┊🌙┊•••

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A la mañana siguiente, me desperté con la llamada de Kagami.

—¿Qué quieres?— dije miedo dormido, rodando por mi cama, tratando de encontrar una posición cómoda mientras sostenía el celular en mi oreja.

—Molestarte hasta morir por no llamarme desde que regresaste a casa.— Kagami se burló, pero sus palabras lograron hacerme sentir un poco culpable.

—Lo siento...— dije. —Las cosas han sido un poco difíciles, y-

—Ni te molestes.— Dijo suspirando. —No vivo en la luna, Adrien. No es como que todo París no sabe lo que le pasó a Marinette.

—Oh.— Suspiré sentándome. —Había olvidado que en la prensa, los chismes corren.

—Bueno, no puedes culpar a las personas por ser curiosas.— Dijo Kagami. —El que la identidad de Ladybug fuera revelada de esa forma... el que Marinette perdiera la memoria y que de pronto salga contigo... Es como un manga. Sin mencionar que ayer con la rueda de prensa dándonos a conocer... todo fue un completo caos.

—Tal vez...— admití, preguntándome lo que la gente estaría diciendo a nuestras espaldas.

Kagami se quedó callada un momento antes de hablar de nuevo cuidadosamente.

—Escucha... Me he estado portando como una tremenda idiota estos días, ha sido horrible todo, pero no debías pagar nuestra frustración... Lo lamento... ¿Estás bien?

El hecho de que Kagami preguntaba primero por mi condición, decía mucho de nuestra amistad.

Me demostraba que entendía que no era fácil para mí, a pesar de lo que los demás decían.

—Supongo.— Dije sin estar seguro de qué responder. —He pasado mucho tiempo con Marinette. Nos hemos estado llevando bien. Supongo que todo está bien.

—¿Supones?— repitió, suspirando. —Ok, Adrien, no voy a fingir, así que es mejor que tú tampoco. ¿De verdad estás bien con esto? Jugando a ser el mejor amigo de Marinette, cuando todos sabemos en qué acabará todo cuando ella recuerde porqué ustedes no se hablaban.

—No es que esté fingiendo, Kagami.— Protesté. —Es solo que... viene natural. Marinette me quiere cerca de ella y-

—¡Marinette cree que aún eres su mejor amigo!— me recordó. —¡Ella vive en el pasado, por Dios, Adrien! Lo sabes, ¿cierto?

—¡Sí!— grité enojado por su regaño. —¡No eres la primera que me lo dice! ¡¿Pero qué se supone que haga?! ¡¿Ignorarla?! ¡¿Decepcionarla?! ¡¿Otra vez?!

—No estás entendiéndome, Adrien.— suspiró. —No lo digo porque crea que le haces mal a Marinette. Sé lo que lo haces por ella, y tal vez eso hace más fáciles para ti las cosas..., pero estoy preocupada por ti.

—¿Preocupada?— preguntó desconcertado. —¿Por qué?

—¡Adrien, solo piénsalo!— dijo. —¿Recuerdas lo mal que estuviste cuando tú y Marinette dejaron de hablarse? Lo digo en serio, te he visto triste cuando has terminado con alguna novia pero esto... ¡Aquella vez no fue nada comparada con eso! Eras como un zombie. Todos temíamos que fueras akumatizado en cualquier momento, y aún sigue siendo un milagro para mí el cómo lograste estar cuerdo y no akumatizarte...

Tragué en seco, recordando los meses de los que hablaba – las noches en las que salí con Félix, bebiendo con la esperanza de no sentir más, para al final terminar llorando en una de las esquinas del bar, hasta que mi primo me llevaba a casa. Todos creían que solo era por el rompimiento de amistad con ella, pero la verdad es que era muchísimo más.

Dreaming Alone (Adrienette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora