Capítulo 20: Una no cita.

3K 286 276
                                    

× Si hay errores, ¡Háganmelo saber! Gracias.♡ ×

20 - Una no cita

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

20 - Una no cita.

Esperando en la respectiva silla frente a su monitor, Izuku se encontraba ya listo para volver a su hogar. Sabía que la idea de volver acompañado sería extraño y esperaba que no se haga costumbre, pero luego de que aquella semana Katsuki lo llevara a recoger a Haru y luego dejarlos en su hogar, era muy difícil decir basta.

No quería verse como un aprovechado pero... Katsuki insistía y él usaba todos los pretextos posibles para volver a verlo, incluso si eso involucraba pasar unos quince minutos encerrados en un automóvil, en medio del estancamiento de tráfico. El silencio que compartían se sentía cómodo, incluso a veces cruzaban miradas sin expresión pero que ocultaban las ganas que se guardaban de que sucediera algo más, quizás alguna conversación o tomar sus manos, pero les ganaba el orgullo y ninguno quería dar el primer paso.

Bakugou poco a poco aceptaba su nueva realidad, donde la pequeña Haru se colaba cada más en su corazón. La niña solía llamarlo por el apodo que tanto odió, y al segundo estaba prestádole toda la atención del mundo. Si bien recién comenzaba a conocerla, podía jurar que tenerla todos los días debía ser encantador, pues la pequeña tenía cada manía que lo hacía sentir como un idiota embobado. Sabía también, que no era todo color de rosa, y que cuando se colocaba en modo odiosa hacía unos berrinches que lo dejaban sordo de tantos gritos y llantos.

La pequeña estaba en su mejor edad, donde comenzaba a tener más independencia y ya no necesitaba que su padre esté todo el tiempo tras ella, pues, a pesar de ser traviesa, conocía bien cuando Izuku le ponía sus límites. Muchas veces se enojaba, otras desobedecía para hacerlo rabiar y divertirse, pero tenía aprendido ya todo lo que no debía hacer. Como quitarse los zapatos y correr descalza por la calle, su padre estaba cansado de comprar nuevas medias para reemplazar las rotas.

— ¿Estás estreñido o algo, idiota? —Habló Katsuki, una vez salió de su oficina y se encontró con un Izuku rígido, fuera de esta a la espera del rubio. Pensando, que quizás había dejado ropa tendida y hace unos minutos que no paraba de llover.

Al instante, el peliverde sacudió su cabeza en negación, con la inmensa vergüenza por estar pensando siquiera en pedirle que se apurara en llevarlo. Le hacía el favor y él con sus pedidos.

— Andando.

Katsuki rodó las llaves de su automóvil alrededor de su dedo y acomodándose sus cabellos, caminó en dirección al ascensor con una elegancia propia suya, atrapante ante la mirada de Izuku, quien al sentir su perfume, ya se había olvidado de su preocupación.

Subieron al elevador siendo observados por la curiosa mirada de las empleadas del lugar, quienes comenzaron a correr el rumor de su reciente cercanía, pero nadie se atrevía a decir nada ante la intimidante presencia del rubio y su rostro de pocos amigos.

Mi Pecoso. [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora