Mi Pecoso. [Katsudeku]

Capítulo 3. Se terminó.

Si hay errores, ¡Diganme!~

3 - Se terminó.

Bakugou estaba furioso.

Decir que estaba que explotaba, era poco.

¿Cómo era posible que su novio haya estado en ese estado de salud y él ni siquiera lo notó?

Era común sentir sus costillas al abrazarlo ya que siempre fue delgado, pero no esperó tal sorpresa.

Su Deku estaba anémico y lo frustraba el no haber hecho algo para evitar su desmayo repentino.

« Joder, siempre será un debilucho al cual debo proteger. »

En la soledad de su habitación recordaba ese bello rostro del cual se había enamorado, y su hermosa forma de ser completaba el combo. Aunque, le molestaba que fuera tan torpe y desatento consigo mismo.

Estaba tan enojado, que había estado todo el día en su habitación, acostado y con el seño fruncido.

Su madre entró en la habitación interrumpiendo sus pensamientos.

— ¿No sabes tocar, vieja bruja? —Protestó tirándole una almohada a su madre.

— ¡Mocoso malcriado! —Mitsuki tomó la almohada y le golpeó a su hijo en la cabeza con eso.

— Ya, vieja. —Se quejó. Era todo un gruñón.

— Venía a decirte que Inko llamó para preguntar por ti. —Dijo la mujer, sentándose en la cama de su hijo y mirándolo con enfado.— ¿Qué hiciste esta vez?

— Le pateé el culo al retrasado de Todoroki, Deku se metió, lo golpeé y se desmayó como la mierda débil que es. —Bakugou decidió mentir.

La mujer tenía intensiones de darle un buen reto. Pero se lo cayó ya que no funcionaría. El malcriado siempre hacía lo que quería.

— ¿Cuándo fue?

— Hace dos semanas. —Se encogió de hombros.— Estabas tan ocupada con tu porquería que ni notaste que tenía la cara hecha mierda.

Mitsuki abrió y cerró la boca como un pez. Y ella que creía que era la mejor madre [y la más sexy] que existía.

— ¿Has hablado con Izuku luego? —Logró decir.

— No.

El silencio reinó luego de eso, hasta que la mujer tomó el celular de su hijo y se lo dejó a su lado.