Capítulo 10. Bebé.

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10 - Bebé

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10 - Bebé.

Los días de la semana pasaron rápido, pues Katsuki andaba distraído entre sus pensamientos, e Izuku ocupado en sus tareas. A penas cruzaban miradas cuando el rubio llegaba y cuando se iba.

Ninguna palabra, ninguna señal.

E Izuki se estaba volviendo loco.

"¿Quizás esta fingiendo que la noticia nunca pasó?"

Pero, dentro de Katsuki, había un torbellino de pensamiengos y sentimientos que lo dejaba sin sueño en las noches. Ni siquiera salía a hacer las compras, sólo comía chatarra y al llegar a su casa se tiraba como peso muerto en la cama. Había borrado su presencia en el mundo aparte de su trabajo.

Era extraño, sobre todo para su mejor amigo, Kirishima. Que si bien sabía que Katuski podría ser antisocial, ese comportamiento era algo nuevo. Generalmente a mitad de semana solía recibir un mensaje o llamada del rubio. Pero esta vez, no había rastros de él.

Fue por eso, que el sábado de esa misma semana, el pelirrojo se apareció, junto a su novio, en la puerta del departamento de su amigo explosivo.

— ¿Todo listo? Recuerda lo que te dije.

— ¡Sí, Kiri! Ni una palabra sobre su comportamiento. 

— No queremos que ande más raro, bebé.

—A veces creo que lo quieres más que a mí.— Kaminari hizo un puchero pequeño en dirección a su novio.

— No es verdad. A ti te amo más.

— Ah, pero entonces lo amas.

— ¿En verdad vas a hacer esto ahora? —Kirishima se tomó el tabique con ambos dedos.

— ¡Tu lo haces todo el tiempo conmigo! —Exclamó algo alterado el rubio.

— Pero es diferente, bebé. Ese culito no se cuida solo. —Los dientes afilados adversos se dejaron ver en una gatuna sonrisa, sonrojando al rubio.

Y antes que Kaminari pudiera contestar, Kirishima tocó el timbre del departamento de Bakugou.

Pasaron unos largos minutos, y nadie salía a recibir al par. Por lo tanto, Kirishima insistió en tocar el timbre unas mínimas veinte veces.

— ¡Ya voy, carajo! —El grito de un rubio se hizo escuchar, dibujando unas amplias sonrisas en los labios de sus amigos. Al abrir la puerta, todas sus esperanzas de un buen día, desaparecieron.

— ¡Blasty! —El pelirojo saltó a abrazarlo como si hubieran pasado siglos de no verlo. Mientras Kaminari se escabullía dentro del hogar de su amigo para ir directamente al refrigerador. Y es que ese mes, no les estaba yendo muy bien económicamente hablando.

— ¡Sueltame, cara de semen! —Le dio una paliza de puñetazos y patadas hasta que el pelirrojo corrió gritando de felicidad al ser amado por su amigo. Según él, Katsuki expresaba su amor así.

Mi Pecoso. [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora