Katsuki e Izuku tienen una historia bastante peculiar.
Todo se pone de cabeza cuando una llegada inesperada se aloja en la pancita del pecoso.
Un bebé les cambiaría el mundo, sin dudas.
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× Yaoi & mpreg.
× KatsuDeku.
× Soft.
× AU! Sin Quirk.
× H...
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4- Y se marchó...
El embarazo se estaba llevando lo mejor de él. Sus energías, sus sonrisas y sus ganas de comer.
El primer trimestre se basaba en eso: sufrimiento.
Izuku, con su corazón roto y extrañando de sobremanera a su novio, intentaba seguir adelante con su bebé, el que creía en su vientre.
Había ido a la consulta médica para saber de su niño y para recibir una lección de lo que pasaría por su cuerpo. Los cambios, las hormonas, la alimentación. El doctor había sido de mucha ayuda explicándole cuestiones que no conocía y que le provocaban curiosidad.
Como por ejemplo, el por qué el chocolate le daba náuseas si antes lo amaba con su vida. O por qué estaba tan emocionalmente explosivo.
No lo dijo frente al hombre, pero solía llorar seguido, abrazado a la camisa que su ex-novio se había olvidado. Y luego de llorar, su mano se guiaba sola a su parte íntima para darse placer con ese aroma masculino.
Totalmente fuera de control.
- ¡Ah! ¿Por qué es tan difícil? -Se quejó Izuku, comiendo pepinillos de un frasco. Sí, era de las pocas cosas que podía comer.
- ¿Qué sucede, Izuku? -Su madre entró en la sala para observar a su hijo comer, con lágrimas en los ojos, y luciendo tan cansado que hasta ella podría bostezar de sólo verlo.
Inko Midoriya se había enterado, de una no muy buena manera, del embarazo de su hijo. Ella como madre decidió apoyarlo, pues se sentía muy triste de la situación en la que su hijo pasó. Ella creía que Izuku se había acostado con un hombre que le gustaba y que luego este lo había abandonado al salir el sol.
Si supiera que no era así, que su hijo se habría de piernas en el mismo sofá de su sala para su "amigo de la infancia" de seguro Izuku se quedaría huérfano del ataque que le daría a la mujer.
- Quiero que ya nazca, no quiero sufrir más. - Se quejó, y apuntó luego a la televisión con un pepinillo.- ¡Mira qué linda vida tienen! ¿Por qué no puedo ser así, mamá?
Izuki estaba mirando el show de las Kardashian.
- Porque eres real y tu carita es preciosa sin cirugías, hijo. -Inko se colocó tras el sofá, para comenzar a planchar la ropa en esa pequeña mesita exclusivamente para eso.
- Lo dices porque eres mi madre... Las madres siempre ven bellos a sus hijos. -Le dio un mordisco al pepinillo y continuó hablando- Si mi bebé nace bien feo, yo voy a pensar que es hermoso...
- Izuku, tu bebé será lindo porque tú lo eres. No te preocupes por ello... -Su mamá era un ángel que lograba calmarlo.
Hizo un puchero, y decidió ver sus redes sociales mientras con la otra mano comía. Se fijó en instagram las historias que subían sus amigos. Estos estaban comenzando sus estudios en la universidad.
Se sentía tan mal por ello, de no poder cumplir sus sueños. Pero aún así tenía planeado ser el mejor padre y que ese niño que traía tuviera una vista del mundo y la vida.
Detuvo de pasar las historias cuando vio una que le heló la sangre.
Kacchan. En un avión. Rumbo a América.
Cuando creyó que su mundo se derrumbaba lentamente, ahora podía asegurar de que se caía a pedazos muy grandes.
El amor de su vida había aceptado estudiar en una universidad americana. En otro continente, a miles de kilómetros de distancia de Izuku y de su hijo en camino.
« Seremos sólo tú y yo, duraznito. »
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