Es una fria mañana de noviembre en la que la proximidad del invierno es cada vez más palpable pero esto no es impedimento para que un chico que está por cumplir quince años abandone su tibia cama cuando la oscuridad aún cubre la pequeña ciudad que despierta poco a poco. Desde hace semanas ha soñado con ese instante y ahora que por fin ha llegado siente como su corazón late lleno de emoción y de expectativa.
-¡Yuuri! ¿estás listo?.- escuchó la voz de su madre desde la planta baja.
-Estoy listo, ahora voy.- responde cerrando su maleta.
-Esto si que es raro.- dijo Toshiya al ver a su hijo bajar la escalera.
-¿A qué te refieres?.- cuestionó la mujer.
-A que es extraño ver a Yuuri despierto tan temprano, generalmente se levanta hasta la quinta llamada.- añadió riendo.
-¡Papá!.- se quejó el nipón.
-Será mejor que nos demos prisa.- añadió Hiroko.
La familia Katsuki salió de su hogar para abordar el auto del tío Isobe que se había ofrecido a llevarlos hasta la estación del tren y que además se hacía cargo del onsen cuando salían de vacaciones.
Yuuri comforme el vehículo se acercaba a su destino sentía una enorme impaciencia por encontrarse con su novio aunque no tuvo que esperar mucho tiempo ya que al entrar a la sala de espera de la estación en una esquina divisó a un adolescente vestido con un grueso abrigo de color gris que parecía dormir pero que al escuchar voces de inmediato levantó la vista.-¡Yuuri!- el ruso se levantó rápidamente y besó la mejilla de su novio sin importarle que un par de pasajeros los observaran con curiosidad.
-¿Tienes mucho tiempo esperando?.-
-Apenas unos minutos.- Víctor debido a que vivía cerca de la estación había llegado caminando desde su departamento.
-¿Ese es todo tu equipaje?.- cuestionó Toshiya al ver la única maleta del ruso.
-Así es, decidí no llevar muchas cosas para viajar mas cómodo.-
-Entonces será mejor subir al tren.- sugirió Hiroko.
Cuando el tren comenzó su marcha Yuuri sintió que iniciaba un viaje a la felicidad y no se equivocaba pues esas vacaciones quedarían para siempre en su memoria.
Después de un par de horas finalmente llegaron al aeropuerto de Osaka Itami que es el más cercano a Kioto, no obstante aun les faltaba tomar el tren rapido hasta la ciudad, fue hasta pasadas las dos de la tarde que el taxi se detuvo a las afueras de una encantadora casa ubicada en los suburbios. Víctor sintió una gran satisfacción al bajar del vehículo para estirar sus entumecidas piernas al mismo tiempo que veía con curiosidad la pintoresca vivienda de una sola planta construida casi en su totalidad en madera y rodeada por un jardín en el que los crisantemos deleitaban la vista con su sinfonía de colores. El ruso encontró el lugar verdaderamente adorable.
-¡Bienvenidos!.- saludó una anciana llena de júbilo.
-¡Abuela!.- Yuuri corrió al encuentro de la dama que de inmediato lo llenó de besos.- ¡abuela! ¡que alegría verte!.-
-Mí pequeño.- la anciana lo tomó por los hombros.- ¡Pero como has crecido!.-
-Es cierto, ha crecido bastante.- intervino Hiroko.
-Es de esperarse en un chico que está a punto de cumplir 15 años.- concluyó la anciana.- Buenas tardes.- saludó dirigiéndose a Víctor.
-Buenas tardes señora Sukushima.- el ruso hizo una reverencia.
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Las flores del cerezo rojo
Fanfictionmuchas veces se dice que los amores infantiles o adolescentes no tienen ningún futuro, y que estos son solamente fruto de la inexperiencia de sus protagonistas y menos aun se toman en cuenta cuando ambos son un par de pequeños niños. Sin embargo ya...