Nos pertenecemos.

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Cuando entraron a la ordenada y cómoda recámara ambos permanecieron en silencio unos minutos, Yuuri comenzó a husmear el lugar sin concentrarse en realidad en nada. En cuanto a Víctor este pese al valor que parecía tener su nerviosismo crecía a pasos agigantados a cada minuto que pasaba.

-Yo...entraré al baño un momento.- dijo el pelinegro sumamente tenso.

-Entiendo, tomate tu tiempo.- respondió el ruso que para distraerse comenzó a hojear una revista.

Trás varios minutos Yuuri apareció vestido sólo con una ligera bata de baño.- ¿Te importa si bajo un poco la intensidad de la luz?.-

-Desde luego que no.- contestó Víctor dejando la revista a un lado.- Ahora regreso.-

El ruso se encaminó al sanitario dejando al japonés en la recámara, este se sentó sobre la cama y tomó la revista que su novio había dejado. Las imágenes desfilaban ante sus ojos pero le era imposible concentrarse en ellas ya que su mente se encontraba inmersa en un torbellino de emociones que rondaban de la felicidad a un oculto deseo aunque con cierto temor combinado con vergüenza. Fue entonces que la puerta se abrió dejando ver al ruso que había cambiado su llamativo traje por un short negro y una camiseta blanca.

-¿Estás nervioso?.- preguntó sentándose al lado del pelinegro.

-Un poco.- respondió el nipón con el rostro completamente rojo.

-No temas, seré delicado.- Víctor estrechó en sus brazos al japonés y comenzó a acercar sus labios a su mejilla la cuál besó con ternura para posteriormente deslizarlos a los labios de Yuuri que jalaba suavemente el cabello de su novio con su mano derecha mientras que la otra la pasaba por su pecho.

-Víc...- el ruso le impidió hablar cuando introdujo su lengua en la boca de Yuuri y empezó a recorrela con frenesí, para entonces el sonido de sus lenguas chocando entre si inundaban la pequeña habitación. Suave y lentamente Víctor fue apoyando su peso sobre Yuuri hasta que lo depositó en la cama mientras el japonés se aferraba a él.

-Voy a quitarme esto.- dijo el ruso sacándose la camiseta dejando a la vista de Yuuri su perfecto torso desnudo, enseguida volvió a besar la boca del japonés con verdadero deseo y sólo después de varios minutos la abandonó para clavar su penetrante mirada color de mar en los ojos de su novio.- Yuuri, déjame contemplarte.- le pidió con una clara expresión de deseo, el pelinegro asintió por lo que el ruso comenzó a desatar el nudo de la bata aunque sólo dejó el pecho de Yuuri expuesto.- Eres hermoso, pero quiero contemplarte por completo, ¿puedo?.- el nipón volvió a asentir por lo que Víctor de un rápido movimiento terminó por abrir la bata, fue cuando el bien formado cuerpo del japonés quedó a plena vista del ruso que lo observaba con deleite.

-¡Por favor no me veas asi!.- Yuuri al quedar expuesto ante su novio sintió que la vergüenza se apoderó de él por lo que se volteó al mismo tiempo que colocó su mano en su rostro tratando de ocultarlo.

-Yuuri, ¿por qué te avergüenza que te vea? ¿acaso no es algo que deseamos hacer?.-

-Pero dijiste que soy hermoso y yo no lo creo así.-

Víctor sonrió con ternura, conocía perfectamente el carácter a veces inseguro de su novio y como eso le causaba que dudara hasta de su propio atractivo.- Lo dije porque es cierto, para mi eres el chico mas hermoso del mundo y a quien amo con toda el alma, ahora deja esos temores y piensa en que esta será una noche que recordaremos por el resto de nuestras vidas.- enseguida tomó la mano de Yuuri y la retiró de su rostro.

-Tengo miedo.- dijo en voz baja el japonés.

-Aunque es la primera vez de ambos no hay nada que temer, ¿sabes por qué?.-

Las flores del cerezo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora