Realidad

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Hiroko se acomodó frente al ruso que se encontraba impaciente por saber de que se trataba tan feliz noticia según las palabras de Yuuri, la mujer comenzó a hablar con una gran sonrisa.

-No sé si Yuuri te habrá contado que mí madre y mí hermana viven en Kioto.-

-Si lo hizo.-

-Bueno, nosotros cada año vamos a visitarlas y pasamos dos semanas con ellas, generalmente celebramos el cumpleaños de Yuuri allá y en esta ocasión además iremos al festival de otoño que es hermoso, así que nuestra pregunta es; ¿quieres venir con nosotros?.-

Fue tanta la alegria de Víctor que de primera instancia quiso responder que si al instante aunque finalmente se reservó el entusiasmo ya que un viaje así no era tan fácil más que todo por la situación que enfrentaba con su padre y pese a que con su mesada disponía de algunos recursos sabía que estos no eran suficientes para saldar los costos que incluían pasajes de avión.- Me encantaría ir pero...- el ruso bajó la vista incapaz de dar una respuesta.

-¿Tu padre no lo permitiría?.- cuestionó la mujer.

-No es eso, es sólo que...la próxima semana comenzaré a trabajar en la tienda de té del señor Yamada y no creo poder ir.-

-Escucha, no es necesario que respondas de inmediato aun faltan dos meses.- dijo Hiroko.

-Aun así no creo que pueda ir, el viaje es costoso y no cuento con los recursos necesarios.- admitió el ruso avergonzado.

-¡Pero Víctor! No te preocupes por eso, nosotros al invitarte hemos tomado en cuenta esos gastos.-

-Muchas gracias, pero ya la vez anterior viajé a sus expensas y aunque se los agradezco no quiero abusar de su generosidad.-

-Víctor por favor.- insistió el japonés.

-Lo siento Yuuri pero no me siento cómodo.-

-¡Mamá!.- Yuuri volteó a ver a su madre que tomó su mano para calmarlo.

-Te entiendo, pero si hacemos esto es porque realmente queremos que nos acompañes.-

-Les diré la verdad, desde hace tiempo he pensado que debo ahorrar dinero para la Universidad y por ello estaba en busca de un empleo y ahora que por fin lo encontré temo perderlo ya que no sería fácil encontrar otro debido a que soy menor de edad.- aclaró.

-Te comprendo, así que sólo piensalo con calma, ¿sí?.- Hiroko se levantó para dejar que ambos conversaran en privado pues para ella era claro que la negativa del ruso no era sólo por no disgustar al señor Yamada.

-Yuuri lo lamento.- se disculpó al ver la tristeza de su novio.

-Pero si mis padres quieren invitarte.- se quejó el nipón.

-Y se los agradezco pero no quiero generar gastos y más que todo no quiero perder la oportunidad de ese empleo. Yuuri por favor comprende, es cierto que mí papá volvió a depositar dinero a mí tarjeta pero aun así me he dado cuenta que necesito ahorrar para mis gastos en la universidad ya que cuando nos mudemos con esa mujer no sé como podría cambiar mí vida.-

-Me parece que estás exagerando en tu desconfianza hacia ella, quizás no es tan mala como crees.- se aventuró a opinar.

-No Yuuri, he visto varias cosas que me hacen creer que no me equivoco. Y por otra parte ya la vez anterior tus padres cubrieron todos mis gastos en las vacaciones pasadas así que ya no puedo abusar de su generosidad, simplemente no me siento bien aceptarlo.-

Yuuri no dijo más, sabía que era inútil insistir cuando su novio se negaba a algo, aun así no estaba dispuesto a renunciar a su proyecto por lo que se tranquilizó al pensar que algo se le ocurriría para convencer a su obstinado novio.
Pasaron el resto de la tarde jugando damas chinas hasta que Iván pasó por su hijo ya pasadas las nueve de la noche, poco después mientras Hiroko le revisaba la temperatura el pelinegro preguntó:

Las flores del cerezo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora