• Trece •

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» 𝕁𝕒𝕕𝕖 ; ♡



En cuanto abri mis ojos me encontré con el rostro relajado de mi novio por estar dormido, sonreí, era un  bonito despertar.

Me sentía un poco mal por lo que había sucedido ayer con la familia de Diego, pero simplemente no término de entender por que el cuerpo tiene que ser así. Se enferma o se siente mal sin previó aviso, eso fue lo que me sucedió.

Diego desperto poco a poco, le sonreí cuando su vista se clavo en la mía.

— Buenos días mi amor — lo salude.

— Buenos días bebé — contestó el saludo con su voz ronca.

— ¿ entrenas hoy? — pregunte y nego.

— No, ¿ tu trabajas? — negué.

— tampoco.

— hay que buscar algo de provecho que hacer entonces — reímos, aun seguíamos acostados de costado.

— No se me ocurre algo mejor que ir a comer, hoy amaneci con mucha hambre.

— Estoy igual, de hecho tengo antojo de albóndigas y pasta —

— vayamos a desayunar eso entonces — asintió.

Nos pusimos de pie con pereza absoluta, el se fue al baño a pasos lentos.

Me quedé arreglando un poco la cama hasta que Diego salió del baño, después fue mi turno y comencé a ponerme la misma ropa que ayer.

En cuanto estuve más o menos presentable, salí y me encontré a Diego dormido de nuevo.

¿ acaso no durmió bien?.

Me acerque a el con cuidado, moví su brazo delicadamente pero no respondió. Preferí dejarlo dormir un poco más y yo salí de la habitación, baje las escaleras y me encontré con los papás de Diego.

— Hola, Buenos días — salude con una sonrisa.

— Buenos días — dijeron al unísono

— ¿ como seguiste? — quiso saber don Mauro.

— gracias al cielo dormí bien, no tuve más vómito ni dolor, gracias por preguntar — me senté en una de las sillas del comedor.

— me alegra, ¿ Diego donde esta? — pregunto de nuevo.

— Diego aun tenía sueño y se quedó dormido —

Segundos después de escucharon las risas de Frida mientras bajaba las escaleras, detrás de ella venía Diego aventandole un zapato.

Me fue inevitable no soltar una risa, se veían divertidos. Más que nada el como Diego corría detrás de Frida tratando de golpearle con el zapato, ella iba grabandose.

Finalmente su recorrido llegó hasta la cocina, Frida se puso detrás de doña Mary tratando de recuperar su respiración normal

— Carajo, me hace falta más condición física — se quejó.

— bueno pero y ahora que traen — habló don Mauro

— pues Frida que llegó a ponerme música en el oído mientras dormía, maldita — se quejó mi novio y Frida estalló en risas de nuevo.

— Es que debieron ver su cara, parecía que se quería mear al escuchar la hermosa música.

— No se quien te a dicho que la música de ópera, a todo volumen en mi oído es divertida — Diego fulminó con la mirada a su mejor amiga.

Error Perfecto • Diego Lainez || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora