Stevenson II

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Melisa daba vueltas en la biblioteca con un brazo abrazando su vientre y el otro elevado hasta que su mano esté a la altura de su boca donde se mordía las uñas, desde que Peter salió corriendo estaba de ese modo. Nadie sabía nada y aún así no la dejaron salir atrás de él.

Por lo que les habló Connor para ellos no tenía sentido ese comportamiento por unas cartas y una foto, creyeron que era una simple broma de Peter, pero la pelinegra no creía eso.

Luego de esperar dos horas a que el chico vuelva, y sin obtener respuesta, Melisa decidió salir a buscarlo, estaba lloviendo y se podía enfermar, puesto a que él salió solo con un buzo que no abrigaba mucho, y eso le preocupaba.

-¿A dónde vas?- la detuvo la voz de Lorena.

-Voy a buscar a Pet- la chica abrió la puerta de la biblioteca pero su amiga se interpuso y le cerró-. ¿Qué diablos te pasa?- preguntó, el enfado estaba claro en su tono de voz y en su rostro-. ¿Crees que no he notado tu comportamiento?

-¿A qué te refieres?

-Estás más distante, casi ni me hablas, te la pasas practicando con tus flechitas y casi ni duermes.

-¿Cómo sabe-

-Te conozco desde que tengo ocho años- interrumpió la pelinegra antes de que la otra terminara la pregunta- cuando no duermes te vas a tu habitación temprano para que crean que estás cansada, también te bañas más temprano, además pareces un mapache con esas ojeras- Lorena arqueó las cejas y abrió la boca para decir algo pero ésta concluyó-. ¿Qué te pasa? Y no me mientas porque sabés que no funciona.

-Nada, no me pasa nada, solo estoy entrenando, y no estoy distante, solo necesito espacio- dio un suspiro-, no he estado durmiendo bien últimamente porque me duele la cabeza.

-Estás mintiendo- dijo cortante; le dolió decirle eso a su mejor amiga, pero más le dolía el hecho de saber que ella le mentía pero no saber el por qué.

-Esa es la verdad, sino me quieres ayudar- Melisa frunció el ceño y ella también- creer- arregló cuando se dio cuenta de su error-, si no me quieres creer no es asunto mío.

-Me voy a buscar a Peter, permiso que tengo que salir.

-No, es peligroso- antes de que pueda protestar un destello de luz apareció afuera.

El destello de luz azul llegó junto a un rayo y relámpago, Stevenson, el profesor, aparecía en esa luz, estaba agitado y frunció el entrecejo cuando vio que los cinco jóvenes salían de su casa, no dijo nada y se metió adentro, no quería mojarse, la temperatura no era agradable, y menos si estabas mojado.

-¿Qué hacen aquí?

-No, ¿dónde diablos estaba usted?- protestó Sheila enojada ignorando completamente su pregunta.

-Los últimos días estuve buscando a Emilda.

-¿La madre de Yassi?- interrogó William y el profesor asistió-. ¿Por qué?

-Creo que necesitaremos su ayuda para vencer a las brujas, lamentablemente no logré encontrarla pero seguiré buscando.

El profesor dio un vista panorámica al lugar y entrecerró los ojos al notar que las cosas no estaban como él las dejó, vio la puerta del que él llamaba ‘templo de territorios’ abierta, miró a los chicos y entendió que lo habían estado buscando.

-Espere… ¿dijo que se fue hace días?- Stevenson asintió-. ¿Pero volvía por las noches o no?

-No, me fui un día después del cumpleaños de Peter- los chicos se miraron aterrorizados e iban a decir algo cuando el profesor habló-. Por cierto, ¿dónde está el mocoso?

Guerra de Elementos [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora