Ya estaban a siete de noviembre y Lorena no volvía, su amiga le preguntó cuando la traería de vuelta y le dijo que en una semana más, que aún no estaba lista.
Solo era una semana así que esperó, pero cuando esa semana pasó y su amiga no estaba preguntó otra vez, y solo recibió la misma respuesta.
También esperó.
Una semana…
Dos semanas…
Y no llegaba, terminaría el mes y ella no llegaba.
-Me dijiste que espere una semana y en dos días estamos en diciembre.
-Lo sé, pero no está lista.
-A nosotros nos enseñaste a prohibir el acceso a nuestra mente en dos días, ¿por qué con ella van veintiocho días?
-Porque ella se resiste, es decir, Adira la controló por mucho tiempo y es más difícil porque no creo que le guste que esté quitándole su marioneta así que trata de apoderarse de ella más seguido.
-¿Cuánto?
-No lo sé, no te voy a mentir.
Empezaron diciembre sin Lorena, la casa se sentía vacía si la chica que bailaba una canción que solo ella escuchaba por toda la casa cuando creía que nadie la observaba; Melisa se sentía sola sin ella, vivía en una casa con cuatro personas más pero no se sentía acompañada y por más que intentaron hacerla entender que eso era por el bien de todos ella se negaba a entender, incluso no le dirigió palabra alguna a Stevenson durante las primeras semanas, excepto para preguntarle cuando volvería su amiga.
Ahora estaba poniendo la mesa con William y Peter; Connor y Sheila estaban en la biblioteca con Stevenson como todos los días hace una semana, los chicos le preguntaban de qué hablaban en treinta minutos o más pero ellos no le decían nada, solo respondían “no hablamos de nada importante" y seguían en lo suyo, era obvio que hablaban de algo importante para que tengan prohibido decirles algo; eso molestó un poco a Peter porque se supone que había confianza y que no debían ocultarse nada, pero al parecer se equivocó.
-¿Falta mucho?- preguntó la pelinegra mientras se tiraba al sillón individual.
-Se supone que entran por esa puerta- dijo Peter y señaló la puerta con su libro- en diez minutos.
La chica elevó los brazos en el aire y echó su cabeza hacía atrás, el cabello se acumulaba en el piso mientras movía sus brazos en una danza lenta.
-Tengo. Hambre.
-Y come, no le digo a nadie- dijo Peter, pero la pelinegra frunció el ceño y eso le pareció gracioso al rubio porque tenía la cabeza al revés y se veía rara-. Después te va a doler la espalda.
-¿Qué son?- preguntó ignorando lo que había dicho.
-Papas fritas, arroz y-
-No. Vos y Connor, ¿qué son?
Peter sí entendió a qué se refería la chica pero ni él estaba seguro cuál era la respuesta.
-Mmm, amigos- la chica se enderezó en su asiento y lo miró con los ojos entrecerrados-… con derechos.
-Ah. ¿Eso nada más?
-Sí, eso y nada más. ¿Qué? ¿Te gusta?- bromeó luego de colocar el separador y cerrar el libro.
-NOOOO, es lindo pero es tuyo.
-No, yo no soy el dueño de nadie y nadie es mi dueño.
-Si ya sé- la chica rodó los ojos-, era un decir. El punto es que no me gusta, a vos sí, ¿o no?
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Guerra de Elementos [#1]
FantasíaDespués de la derrota de las brujas, Adira y Yassaria, los últimos guerreros de los cuatro elementos siguen desapareciendo de una manera misteriosa, lo que confirma las sospechas del Guardián de los mundos de que nunca las vencieron. Buscando la man...