El asesino

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Los cuatro guerreros eran los únicos que desayunan esa mañana, Peter no estaba en la cabaña y nadie dijo nada al respecto, ya era normal que el chico saliera temprano y volviera alrededor de las once de la mañana, todos sabían que él se iba a un claro en el bosque para entrenar con todas sus habilidades, a veces lo acompañaba Stevenson pero estas últimas semanas éste quería ir solo.

Como el chico volvió más temprano que los días anteriores y los guerreros estaban desyunando ni lo notaron, éste se limitó a subir las escaleras y entrar a su habitación dando un portazo.

-¡Perdón!- gritó desde arriba.

Nadie dijo ni hizo nada hasta terminar, hoy era domingo así que podían hacer lo que se les antojara, los mayores se fueron con el profesor mientras que los otros dos subieron a la habitación de Peter, antes de entrar tocaron la puerta y escucharon que estaba hablando solo o con alguien, no lo sabían; recibieron una respuesta positiva y entraron.

El chico estaba de pie dándole la espalda a la ventana abierta de par en par permitiéndole la entrada a los débiles rayos de sol que formaban una tenue sombra de su persona.

-¿Con quién hablas?- preguntó el de pelo grisáceo mientras se sentaba en la cama.

-Conmigo y los árboles- respondió con calma, ambos le regalaron una mirada llena de confusión pero la cambiaron cuando recordaron que él en ocasiones hablaba solo al terminar otro libro.

El rubio se sentó en el medio de los guerreros y soltó un suspiro, los miró a cada uno por unos segundos y Melisa noto que sus ojos se veían cansados.

-Yo no creo en el amor a primera vista- soltó echándose para atrás y así dedicarse a mirar el techo-, pero sí en la atracción a primera vista, atracción física.

Ninguno entendía a qué quería llegar y Peter lo sabía así que siguió sin esperar que dijeran algo.

-Eso sentí con Connor, no la primera vez que lo vi porque me pareció estúpido, pero después sí.

-O sea, le tenés ganas- dijo cortante Melisa-. No me vengas con “atracción a primera vista”- hizo las comillas en el aire-, le tenés ganas y listo.

El chico dudó un momento pero asintió con la cabeza y negó rápidamente, ambos que lo estaban mirando fijo fruncieron el ceño y se miraron entre ellos.

-Al principio sí pero ahora ya no y ese es el problema.

-Ahh, ¿te metiste con él y ya no le tenés ganas?- Peter negó frenéticamente como respuesta a la pregunta de la chica-. ¿Entonces?

-No le tengo “ganas", me gusta pero a la vez no me gusta.

Lo que decía era confuso y se podía notar por el rostro de sus amigos.

-Es que me gusta pero nos conocemos hace poco y-

-Te voy a parar ahí- interrumpió William-, ¿estás diciendo que te niegas a tener algo con él porque se conocen hace poco?- el chico asintió y Melisa entrecerró los ojos.

-Se conocieron en marzo técnicamente- dijo ésta y Peter se sentó en la cama.

-Sí pero creo que me empezó a “gustar" desde mi cumpleaños.

-¿Por qué haces las comillas?- preguntó el chico.

-Porque no sé si me gusta en realidad. Cada vez que lo veo y estamos cerca me siento raro, y más ahora que éramos amigos con derechos; pero la etiqueta la puse yo porque no sé que mierda fuimos.

Las cosas iban demasiado rápido y Melisa necesitaba tiempo para procesar las dos palabras que se llevaron su atención “éramos” y “fuimos".

-¿Éramos?

Guerra de Elementos [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora