Control

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Peter sacó a la chica de esa habitación con la ayuda de Sheila que había tratado de entrar por la fuerza hasta que el rubio le abrió la puerta, ésta ignoró la cantidad de cuervos muertos que había en la habitación y se enfocó en ayudarla a salir del trance.

La llevaron hasta la sala y se sentó en el sillón; tenía la ropa ensangrentada, sus manos temblaban y estaba pálida.
Cuando Stevenson entró a la cabaña junto a Connor lo primero que hizo fue apartar a Sheila y a Melisa de la ojiazul, la tomó por los hombros y le quitó el cabello de la cara.

-¿Qué hiciste?- preguntó con voz átona.

-Yo no quería- confesó cuando su voz se empezó a quebrar-, ella me controlaba, me decía cosas y no podía hacer que callara.

La chica comenzó a llorar por lo bajo y su amiga trató de ir a consolarla pero Stevenson no se lo permitió.

-¿Desde cuándo?- quiso saber.

-Y-yo no lo sé; sólo a veces era consiente por unos segundos y era muy doloroso- explicó mientras se secaba las lágrimas con el puño de su buzo de lana fina.

-Mientes- acusó el rubio.

En cuestión de segundos todas las miradas, menos la del profesor, estaban sobre él, pero no le importó y siguió.

-Stevenson dijo que nos íbamos a dar cuenta si alguien husmea en nuestra cabeza y cuando nos quiso enseñar resistencia tú te negaste- soltó en seco-, ¿por qué?

-¡No lo sé!- gritó histérica-, solo sé que quería matar, ella me hacía matar.

-Los cuervos- susurró William.

-Exacto. Pero era un aperitivo, ella los quería a ustedes- la confesión dejó helados a todos en la sala, Stevenson inconscientemente se alejó de la chica soltándola de su agarre-. Cada maldita vez que me iba con William al bosque en mi mente se repetía lo mismo “mátalo, mátalo, mátalo" y cuando estaba a punto de hacerlo- un nudo se formó en su garganta y se aclaró la misma para deshacerlo-, la voz simplemente se callaba, eso era como una tortura.

-¿Por  qué no dijiste nada?- preguntó Melisa.

-Porque ella me controlaba, mi mente era como una cárcel cada vez que yo quería decirles mi boca decía otra cosa y solo me callaba, era como la parálisis del sueño, yo no podía hacer nada solo… veía.

Stevenson escuchó todo lo que tenía para decir, aunque no fue de mucha ayuda ya que no podía hacer nada, sólo debía buscar la forma de protegerlos y no le gustaba la idea que surgió.

-Los cuervos de tu cuarto… ¿qué les pasó?- preguntó Connor un tanto inquieto.

-Abrí la ventana, empezaron a entrar y morían en el piso, sus cabezas explotaron y ahí desperté, me liberé y no supe cómo reaccionar.

-Eres un peligro- dijo Stevenson poniéndose de pie, la ojiazul imitó el movimiento pero no negó nada-, para nosotros y para ti misma. No puedes quedarte aquí.

-¡¿Qué mierda dices?!- exclamó Melisa-, ella no se irá a ningún lado, ya nadie controla su mente.

-Pero lo hicieron y si lo desean lo harán otra vez, arriesgarse a que eso suceda sería una estupidez.

Lorena quería decir algo para que su amiga entendiera que el profesor tenía razón pero no podía, simplemente las palabras no eran su fuerte ahora, sentía que si decía una mínima cosa rompería en llanto.

-Pero no nos pasó nada- soltó William.

-¿Es un chiste?- dijo Peter que ahora estaba cara a cara con el guerrero-. Acaba de decir que te quiso matar, ¿qué no entiendes?

-Si lo hubiera hecho no era ella, Peter, entiéndelo.

-Si era ella o no, estarías muerto igual. No te mató porque era un estúpido juego.

Ambos se quedaron en silencio y nadie más habló por un rato, intercambiaban miradas pero no decía nada.

-¿Dónde la llevarás?- interrogó Sheila.

-No les diré, pero les puedo asegurar que no la sacaré de este mundo.

-No te creo, fuiste capaz de abandonar a tu hijo- al escuchar eso Peter fulminó con la mirada a la pelinegra pero a ella no le importó- ¿por qué no lo harías con alguien que ni siquiera conoces?

-Ya basta- logró susurrar Lorena y todos la miraron-. Ellos tienen razón, soy un peligro y yo quiero que me saquen de aquí, no toleraría la idea de hacerles daño.

-Pero, Lorena…

-Pero nada, nadie va a decidir por mí, si yo quiero que me alejen de ustedes va a ser mi decisión, no importa si a ustedes no les gusta.

Cuando Lorena hubo dicho eso su amiga sacó a Stevenson del camino y la abrazó con todas sus fuerzas susurrando cosas como “te amo” “vas a estar bien" “todo se acabará” y “no te dejaré sola"

Al separarse Stevenson la tomó del brazo y la sacó afuera, todos lo siguieron y antes de que pudieran salir todos de la cabaña éste se había teletransportado con la chica.

Sheila dijo que tenían que ordenar y limpiar la habitación de la chica y eso fue lo que hicieron durante toda la noche, sacaron las sábanas, limpiaron cada mancha de sangre que había en las paredes y sacaron y quemaron a todos los cuervos que habían.

Cuando el reloj marcó las cinco de la mañana terminaron y bajaron a la sala a esperar al profesor. Lo esperaron una hora y luego dos pero no llegó así que algunos se habían dormido.

-Peter, ¿estás despierto?- susurró Melisa que estaba sentada a su lado.

-Sí- respondió con el mismo tono de voz pero no la miró.

-Perdón por lo que dije.

-No te disculpes, él si me abandonó así que no dijiste una mentira.

La chica se movió de su lugar y lo abrazó, él le devolvió el abrazo y así se durmieron.

[…]

Tras escuchar un golpe Sheila se despertó y vio que eran las doce del mediodía, se puso de pie y salió de la cabaña y allí vio a Stevenson, sentado en el mismo lugar de siempre con un cigarrillo en la mano; caminó hacia él y se sentó a su lado.

-¿Por esto no nos dejó hablar de su plan?

-Sí, hace tiempo que sentía una energía extraña.

-Y no nos dijo.

-No sabía en quién confiar.

-Pero aún así nos habló del plan, ¿por qué?

-Porque pude ver que no eran ustedes las de esa energía, solo eso- respondió y le dio una calada a su cigarrillo, tardó un rato en soltar el humo y cuando lo hizo la chica habló.

-No nos vas a decir dónde está, ¿cierto?

-Nunca.

-Y por cuánto tiempo estará donde quiera que esté.

-Eso no lo sé. La dejé ahí como período de prueba, y le estoy enseñando a prohibir el acceso a su mente; cuando sea seguro ella volverá, si es lo que desea claro.

-¿Qué quieres decir?

-Me dijo que no quería volver, pero lo hizo porque estaba asustada, sé que no lo dijo en serio.

Después de un rato, Sheila entró a la cabaña otra vez y los únicos que seguían durmiendo eran Peter y Melisa, Connor se estaba bañando y William buscaba en los estantes de la cocina algo con lo que pudiera cocinar.

-¿Quieres que te ayude?

-Sí por favor, Connor me mandó a cocinar pero no sé hacer ni un huevo duro- confesó el chico-. Creo que lo hizo apropósito.

La chica tomó el mando de la cocina y él la ayudaba en lo que le decía; cuando Connor bajó y vio que Sheila estaba cocinando se rio y William le sacó la lengua como burla.

-Que se despierten, ya vamos a comer- dijo Sheila y Connor fue hasta el sillón y los despertó.

Guerra de Elementos [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora