Prepararse

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Melisa estaba sentada en un roca junto a Lorena, Peter tenía la mirada perdida en la cascada que se veía a lo lejos, el lugar era mágico, parecía un cuento de hadas, ese bosque les transmitía una paz increíblemente hermosa, pero la misma fue interrumpida por Connor y William que entraban rápidamente.

-¿Qué pasó?- interrogó Melisa- ¿Por qué tardaron tanto?

-Porque se nos dio la gana- respondió Connor. Melisa rodó los ojos y repitió lo que había dicho como burla-.Te escuché, niñita.

-Esa era la idea- Connor se enfureció ante ese comentario pero Melisa siguió platicando con su amiga.

William se fue con Peter que estaba observando todo toda la escena en completo silencio. Connor se quedó solo hasta que llegaron Sheila y Stevenson.

-Espero que estén bien porque ahora vamos a entrenar- informó el profesor, los chicos se mostraron confundidos y negaron con la cabeza-. Les dije que las brujas regresaron y no le vamos a ganar platicando.

-Primero- enumeró Peter-; tenemos hambre, segundo; Lorena y yo no controlamos ningún elemento así que no podemos hacer mucho y tercero; seguimos teniendo hambre.

-Lo puedo solucionar- informó Stevenson- solo necesito unos minutos- el profesor juntó sus manos y la luz brillante apareció nuevamente entre sus dedos-. Yo que ustedes cierro los ojos- los chicos hicieron caso a la advertencia y cerraron sus ojos.

El profesor alzó las manos y la luz azul se expandió por todo el lugar, lucia demasiado cansado pero en ningún momento apagó su luz.

A Peter se le nublaron los pensamientos y abrió los ojos cuando sintió que ya había acabado, parecía que flotaba sobre el piso, miró a su alrededor y notó la mirada del profesor sobre él, éste se le acercó y chasqueo los dedos entre sus ojos, Peter parpadeo un par de veces y reaccionó.

-Creo que en verdad tienes hambre- dijo Stevenson entre una pequeña risa nervioso.

El bosque seguía igual de hermoso, pero esta vez habían dos edificios, una cabaña de dos plantas con un balcón y de madera; del lado izquierdo la biblioteca del profesor, ésta ya no tenía ventanas, pero en su lugar habían unos símbolos raros y los mismos que tenían las puertas que te llevaban a los territorios.

-En esa cabaña tienen todo lo necesario para vivir, comida, ropa y agua- informó Stevenson- solo les voy a pedir que no se metan a mí oficina sin mi permiso, es decir que nunca en sus bellas vidas pongan un pie en la biblioteca- los chicos se miraron de reojo y asintieron con la cabeza.

-Bueno vamos a almorzar y en diez minutos estamos de regreso- dijo Sheila.

Los seis siguieron a Sheila pero Peter se detuvo por un momento y dirigió su mirada al profesor pero cuando notó que sus ojos estaban sobre él volteó y siguió caminando.

[...]

Los seis estaban sentados en la mesa de la cocina comiendo tostadas y tortitas, no era la comida adecuada pero sí lo más rápida; el profesor se había quedado afuera inmóvil, estaba sentado en el piso hace veinte minutos y Peter lo observó todo ese tiempo mientras comía una manzana.

Connor se puso de pie al terminar su café y recorrió la cabaña, tenía una habitación para cada uno, lo que no le molestaba porque odiaba la idea de estar con alguien en el mismo cuarto.

Abrió la puerta que estaba al final del pasillo y se metió, la habitación era igual a la anterior, solo que ésta sí tenía una ventana, era perfecta para él.

-¡Nos vamos!- escuchó la voz de Melisa a lo lejos y salió hacía afuera- Y, ¿qué tal?

El chico bajó las escaleras rápidamente y se encontró con la pelinegra.

Guerra de Elementos [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora