Mirio Togata x __

•031• Los pequeños cambios

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Hoy fue la primer semana de clases en tercer año, la primer semana sin mis dos mejores amigos, la primer semana en que dejé de ver a Tadashi.

Desapareció sin dejar rastro, cambio de número, sus redes sociales quedaron inactivas y nadie en la escuela sabía que había pasado, yo no me atrevía a ir a verlo, no terminamos en malos términos, pero después de que empecé a salir con Mirio nos distanciamos muchísimo y me avergonzaba aún de haberlo engañado.

Nagisa si fue a visitarlo, más por insistencia mía que por voluntad propia, pero resultó que se mudó, o eso es lo que habían dicho los vecinos, no evite sentirme culpable, no había una razón lógica, pero igualmente me sentí mal.

Ese día iba ver a Mirio en el parque, había dicho que era una sorpresa y que me diría a dónde iríamos hasta que estuviéramos juntos. Iba llegando al lugar acordado y vi su silueta a lo lejos, no pude contener mi sonrisa al verlo sostener un pequeño ramo de florecitas, llevaba una camisa azul, apesar de las mangas largas aún se le marcaban sus músculos, y vaya si había adquirido músculos, desde que empezó a ir con Sir Nighteye cambió mucho, pero en el mejor sentido posible.

Llegué con él y tape sus ojo, el río.

Mirio: Déjame adivinar- posó una de sus manos en las mías - es acaso la más preciosa chica que haya visto? O tal vez la mejor pianista que mis oídos hayan escuchado? O tal vez la mujer con la voz más linda que haya tenido el placer de escuchar?

Baje mis manos rodeandolo por la espalda.

_____: Creo que me sobreestimas.

Mirio se levantó, siempre ha sido más alto que yo, pero había crecido más y ahora también había ganado masa corporal, me ruborice un poco.

Mirio: Para nada, si acaso tú eres la que se infravalora. - extendió las flores - Ten, son para tí.

Me sonrió con esa manera característica de él y me ofreció su brazo. Lo tomé, feliz y nerviosa de nuestra cercanía, pero era tan cálido, que no podía negar que me gustaba estar pegada a él cada que podía.

Me llevó de picnic, fue lindo, hablamos de todo y de nada, se podría pensar que por lo sucedido antes en su casa, ya nos besábamos con normalidad, pero en realidad ambos éramos bastante nerviosos aún con eso, de momentos sentía que nos quedábamos mirandos los labios, pero ninguno de los dos dábamos el siguiente paso, tal vez era simple costumbre.

Me llevó a mi casa y sentí la pequeña tensión que surgió entre nosotros, se veía el atardecer, el aire suave movió un poco mi cabello y Mirio acomodó un mechon de cabello detrás de mi oreja, su roce era suave y tierno, me quedé quieta por temor a que se apartará.

Nos miramos, se veía tan atractivo, tenía en mis manos el pequeño ramo que me dió, junto con las llave de mi casa, jugué con ellas por los nervios, él colocó su mano en mi mejilla y la acarició lentamente.

Mirio:Te he dicho lo linda que eres?

Bajé un poco mi mirada y trate de retener mi sonrisa de tonta, pero fallé.

Mirio: Es que eres preciosa, eres como... Como... - alcé de nuevo la mirada y lo ví tratando de encontrar las palabras correctas- no lo sé, no soy bueno con estás cosas - dijo por fin y vi como se coloraba un poco- pero eres la chica mas bonita que jamás haya visto

Subió su otra mano hacia mi rostro y se acercó hasta que nuestro labios se tocaron, cerré mis ojos disfrutando de su tacto, de sus labios y de su cercanía. Fue un beso pequeño, apenas superficial, pero fue suficiente para cerrar mi día.

Nos separamos y ambos estábamos algo sonrojados. Tome mis llaves y abrí mi puerta, entré no sin antes dejarle un beso en la mejilla.

_____: Nos vemos luego - dije y nos sonreímos- Gracias por hoy.

Mirio: No fue nada - tomo mi mano libre y la besó- te escribo en cuanto llegue.

Cerré la puerta y me recargue, brinque y trate de no hacer mucho ruido por la emoción que sentía, finalmente estábamos juntos y era mejor de lo que había esperado.