Epílogo

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Me encuentro sentada en el suelo, justo frente a la celda que mantiene preso a Sasuke.

Han pasado varios meses desde que la guerra terminó, desde que nos despedimos de forma definitiva de Itachi, y hoy estoy aquí para despedirme también de Sasuke.

—He decidido largarme de aquí —digo, a la vez que me dedico a hacer dibujos invisibles en el suelo con mis dedos—. Ya no soporto más este sitio. —Hago una pausa, pensativa—. Lo siento.

—Has tardado en decidirte —responde su voz, logrando que una triste y minúscula sonrisa se esboce en mis labios—. A estas alturas ya deberías estar lejos —añade, como si supiera desde hace tiempo que ese es mi destino.

—Tienes razón. 

—¿Qué te detiene? —pregunta con lo que parece genuina curiosidad.

—Supongo que al final me cuesta separarme de ti. Has dejado de ser mi adorable Sasuke para convertirte en un completo gruñón, pero sigo queriéndote igual. Para mí siempre serás mi pequeño Sasuke —respondo con cierta burla, sabedora de que el comentario va a molestarlo. Una ligera satisfacción me invade al ver cómo su ceño se frunce—. Antes de marcharme, tengo una pregunta para ti —digo, incorporándome en el suelo para tener una mejor vista de su rostro—. ¿Por qué me presentaste a esos tipos como Uchiha Kyōka?

Un pequeño silencio invade el lugar antes de que se decida a responder.

—Si las cosas hubieran sido diferentes, supongo que habrías acabado casándote con mi hermano, lo que te haría una Uchiha —dice con tranquilidad. Una punzada de dolor ataca a mi corazón con sus palabras—. Pero sobre todo, te considero mi hermana. No tienes ningún apellido, así que te presto el mío. Al fin y al cabo, tú y yo no somos tan diferentes. —Sonríe. Una sonrisa tímida, como las que solían aparecer en su cara cuando de pequeño alguien lo halagaba por sus logros.

Una felicidad que creía olvidada se abre paso en mi pecho, a la vez que una solitaria lágrima de felicidad acaricia con gentileza mi mejilla.

—En ese caso, a partir de ahora tomaré prestado el nombre de tu clan —digo, levantándome por fin del frío suelo—. Prometo escribir de vez en cuando. Tal vez algún día nos encontremos de nuevo. —Me acerco todo lo que puedo a la celda, estiro mi mano y acaricio una última vez el rostro de Sasuke—. Hasta la vista.

Y sin una sola palabra más, doy media vuelta y salgo de aquel triste lugar.

Con cada paso que mis pies dan, los recuerdos que he ido acumulando a lo largo de los años en esta odiosa aldea acuden a mi memoria. La mayoría de ellos son horribles: el desprecio de los idiotas que nunca supieron la verdad de los hechos; las noches en vela, sola, esperando por alguien que no volvería jamás; el llanto de un pequeño Sasuke tras la tragedia; mi propio llanto...

Pero también hay recuerdo hermosos, los más lejanos, en los que mis amigos de la academia venían a buscarme para jugar, en los que pasaba la tardes en el distrito Uchiha jugando con Sasuke, en los que Itachi estaba junto a mí. Esos son los únicos recuerdos que tengo la intención de guardar y atesorar. Los demás se pueden ir al infierno.

Sigo caminando, y por fin doy el primer paso fuera de la aldea. Por fin soy libre.

Doy una profunda bocanada de aire y por primera vez en mucho tiempo intento sonreír ampliamente. Tengo el corazón destrozado y mi mente es un desastre, pero hoy tengo la intención de comenzar una nueva vida, y no pienso comenzarla con el pie izquierdo.

Sentimientos Ocultos [Naruto Shippuden] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora