Parte 1: La paladín Carmesí.Aria.
—¡Alguien de este lado!
—¡Mi hijo esta atrapado!
—Se va a derrumbar!
—¡Sanadores! ¡Por aquí!
—¡Este aun esta vivo!
—¡Ayuda! ¡Por favor!
Las voces de ayuda y socorro inundaban toda la escena. Algunos de los caballeros y guardias que aún se encontraban bien hacían todo lo posible por sacar a las personas de los escombros o recuperarar los cadáveres que pudieran, pero la tarea se antojaba imposible: había demasiados, ni siquiera con magos de tierra lograban hacer demasiado y el resto... El resto apenas conseguía moverse entre los escombros, siendo también algunos que se lastimaba al intentar sacar a algún desafortunado que se había quedado atrapado.
Los curanderos brillaban por su ausencia, la mayoría seguramente habían muerto tras el terremoto.
—¡Cere! ¡Empuja! —le ordené a mi amigo, esperando que juntos lográramos mover un pedazo de pared que había caído en lo que antes fue la mesa de banquetes. Abajo se veía una mano, blanca y con un lunar en el pulgar. La reconocí de inmediato, se trataba de una joven de doce años, Laura, hija de caballeros amigos míos y que deseaba seguir sus pasos. A veces nos llevaba galletas a la oficina para ganarse nuestro favor. Un gesto infantil, acorde a su edad...
Pero ahora, aquella manita que tantas veces salude se mantenia inerte y fría, mientras que una tonelada de escombros me impedía ver a su dueña.
—Aria, no hay nada que hacer aquí... —comenzó a decir Cere, pero no le hice caso, necesitaba verlo por mi misma, ver que no había nada que hacer... No sabia porque, pero hasta no verlo no podía sentirlo como real.
Y no sólo por ella, sino por todos aquellos que se suponía yo debía proteger.
—Entiendo tu dolor, pero Aria, hay asuntos más importantes que hacer ahora y qure solo tú puedes realizar —me dijo Cleam, quien hace poco había llegado de no sabía dónde. De Minerva no sabía nada desde hacía rato, seguramente buscaba desesperada a sus padres, pero la verdad es que había dejado de pensar en ella casi desde el principio. Al menos ella estaba a salvo, del resto sabía muy poco.
—¿Más importantes? Se que para ti la muerte no importa... —Aquellas palabras me enojaron y levante la mirada con la intención de golpearlo para desahogarme, solo para encontrarme con un hombre con ojos hinchados, manos sangrantes y ropa rasgada y cubierta de polvo. La furia que sentía se difumino de inmediato, pues sabía de antemano lo duro que había sido para él volver a intentar formar una familia... Una que seguramente, por su voz y apariencia ya no existía. Yo al menos sabía que mi propia familia estaba bien y a salvo.
—Se que estas dolida y por eso no prestare atención a lo que dijiste, pero debes irte ahora, Aria —me volvió a decir, levantando la vista a aquel templo en el cielo—. Esto solo es el principio. Yo vi la última vez que aquella cosa apareció y no creo que quieras que aquello que me creo se vuelva a repetir.—Aria, sabemos que tu familia está bien —me dijo Cere, poniendo la mano en mi hombro—. Y yo estoy aquí, haré todo lo posible para ayudar. Vete, encuentra al hijo de la tormenta y vayan al templo...
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Theria: El templo de los orígenes.
AdventureEl tiempo corre. Ocho años han pasado desde la batalla en Virelia y el mundo se encuentra en un estado de calma visto pocas veces antes. No hay guerras y la diplomacia fluye a través del continente humano. Pero esto es una fachada para que los Gober...