El origen de todo

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Hill

En algún momento mientras bajábamos las escaleras, estas desaparecieron sin que ninguno de nosotros notáramos el momento exacto en el que ocurrió. Fue entonces que la habitación se lleno de una luz clara y pura que dejaba ver miles de libros en infinitas estanterías... y desde ellas apareció una sombra, sin rostro ni forma definida, que avanzo a nosotros despacio.

–El bibliotecario –murmuró Vordove.

Entonces sucedió algo increíble, las figuras de Sarah y Mia se dividieron en dos, cada una formada por una persona de un lado y un ente de color violeta del otro. Mientras que el ente que se parecía a Sarah se mantuvo de pie, el otro quedo recostado en medio de la biblioteca, durmiendo.

¿Qué es lo que buscan en la biblioteca de la creación? –pregunto la sombra, mirando a la materialización violeta de Sarah, que asumo era la representación física del dios Vordove.

–La verdad del caos. El surgimiento del templo de los orígenes y... el mundo previo a los once hijos de dios.

La sombra se mantuvo en silencio unos segundos y luego hizo un movimiento. Desde dentro de ella una mano de color ceniza crecio en la oscuridad y señalo algun lugar lejano en la gran biblioteca. Un libro, negro y del tamaño de un camión pequeño surgió de entre las estanterías y fue tomado por la sombra.

Toma, hijo del Destino. La historia de tu mundo. Serás el narrador de las palabras de tu padre.

El libro exploto en un haz de luz que recorrió a todos y destruyo la imagen de la biblioteca, dejándonos en un espacio de niebla, vacío, rodeados de sombras sin formas que se acercaban o alejaban a nosotros a intervalos irregulares.

Entonces la sombra desapareció, dejándonos únicamente a nosotros. En ese momento entendí que este lugar no era físico y por que se necesitaba a un dios para acceder a la información. Nada de ese lugar era real, todo era teórico, representaciones solamente. Entendía eso, pero me causaba escalofríos pensar quien había creado la biblioteca, ya que los dioses del mundo no parecían tener toda la información que ahí existía. Porque este lugar era para que ellos accedieran, pero, ¿quién crearía un lugar donde ya estaba lo que sabias?

–El universo estaba en caos –inicio su narración Vordove, cuya voz, por primera vez, se asemejaba a una humana–. Los grandes dioses, el destino y el caos, se dieron cuenta que ellos no podrían mantenerlo a salvo por si mismos de aquellos que habitan más allá.

–¿Quiénes?

La pregunta, inocentemente planteada por el trovador, fue evadida por el dios, quien siguió su discurso. Aunque no era necesario que la respondiera, porque entre las imágenes se podía apreciar algo que estaba más allá de la niebla representante de la realidad, algo que no pude dar más que un breve vistazo, pero que aun así me causo escalofríos.

–Deben entender que todo lo que narrare no fue presenciado por mi –continuo–. Yo solo soy un dios menor, no sé todo lo que hay que saber ni soy omnipotente ni omnipresente. Menos ahora que de mi queda poco. Algunas cosas ya las sabia y otras no, debido a que ellas fueron borradas de mi mente por aquellos que me crearon.

–¿Hay más como ustedes? –pregunté, pero Vordove solo continuo con su narración.

–Al ver que necesitarían ayuda mis padres decidieron usar parte de su poder para crearnos, a los cuatro dioses pilares.

–Asumo que te refieres a Siel, Gurie...

–No –interrumpió el dios a Mia, pero le sonrio–. Los nombres de los cuatro verdaderos no pueden ser pronunciados por voces humanas. Aunque si, yo soy uno de ellos. Y no te preocupes en preguntarle a Siel cuando despierte, al igual que yo, ella no conoce esta parte de la historia porque nació mucho después de ella.

En las imágenes que se nos mostraban aparecieron cuatro figuras cubiertas de neblina... una de ellas con la forma de Sarah. Vordove se unio a esa sombra y se convirtió en algo diferente, representado por un ser sin forma, de color violeta y con una presencia imponente.

–A cada uno de nosotros se nos dio la tarea de resguardar una parte de lo que mantiene en pie el universo. Realidad, tiempo-espacio, materia y energía. A cada uno de nosotros se nos envío a una parte del universo joven para que mantuviéramos las paredes en pie e invisibles ante los que están más allá –De improviso el rostro de Vordove se oscurecio–. Sin embargo hubo algo con lo que nuestros padres no contaban. Para que nosotros, los dioses menores, nos mantengamos en el mundo necesitamos algo más que nuestros padres: Fe. La fe de seres mortales, eso es lo que alimenta a un dios.

"Mis hermanos solucionaron esos problemas casi de inmediato. Los mundos a lo que fueron mandados rebosaron pronto de vida y ellos se hicieron más fuertes gracias a esta. Pero mi mundo, La Theria, era desolado, infértil y frio. Nuestros poderes no podrían cambiar eso. Ni el tiempo, el espacio, el destino o el caos pueden crear vida, son fuerzas que siguen un patrón preestablecido.

Entre la neblina se formo un mundo... pero era extraño, habia algo en èl que cuadraba, aunque no sabia exactamente que... pero no solo era ese mundo, lo que le rodeaba también era extraño. El sol, sobre todo, tenia algo...

–A los grandes dioses no les quedo otra opción que crear mas dioses menores para ese pequeño mundo. La vida, la muerte y la naturaleza. Mis hermanos menores fueron creados para que se pudiera formar un mundo capaz de razonar y alimentarme de su fe.

Ahora si, la figuras que se forman en la niebla eran reconocibles, pero posiblemente solo para mi, ya que esas formas las había visto antes, en el continente magico, pero no tenían nada de humanas. Parecían mas bien ser serpientes o parte de ellas eran como las serpientes.

–Los dioses somos energía y nos presentamos ante los mortales como las figuras mas reconocibles por ellos. En ese tiempo nos parecíamos a los primeros pobladores, aquellos que vinieron antes que ustedes. Los Hulastheran. Los hijos reales del planeta.

–Imposible –susurró una voz a mi lado, pero no supe de quien provino, porque en ese momento fue que lo entendí. El sol era de un color rojizo, no existía la luna alrededor de ese planeta joven y los pobladores eran diferentes... ese que estaba ahí no era nuestro mundo.

–Siempre se me hizo extraño que existieran humanos en este mundo –dije, recordando las antiguas ruinas. Aunque en ellas siempre estaban, era cierto que debían ser muy recientes y que algo más debio existir antes–. Ahora sé que no es así. Pero, ¿Qué les paso a ellos? ¿Por qué existen los humanos? El sol, la luna y las estrellas se parecen mucho a los de mi antiguo mundo y en más de una vez me pregunte el porque, aunque no ahonde en ello...

–La razon, joven Fell fue debido a uno de nuestros mayores errores. A nuestros egos inmortales –me dijo el dios del espacio. A su lado once figuras surgieron, deformes e inconexas. Reconocí a uno de ellos, uno que enfrentamos antes. Pero no sabia que hacia ahi–. Los creamos a ellos, a nuestros primeros hijos y a aquellos que casi nos destruyeron.

"Creo que ya sé porque fragmente mis recuerdos –se lamento el dios–. Se suponía que ellos serian los que ayudarían a que el mundo prosperara, se suponía que juntos lograríamos mantener la realidad en pie, pero... La creación del templo, la devastación del primer mundo... el sueño eterno de los grandes dioses... ellos fueron el principio de todo.

Los once titanes.

Theria: El templo de los orígenes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora