Parte 2: El hijo de la tormenta.

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Hill

—¿Me escuchas Karla? —le repetía una y otra vez a la esfera de comunicación, pero esta solo me contestaba con silencio.

—No puedes comunicarte con nadie aquí, hijo de la tormenta —repitió por quinta vez el dios, pero de nuevo no le hice caso.

—Es imposible que se haya liberado. —dijo Sarah, intermediando entre los dos —. E incluso si lo hubiese hecho nos habríamos dado cuenta. Un ser tan poderoso no debería ser capaz de pasar desapercibido, no ante ti.

—Normalmente te daría la razón, pero aquí abajo es diferente, puesto que estamos separados del mundo terrenal —le respondió Vordove—. Además, ahora mismo en la superficie el templo está surgiendo, y con ello una gran cantidad de energía se ha liberado, lo que distorsiona los sentidos de mis hermanos que siguen vivos. En estas circunstancias, sentir al titan de la tormenta sería difícil incluso para mí, el más consiente de nosotros, más aún si él no quiere que sea así.

—Entonces es posible que...

Empece a decir, esperanzado, a lo que Vordove asintió.

—Hay esperanza de que no haya escapado todavía, pero el titan es inteligente, no desperdiciaria una oportunidad como esta, donde tiene más posibilidades de salir victorioso. E irá por los apóstoles primero, a esta altura ya es imposible encontrar un remplazo de ellas y lo sabe. Por tanto, es mejor tener un plan para sellar lo de nuevo.

—Espera, Vordove, ¿hay alguna forma de sellarlo otra vez? —preguntó Sarah en mi lugar. 

—Sería difícil, pero la hay. Si tu abuela logra contener al hijo del caos en el orbe del titan, este tendrá la energía suficiente como para atrapar de nuevo al dios de la tormenta. Sin embargo, como dije antes, no será nada fácil, el poder necesario para lograr tal azaña es inconmensurable...

—La conciencia del abuelo puede estar todavía activa, si él nos ayuda...

—El hijo del caos ya lo habrá absorbido por completo en estos momentos, haciendo imposible que haya alguna clase de ayuda de su parte. E incluso si pudiera, no es lo suficientemente fuerte.

—¿Y los hijos de Siel que quedan activos? ¿La madre lobo o el leviatan? ¿El gran Dragón? ¿Anatsh? El bailarin del viento sigue vivo, y he comprobado que es fuerte, ¿si lo usamos de batería?

—Imposible, ni siquiera todos juntos son lo suficientemente fuertes ni tienen la energía necesaria para ello —negó Vordove, mientras mostraba imágenes de seres que nunca había visto—. Aunque hay una posibilidad. Escucha, hijo de la tormenta...

Me sobresale en cuanto me llamó. En los últimos segundos me había sentido perdido al no saber de qué estaban hablando, parecía ser que múltiples cosas se habían estado llevando a cabo sin que yo las supiera. En parte era comprensible, yo tenía una misión contraria a la que Vordove quería y por tanto era imposible que lo hubiese contado antes. Pese a eso habría deseado saber todo antes para no estar tan perdido.

—En el momento en el que llegues al templo—continuo Vordove simprestar atención a mis pensamientos—, y completes el ritual habrá una  fracción de segundo en la que lo que resta de mí se liberará y atraera a todos los elementales. Solo será un momento antes de mi muerte definitiva, pero ese instante podría ser decisivo para lograr nuestro cometido ya que obtendré un poder similar al que tenía al momento de estar completo. Tú no podrás hacerlo, pero dile a quien siga vivo, si alguien lo hace, que vaya por el orbe a la ruinas de tu pueblo natal y después lo lleve a la cueva donde nos conocimos por primera vez.

Theria: El templo de los orígenes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora