Parte 4 Oscar el torpe y apestado

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Los cambios, a veces son buenos, ya sabes para salir de la rutina, otras veces son malos y pocas veces nos damos cuenta, en este caso pasó un caso algo ridículo.

Para entrar en contexto, tenemos a Oscar un líder nato, tal vez ingeniero y con un increíble selección de habilidades reducido a más que un chiste y te explico.

Hace unos días en este campamento un joven desafió el peligro de la magia y ganó, incluso humilló a las brujas, y de ahí todos creemos que se están vengando y no es broma este chico se tropieza con todo, libros, mesas, otros campistas se ha convertido en el hazmerreir de toda la isla e incluso parece que su propia amiga lo ha abandonado.

Hace poco no es que los quisiera ver pero le ocasionó curiosidad a Max, Oscar y Erizo estaban discutiendo lo que se decían no tenía sentido y todo terminó mal, muy mal o más bien con una bofetada pero Oscar no dijo nada y la que se retiró del lugar fue Erizo enojada o al menos así se le veía el rostro.

El pobre chico estaba devastado, así era mejor no meterse en líos ajenos y seguir con su vida, al menos eso pensó Max ella venía a jugar y divertirse no a estar resolviendo dramas ajenos.

La práctica de básquet fue intensa, Erizo era increíblemente buena, ella presumía que sólo era cuestión de ángulos, éramos el equipo de ensueño o al menos no había competencia.

La próxima reta era el equipo de los "Bebés" conformado por el joven Pepper, Lem y Oscar sería un partido fácil.

Bien el único que defiende un poco es Lem los demás apestan.

Hay no, más drama.

— es falta — alegó Erizo agitada señalando a Oscar.

No se como explicar lo que vi, se supone eran amigos o algo así, ambos estaban discutiendo, bueno Erizo estaba atacando a Oscar el solo se está defendiendo y todo terminó cuando Erizo le arrojó la pelota en la cara y esta se alejó del lugar.

— Erizo eso es antideportivo — a Max no le parecía esa actitud.

— todo está bien solo fue un accidente— Oscar respondió optimista

— Oscar mejor vamos a la enfermería te esta sangrando la nariz— comentó preocupada Max.

Oscar se tocó la nariz y solo miró preocupado como su mano se mancha a de sangre — yo iré solo ustedes sigan jugando—

Oscar partió a la enfermería, pero Max decidió ir tras el claro Oscar la detuvo mencionó era más importante continuar con el partido.

Esa noche fue un poco incómoda.

— Por que me preocupo por ese chico, tengo mis propios asuntos que ocultar — Max comenzó a darle vueltas — Realmente hay pocas cosas en que preocuparse en este lugar— Se quejó para sí misma.

Había decidido salir un poco de su cabaña, no era tan tarde pero no tenía sueño y ese chico dejaba mucho que especular.

Max estuvo a punto de regresar a dormir cuando escucho algo cerca del bosque, tenía curiosidad así que decidió adentrarse solo un momento entre los árboles para saber que pasaba en un pequeño claro estaba esa malvada bruja Susie y Oscar y sin querer otra vez está enterándose de cosas que le dejan mas y mas dudas.

— Así que no te arrepientes pequeño bebe llorón — Amenazo Susie — Bien por que esto se pondrá peor — Susie se arrimo a Oscar y con un frasco recogió lágrimas que escurrían de su cara.

— Solo recuerda no contarle a nadie — Dijo Susie muy pícaramente y se retiró de ahí volando.

En cuanto se fue Susie Oscar no hizo más que patear y golpear cuanto pudo hasta que se canso, esto dejó un poco espantada a Max y sin querer hizo un poco de ruido, rápidamente se oculto en el arbusto en el cual estaba.

— Déjame en paz — Gritó Oscar arrojando una rama que estaba cerca hacia esa dirección.

Max salió lo mas rápido que pudo a escondidas pero era demasiado obvio su escapada, corrió para alejarse ese chico estaba alterado, justo antes de entrar a su cabaña Oscar le impidió el paso estaba cerca de ella.

— Dime que escuchaste — Exigió Oscar

— de qué hablas — Trato de hablar Máx de la manera más relajada — Te vez algo estresado.

— Solo dime si escuchaste algo — Comentó Oscar algo más calmado.

— No nada, yo estaba aquí solo salí a tomar el aire — Max trataba de mantener la calma —Pero tu, que te estresa?, te vez algo angustiado —

Esa expresión soltó una leve sonrisa en Oscar — Me alegra — Lo decía mientras se limpiaba los ojos

Oscar se estaba apenando por la confusión — Perdón es que estoy un poco estresado—

— Si todos nos hemos percatado de eso — Max habló serenamente — Quiere hablar de ello — Max gritaba internamente por la metida de pata.

— Eso estaría bien, seria como una pijamada entre amigos — Comentó Oscar — Iré a cambiarme y voy a tu cabaña

Max miraba como el chico se alejaba y ella estaba en la puerta de su cabaña — Haaaaaaaa faaaakkk — Grito muy adentro de su mente la metida de pata.

Max regresó a su cabaña y aprovechó para recoger unas cuantas cosas y miro la hora — Maldita Sea mi hábito de acostarme tan temprano —

Max se plantó al espejo y se dijo a sí misma — Vamos recuerdas eras Max el chico más genial del campamento — Con esto se ajustó la gorra y acomodo todo para su invitado, saco unas cartas para jugar, buscar unas bebidas — si este chico ocupa ayuda de su servidora, será tan genial que le contara a todo mundo lo increíble que soy —

En cuestión de minutos Oscar estaba en la puerta de la cabaña de Max, fue un inicio ameno Oscar había traído unas galletas que le había mandado su madre, según él era una forma de disculpa por la confusión de hace un momento.

Comenzaron hablando cosas triviales de esos días, como eran cada una de las brujas, aunque en poco tiempo Oscar comenzó hablar maravillas de estas.

— Espera hablamos de las mismas brujas que casi nos aplastan con unas piedras — Preguntó Max confundida.

Bien Oscar explico que al final solo era una inocente broma.

En el pensamiento de Max las cosas que había visto no encajaban — Acaso no es la misma que lo estaba haciendo llorar hace rato — Max seguía pensando — Y si le pregunta sobre el tema, sabra que mentía hace rato y puede ser que ahora sí se pongan las cosas algo fuertes—

Así que trato de evitar a toda costa esa platica.

Claro era astuta y sabia que podría impresionarlo con su habilidad en las cartas, por supuesto quedó sorprendido.

Y para rematar una buena película de comedia para levantar el ánimo, Las horas pasaron tan rápido entre risas que ninguno de los dos se había dado cuenta.

Cuanto menos había pensado ya era tarde y Oscar regresaba a su cabaña — Tenemos que repetir esta pijamada, nos vemos mañana Max —

— Descansa Oscar — Al final cerró la puerta de la cabaña

— y nunca hablamos de que le aquejaba — Max maldecía su curiosidad

Mi nombre es MaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora