39

1.4K 135 193
                                    

Tres días después.

Roseanne se encontraba observando sus deditos, como éstos se entrelazaban y jugaban entre sí.

El ruido de una taza posándose encima de la mesa obligó a que levantara su cabeza, teniendo el rostro de su padre, quien le sonreía levemente.

—Toma un poco de te, cariño. Espero que te guste. No soy bueno preparando este tipo de cosas, siempre me queda muy dulce o muy amargo—Comentó Hoseok antes de sentarse en la silla de enfrente.

La pelirosa tomó la taza entre sus manitos y bebió un poco del líquido caliente, asintiéndole a su padre en una señal de que estaba bien preparado.

— ¿Has dormido bien en estos últimos días?—Volvió a hablar, o más bien preguntar.

—Uh, si. En estos... tres días he... he podido dormir m-mejor—Respondió y le regaló una reconfortante sonrisa al hombre— ¿Y tú?

—Si, aunque he estado un poco ocupado con unos... asuntos—Murmuró—Pero lo importante aquí eres tú, cielo—Hoseok agarró la mano derecha de su hija—Ya todo terminó. ¿Entiendes eso?

Rosé analizó toda la desastrosa casa, el hogar que consideraba como un horrible infierno.

Obviamente todo se encontraba un poco sucio aún. Seguía desgastado, pero solo había que arreglar absolutamente todo para transformarla en una linda casa en donde podías sentirse seguro y a salvo.

Porque su casa en algún momento se sintió así.

Cuando papá estaba aquí. Cuando los tres eran felices y eran una familia.

—L-lo sé...—Balbuceó con sus ojitos brillosos.

Hoseok dejó caricias en la manito de su hija y luego un besito en su frente. Un simple gesto que significaba mucho para ella.

—Hobi, ¿Cómo está tu hija?—Una voz desconocida salió de la cocina, frenando de golpe al ver toda la escena.

Rosé frunció su ceño y se tensó apenas vio a una mujer hermosa de cabello negro.

Apenas hoy se levantó, su padre la dirigió hacia el comedor, sin dejar que pudiera ir al baño u otras cosas más. Por lo cual le sorprendía ver a alguien más aquí. Pensó que solo eran ellos dos.

—Rosie...—Hoseok decidió levantarse de la silla y acercarse a la otra mujer—Ella es Hirai Momo, es mi... esposa.

Los ojitos de la pelirosa se abrieron bastante, sin poder creer eso. ¿Papá había buscado otra mujer?

—Hola... Chaeyoung—La señora, que se veía bastante joven, se acercó con un poco de duda a la adolescente—Un... un gusto.

Por inercia, la menor se levantó de la silla y dio unos pasitos hacia adelante, viendo la mano extendida de la mujer.

—El... el gusto es mío. Es... es una mujer m-muy bonita—Murmuró una vez agarró la mano de la pelinegra.

—Muchas gracias, tú también eres muy bonita Chaeyoung—Momo le sonrió a la menor y dejó una caricia en su roja mejilla derecha.

Y Rosé quiso llorar, porque le hubiese encantado haber compartido un momento así con su mamá.

Un lindo momento.

—Tu padre me ha platicado mucho de ti. No te preocupes, me ha dado una buena impresión—Comentó Hirai con una gran sonrisa, contagiando a la pelirosa.

El hombre de cabello rubio se acercó a las dos mujeres que más apreciaba en esta vida y colocó una de sus manos en el hombro izquierdo de su esposa.

Cute Girl [Taerosé]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora