❀」Love of Dragons - 4

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Ataque helado

Jungkook sorbió su nariz, separándose lentamente del cuerpo del alfa. Una vez más quedó en vergüenza frente a Taehyung. No podía ser más patético de su parte. ¿Cuál sería siguiente momento vergonzoso? ¿Qué eructara frente a él? Por eso, ahora no se atrevía a levantar su mirada.

—¿Ya te sientes mejor?—cuestionó el peligris tratando de mirar sus ojos. Sin tener existo, dado que este lo esquivaba.

—Mojé tu camiseta, perdón...—evadió la pregunta observándolo de reojo. La mancha en su hombro no era tan grande, pero si notoria por el color verde de la prenda.

—No importa. Ahora sólo quiero saber si estás bien—dijo Taehyung.

Asintió con la cabeza en completo silencio. El dragón plateado ya estaba tomando ese gesto como un hábito de su parte. Observó como Jungkook se secaba las últimas lágrimas con una de las mangas de su camiseta y luego se levantaba del césped.

—Tengo que irme, disculpe—le avisó antes de echarse a correr en una dirección desconocida para el invitado. Ni siquiera le dio oportunidad de objetar.

Suspiró pesado y tomó uno de los tantos pinceles que el menor había olvidado, sucio por el acrílico. Taehyung esperaba que su escape no significara algo grave para la relación de ambos.

태국

Las horas y los minutos pasaron sin esperar a ninguno. El lunes llegó, y del mismo modo, el primer día en la academia para Jungkook. Este se encontraba dándole los últimos detalles a su uniforme, el cual no le gustaba del todo. Se veía algo ajustado para su gusto. No era el estilo de prendas que solía llevar, solo en uno que otro evento especial. Pero, era lo que le habían dado y no podía cambiarlo. Aun así, se consoló con que la túnica abierta que llevaría encima lo disimularía.

—Mi pequeño dragoncito, está tan grande—sollozó falsamente su padre.

—Yah, papá—se quejó, avergonzado por la actitud del hombre. Sin embargo, estaba acostumbrado a esas situaciones. Lo mismo le pasó cuando tuvo sus primeras clases de vuelo.

—Déjame llorar, Jungkook, ya no te tendré tanto tiempo en casa—le contestó.

Su hijo carcajeó y bajó los pocos escalones que le quedaban. De pronto la melancolía atrapó al joven dragón; sentía que algo le faltaba. A Jungkook le hubiese gustado que su madre lo estuviera viendo irse a su primer día en la academia, pero eso no iba a suceder, aunque lo deseara con toda su alma.

—Tu madre estaría muy orgullosa de ti, Kook...—consoló su padre al adivinar el porqué de su rostro decaído.

No dijo nada. No le gustaba nombrar el tema o siquiera mencionarla. No porque le tuviera algún tipo de rencor, sino porque le dolía. Jungkook nunca la llegó a conocer, dado que su padre le contó que había muerto apenas él nació. Por eso mismo, tampoco tuvo la oportunidad de grabar su aroma en su memoria.

Su padre siempre le hablaba sobre SukHa para que pudiera conocerla, sin la intención de hacerlo sentir culpable. Desde el primer momento, le explicó que la muerte era parte de un cruel destino que todos tendrían.

—¡Seokjin, Jimin! ¡Apresúrense que se les hará tarde y no quiero que arrastren a Jungkook en su primer día!—JeonWang cambió rotundamente de tema. Dejó al menor a solas por unos cortos minutos para ingresar a la cocina y volver sosteniendo unos bolsos. Eran sus almuerzos—. Ten, Kook, no olvides acabártelo. Necesitas tener mucha energía para tus entrenamientos.

Jeon JeonWang no era un dragón que cocinara platos extremadamente deliciosos, pero los que solía preparar eran bastante comibles. Tampoco tenía mucho tiempo para ponerse a experimentar recetas o perfeccionar al cien sus técnicas. Por lo que, gracias a eso, sus hijos se encargaban de agradecerle cada que eso pasaba.

Love of Dragons [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora