Nightmare | Capítulo IX

387 47 13
                                    

JUNGKOOK

—Realmente no entiendo la urgencia de venir a la librería en sábado, podías haber escogido otro día— farfulló mientras se colocaba el cinturón de seguridad. Ciertamente una salida al trabajo no era la idea de un plan de sábado, pero tenía que hacerlo, debía hacerlo.

—Necesito un libro, te lo he dicho—respiré profundo mientras encendía el motor del auto, Jimin era un dolor de cabeza todos los días, pero cuando tenía resaca se volvía un maldito dolor de trasero.

—Pudiste habérselo pedido a mi padre o alguno de los secretarios del tuyo—bufó fastidiado.

Me mordí la lengua en un intento de contener un par de insultos, realmente andaba con un humor de los mil perros desde anoche, cuando me enteré de la indiscreción de Hyemin con ese fulano, y no quería desquitarme con la persona equivocada; incluso me sorprendí de mi autocontrol, pero entendí que solo me estaba reservando para aquel bastardo, nunca había deseado tanto estrellar mi puño en un rostro ¡Maldita sea! lo necesitaba.
Agradecí al cielo que Jimin decidió quedarse callado durante el resto del camino, me daba la oportunidad de pensar en qué haría una vez estuviera en aquel local, frente a ella y su amiguito.

Conduje sin cuidado un par de calles hasta que mis pensamientos comenzaron a hacer estrago en mi cabeza e hicieron imposible concentrarme en no estrellarme contra un maldito árbol.

Está sucediendo de nuevo, está perdiendo algo que amas y ni siquiera es tuyo.

Gruñí mientras estrujaba el volante.

¿Hasta cuándo seguirás permitiendo que tomen lo que es tuyo?
Eres patético. Reprimiéndome no conseguirás nada y lo sabes.
Esa cara de niño bueno solo te ha hecho ver como un estúpido.
Vamos, hazlo de nuevo, déjame tomar el control.
Sé un hombre por una vez en la vida.

—¡CÁLLATE! —Vociferé con rabia mientras frenaba de golpe. El chirrido de las llantas quemando contra el asfalto me sacó del trance que vivía.
Los ojos de Jimin me miraban con terror, se había quitado el cinturón con un hábil movimiento a pesar de que se notaba visiblemente aterrado.

—¿Qué mierda te sucede?— estaba blanco como el papel, su aspecto deplorable daba risa.
Escuché sus palabras, pero no pude responder porque ni yo mismo lo sabía.

—Estás loco... ¿bebiste algo? ¿te drogaste? —me miraba con atención, incluso se había quitado esas horribles gafas negras que llevaba por la resaca. Mi silencio pareció confirmarle lo que sea que estuviese pensando y sin darme tiempo a responder—. Le llamaré a mi padre, no creo que estés en condiciones de...

—Cuelga ese teléfono, Park—mascullé mientras encendía el auto nuevamente—. Ahora—sentencié.
Acató mis órdenes sin emitir palabra alguna, lo cual agradecí internamente.

Tenía que llegar a la jodida librería o me volvería loco.

Pisé el acelerador a fondo sin reparar en quien estuviera frente a mí, me importaba muy poco.

Jimin parecía haber entrado en un tipo de trance o tal vez estaba tratando de controlar sus nauseas.
No pasó mucho tiempo hasta que apareció frente a mí aquel edificio, viejo, mohoso y olvidado en el tiempo; la librería de los Park.

Escuché el click del cinturón de seguridad de Jimin cuando se lo desabrochó, y le seguí. La sola idea de verla con ese idiota me consumía de una forma tortuosa, no quería darle vida a los pensamientos que me atormentaban, pero tenía que hacerlo.
Tamborileé mis dedos sobre el volante mientras reunía el coraje para bajar del auto o buscando la justificación perfecta de mi presencia en aquel lugar.

Nightmare [jjk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora