Burning Love [911- Evan Buckley]

5

Me abrazo a mi misma mientras las lágrimas salen siento que no puedo respirar, veo a Buck frente a mí intentando que me relaje pero no puedo.

Veo como Bobby coge mi teléfono para responder a la llamada entrante.

En ese momento sentía que todo había acabado.

[...(^^)....]

24 horas antes....

— Luna llena— escucho a Buck con emoción, Bobby y yo nos miramos aburridos— La gravedad es mayor con la luna, está demostrado

Según las tradiciones de cuerpos de rescate, las noches de luna llena es cuando los flipados salen a la calle y cuando pasan cosas raras, y por lo que se ve, el rubio lo defiende muy bien

— ¿Lo has leído en una publicación científica?— pregunta Bobby

— No lo sé, ¿Es el internet una publicación científica?

— La idea en la que la luna hace cosas raras es estúpido— digo— Es folclore, un pensamiento mágico.

Los tres entramos en nuestra próxima emergencia, una escuela de yoga para embarazadas.

Al llegar a la planta encontramos con una mujer.

— Es aquí— nos dice— Jackie está de seis meses, es nueva— empieza a informarnos— La clase es solo para mamás de al menos 26 semanas, les digo que no se pasen con el esfuerzo.

Al entrar en la sala encontramos a muchas embarazada y a la que supongo que es Jackie, ya que está en una postura rara y su cara muestra sufrimiento

— La postura de la langosta— dice Buck, ambos le miramos— He salido con muchas profesoras de yoga

La profesora se encarga de despejar la zona mientras nosotros nos acercamos a la mujer.

— No me puedo mover— dice— ¿El bebé está bien?

— Vamos a comprobarlo, voy a tocarte la barriga— informo antes de poner los dedos en el lugar— No hay traumatismos abdominal

— Las constantes están bien y el pulso del bebé también— habla Buck.

— ¿El bebé está bien?— vuelve a preguntar la mujer.

— Está bien

— Menos mal, no es mío, soy vientre de alquiler— confiesa.

— ¿Puedes decirme dónde te duele?— pregunta Bobby— Espalda, piernas, brazos

— Piernas y brazos, pero lo peor es en el culo por los muslos y el gemelo

— Creo que es una hernia discal— nos informa nuestro capitán— Hay que ponerla de lado

Mientras hacemos nuestra función, otro quejido aparece en la sala

— Voy a ver que pasa— digo, me acerco corriendo a la mujer

— Creo que estoy de parto

— ¿De cuánto estás?

— 38 semanas

— Vale, respire con las contracciones, con calma, ¿Cómo te llamas?

— Beth

— Necesito agua para Beth— le pido a una de las embarazadas que está a mi lado.

— ¿Estoy de parto?

— Tiene una contracción cada minuto, así que creo que sí.

Una par de chillidos más se escuchan, más mujeres de parto, pero yo me centro en la chica al ver que van mis compañeros y al escuchar como Buck pide una ambulancia