juu nana

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Taeyong seguía siendo lejano a los demás, pero habia aprendido a acercarse a Yuta.

Y Yuta, había aprendido muchos gestos de Taeyong. Lo conocía muy bien.

Cuando Taeyong se enojaba o estaba cansado, su boca formaba un pequeño puchero.

Y sobretodo, que amaba su sonrisa. Era el gesto más sincero que había visto en el menor. Cuando estaba feliz, irradiaba luz por todos sus poros.

 Cuando estaba feliz, irradiaba luz por todos sus poros

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Taeyong era un Sol.

Pero un Sol de invierno.

Porque estaba ahí brillando, pero aún no podía entregar su calor y luz a todo el mundo.

Era un Sol para pingüinos.

Yuta notó con el tiempo, que Taeyong ya lo había pasado en estatura. Y eso que él era el mayor. Ahora al pequeño de cabellos oscuros le gustaba molestar a Yuta por lo bajito que era.

Pero el mayor no le diría nada, porque amaba que Taeyong estuviera feliz.

Las tardes juntos le alegraban el alma, y agradecía la idea de su madre de que ambos fueran amigos desde pequeños.

Pero había algo que Yuta no había visto hasta un día. Algo que había pasado desapercibido ante su intelecto por todos aquellos años.

Ese algo, era que Taeyong le tenía miedo a una persona en específico.

Y cuando Yuta descubrió, supo de inmediato que desde ahí venía su trauma.

Pasitos de Pingüino ☆ YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora