juu hachi

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Dicen que los padres siempre quieren lo mejor para nosotros.

¿Pero qué pasa cuando uno de ellos no ha confesado la verdad?

Yuta estaba seguro de que si hubiera tenido la oportunidad, Taeyong no habría elegido a aquel hombre.

El padre de Taeyong, o mejor dicho su padrastro, era el culpable de que las consecuencias de sus actos se siguieran notando en su hogar. Que siguieran afectando al hijo de su esposa.

Taeyong no era culpable de nada, el pequeño era demasiado joven como para saber que estaba mal guardar un secreto como el que tenía. Pero había sido amenazado desde el primer momento.

Taeyong era un niño, no podía saber que tan mal estaba lo que le había ocurrido al menos en ese entonces. Ahora si sabía que había perdido su inocencia con la corta edad de 4 años.

Yuta notó que el menor se ponía nervioso cuando su padre llegaba a casa.

Pero el hombre parecía haber olvidado todo rastro de culpa.

El mayor sintió la necesidad de que Taeyong le dijera la verdad, y lo molestó tanto que terminó escuchando lo que preferiría no haber sabido nunca de los labios del pelinegro.

No podía imaginar como había sufrido Taeyong todo ese tiempo. Que su miedo a ser tocado por las personas se originara por los toques de aquel hombre mayor en su frágil cuerpo de niño.

Le daba asco.

Estaba seguro de que jamás volvería a dirigirle la palabra de buena manera.

Y también trataría de alejarlo de Taeyong a cómo diera lugar.

Quería mucho a Taeyong y por ello no dejaría que nunca más nadie le hiciera daño. Taeyong se merecía mucho más que lo que estaba viviendo.

Pasitos de Pingüino ☆ YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora