san juu

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Yuta no pudo quedarse toda la noche con Taeyong, porque la madre del chico le dijo que fuera a descansar a casa y volviera a la mañana siguiente.

El pelinegro así lo hizo, pero en cuanto llegó a su hogar, fue hasta el cuarto de su madre y se quedó con ella toda la noche porque en verdad necesitaba sus palabras de ánimo.

Cuando amaneció, tomó sus cosas luego de una ducha rápida y fue al hospital otra vez.

Iba llegando la habitación del pequeño, algo desganado, hasta que escuchó una risa contagiosa al otro lado de la puerta.

La risa de Taeyong.

Taeyong estaba bien.

Corrió adentro y vio la sonrisa del menor en cuanto él notó su presencia. Fue hasta Taeyong con rapidez y lo abrazó, seguido besó sus labios y casi llora de felicidad.

No advirtió que la madre de Taeyong estaba en la habitación también. La señora miraba la escena con clara sorpresa pero no con desagrado.

"Yuta-Hyung..." Taeyong le hizo reaccionar y apuntó al lugar donde se encontraba la mujer.

"L-lo siento, señora Lee."

"Oh, ¿Así que ustedes...?"

"Umh, sí" El menor estaba más que sonrojado por la manera en que habían sucedido los hechos. La madre de Taeyong rió.

"Ok, hablaremos de esto luego. Los dejaré para que hablen tranquilos."

La palabra "hablen" la dijo haciendo comillas con sus manos. Yuta sonrió, sintiendo calor en sus mejillas, debía estar igual que Taeyong.

"¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor?"

"Sip, ya no tengo que estar aquí. El doctor dijo que puedo irme en una hora, después del chequeo."

"Eso es bueno, no me gusta verte aqui. Debi acompañarte..."

"No te preocupes, Hyung. No puedes estar conmigo todo el tiempo, tengo que aprender a llevar las cosas."

"Lo sé, pero me habría gustado cuidarte más."

"Está bien, ya estoy mejor y podemos ir juntos a mi próxima clase."

"¿En serio?" Taeyong notó la emoción en la voz de Yuta. El mayor nunca lo había visto bailar.

Pasitos de Pingüino ☆ YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora