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Llevaba un par de días encerrada en mi cuarto, Thor me visitaba para traerme comida y comprobar que estuviese bien pero no lo estaba. Me di cuenta de que sí estaba enamorada del hermano pelinegro y que no tendría el valor de decirle nada porque sentía que él no iba a corresponderme de la misma forma a si que preferí callármelo y dejar que hiciese su vida. A lo lejos vi cómo el bifrost se abría, lo que significaba que los guerreros volvían ya a casa y que Odín organizaría una fiesta en honor a los que han regresado y a los caídos.

Corrí por los pasillos para ir al encuentro del padre de todo, saltando a sus brazos abrazándole. Ya no sentía rencor, me alegraba que estuviese bien ya que ahora era la familia que me quedaba. Odín me correspondió el abrazo sonriendo y disculpándose por lo sucedido a su marcha, yo le tranquilicé dejándole saber que era lo mejor ya que si los hubiese visto me habría derrumbado al igual que ellos y que me sentía orgullosa de lo valientes que habían sido. 

—Astridr, tus padres marcaron la diferencia entre la vitoria y la derrota, serán recordados eternamente en Asgard como los héroes que son.

Asentí y me dejó en el suelo para saludar a sus hijos y su esposa, Loki ignoró el reencuentro porque aún sentía rencor hacia su padre. Odín anunció la fiesta que comenzaba en ese mismo momento, alegrando la cara de muchos. Corrí a mi cuarto a prepararme para conmemorar a mis padres de la mejor forma posible, poniéndome el vestido más bello que tenía y sonriendo a los invitados que ahora esperaban que yo siguiese el ejemplo de mis padres. Llegué al gran salón donde ya empezaban a servir el banquete y la bebida, yo me senté en mi sitio de siempre junto a la familia real cantando formal y sonriente. Un novato con un par de cicatrices se acercó a mí orgulloso y seguro de sí mismo.

—Bella dama, ¿cree que yo sería digno de que me concedieses el siguiente baile?

—Solo si lo haces bien.

Sonreí y le di la mano para unirnos al resto de jóvenes que danzaban en el centro. Miré de reojo a donde se encontraban los hermanos, quienes hablaban entre ellos sin apartar la vista de mi acompañante, al menos algo les unía. Tras un par de canciones el novato me cogió de la mano delicadamente y nos apartó de la pista de baile.

—¿Qué te parece si nos vamos a un lugar más privado?

Miré hacia los hermanos otra vez, se estaban acercando con sus respectivas armas hacia donde estábamos.

—No creo que sea buena idea, en otra ocasión quizás.

Puse rumbo hacia ellos y les paré poniendo una mano en su pecho, los dos seguían mirando al novato que había decidido alejarse del lugar al ver las miradas de los hermanos. Les di las manos y les saqué al pasillo donde pudiésemos hablar sin un barullo constante.

—¿Se puede saber qué os pasa? Habéis asustado al pobre chico.

—No es digno de tu compañía Atti, no me gusta -dijo el rubio.

—Bueno Thor, me da igual lo que opines ya que lo que cuenta es lo que me guste a mí, ¿no?

—De eso nada, como alguien más se acerque a ti no le voy a dar tiempo de sacarte a bailar, te prometo que le voy a meter la daga...

—¡Basta Loki! No puedo hacer mi propia vida, no puedo elegir a dónde ir, ¿qué se supone que debo hacer, esperar a que por algún casual aparezca un dios de la nada y que consiga vuestra estúpida aprobación? Me voy a mi cuarto.

Les dejé allí discutiendo entre ellos y cambié mi ruta hacia la biblioteca para buscar algún libro que pudiese entretenerme durante la noche. Recorrí los largos pasillos buscando algún nombre que pudiese captar mi atención hasta que escuché una voz a mis espaldas.

—Señora, por la luna que de plata corona esta arboleda, yo te juro...

Sonreí al arme la vuelta y ver a Loki con mi libro favorito en la mano.

—No jures por la luna, la inconstante, que al girar cada mes cambia en su órbita, no sea que tu amor cambie como ella.

—¿Por quién voy a jurar?

—No jures y, si lo haces, jura por ti, por tu gentil persona, que yo te creeré. Eres un dios dentro de mi secreta idolatría. 

—Cada día me sorprendes más Astridr.

—¿Qué esperabas al leerme mi obra favorita?

Loki dejó el libro en un estante y se acercó lentamente hacia mí.

—Que perdones mi comportamiento, he estado comportándome como un auténtico estúpido contigo desde que me dijiste que no querías seguir adelante con lo que fuese que estuviésemos haciendo, pero no he parado de pensar en esos momentos y echo de menos sentir tus labios con los míos.

Me abrazó por la cintura y retrocedimos lentamente hasta que choqué mi espalda contra una pared deteniéndome.

—Loki... quiero creer que no has bebido, porque has sacado mucho atrevimiento como para ir sobrio.

—He bebido lo justo para, como bien has dicho, sacar la valentía que me falta para decirte que te deseo Astridr, que el simple hecho de pensar que puedes estar con otra persona hace que una llama recorra mi cuerpo, quiero que seas mía.

Intenté apartarle porque ahora sí que notaba su aliento impregnado de un fuerte olor a alcohol, pero era mas fuerte que yo y no lograba moverle ni un centímetro, es más, se aceraba cada vez más.

—Loki no... así no...

—¿Por qué? Me deseas y yo te deseo a ti, solo tenemos que volver a estar juntos sin nada romántico, disfrutando uno del otro, así no tendrás el temor de hacerme daño.

Le di una bofetada haciendo que se apartase para frotarse la zona y salí corriendo a mi cuarto. Entendía que estaba borracho y por esa misma razón no quería enfrentarme a esa situación en ese momento. Llegué cerrando la puerta a mis espaldas, suponía que nadie me seguía pero nunca está de más estar seguros. Me metí a la cama directamente, estaba demasiado agotada mentalmente como para parar a cambiarme y me quedé dormida casi al instante.

Un gran estruendo a mitad de la noche proveniente de la puerta me despertó, aún estaba demasiado oscuro como para saber quién era. Encendí la vela de mi mesilla y me acerqué a la puerta lentamente, pero para mi sorpresa entró Loki borracho como una cuba, obviamente me tranquilicé. Al mirarle me di cuenta de que traía varios cortes y estaba llorando.

—¿Qué ha pasado?

Le ayudé a sentarse en mi cama, y corrí al baño a por paños húmedos para limpiarle. Me costaba entenderle por su balbuceo y los quejidos al curarle las heridas del rostro.

—Lo siento Atti, quería dejarle las cosas claras al estúpido bailarín pero me las ha dejado él claras a mí.

Le quité la camisa porque le vi cortes en la espalda.

—No te preocupes... pero no vuelvas a hacerlo, no quiero que te hagan daño.

—Lo intentaré, auch.

—Aguanta, que éstas heridas te las has buscado tú.

Terminé de curarle y se tumbó en mi cama quedándose dormido al instante. Suspiré y le tapé tumbándome a su lado abrazándole, quedándome toda la noche acariciándole el pelo. A veces me preocupaba su comportamiento hacia mí, pero entiendo que no sabe cómo reaccionar porque nunca se ha visto en una situación como la nuestra.

Princess of Asgard (Fanfic de Loki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora