Princess of Asgard (Fanfic de Loki)

10

Loki se despertó hacia mediodía, quejándose de la luz y del dolor general de su cuerpo. Me levanté y cerré las cortinas negras para que no entrase tanta luz, tumbándome otra vez a su lado, él me abrazó y me empezó a dar besitos por el brazo.

—¿Estás cariñoso hoy?

—No, pero me apetece mostrarte cariño como agradecimiento por aguantarme...

—No hace falta Loki -le di un beso en la mejilla y me levanté-, con esto será suficiente. Ahora descansa, con todo el alcohol que llevabas en tu cuerpo ayer yo no podría ni moverme, te traeré el desayuno.

Me levanté y puse rumbo a la sala comedor, la cual estaba como si un huracán la hubiese arrasado. La gente dormía por el suelo, había comida por todas partes, e incluso Odín seguía en la sala bebiendo con sus guerreros de confianza.

—Buenos días Odín, ¿sabe si los cocineros han preparado ya el desayuno?

—No tengo ni idea Astridr, pero ven con nosotros un momento -me acerqué y Odín pasó su brazo por mis hombros orgulloso-. Ésta muchacha pronto se convertirá en la mejor guerrera de todos los reinos como sus padres, y es un honor para mí presentarla como la futura esposa de mi hijo Thor.

—¿Q-qué? De eso nada.

—Bueno, aún sois jóvenes, tendrás tiempo de pensar pero es vuestro destino, los dos gobernaréis como los dioses que sois.

—Mi rey, discúlpeme refutarle pero yo soy la que toma mis decisiones -me alejé un poco-. Soy una mujer independiente que elegirá su futuro con o sin marido. Ahora, si disculpan mi osadía, voy a desayunar.

Hice una reverencia y me retiré sonriendo escuchando a Odín sentirse orgulloso por ser sincera y fuerte, mientras que sus guerreros se reían porque una niña le ha llevado la contraria.

En la cocina había todo un banquete preparado para salir, aproveché para poner en una bandeja zumo, tostadas, pasteles, chocolate y todo lo que pensé que le gustaría a Loki. Volví a mi cuarto por los pasillos de servicio, que eran más tranquilos en estos momentos que los pasillos llenos de guerreros despertándose después de la fiesta.

Entré cerrando la puerta y dejé a su lado la bandeja con todo. Él la miró y luego a mí, se incorporó y empezó a comer como si la vida le fuese en ello, yo solo sonreí y me fui a darme un baño bajo su atenta mirada. Admito que me pasé mucho tiempo metida en el agua caliente, pero de verdad necesitaba relajarme. Salí con una toalla alrededor de mi cuerpo para buscar ropa que ponerme, pero no se me ocurría nada.

—Deberías ponerte el vestido verde que tienes ahí.

Le miré y luego al vestido, era precioso pero dejaba muy poco para la imaginación, y más que vestido era cortina enrollada. Lo saqué y decidí darle una oportunidad, a si que me metí al baño y me lo puse. Sonreí al espejo antes de salir cruzándome con Loki sonriente acercándose a mi en un traje asgardiano con detalles en oro. Me cogió las dos manos y me miró a los ojos.

—Estás preciosa... y perfecta para nuestra cita.

—¿Cómo que cita?

—Vamos a comer juntos, tú y yo solos, quiero demostrarte cómo soy de verdad. Bueno, y compensarte mi comportamiento estos días.

Sonreí y salimos de la mano hacia los jardines de palacio. Loki tenía todo preparado, me llevó a un quiosco envuelto en enredaderas pero con uno de los lados despejados, el cual dejaba ver un lago con cisnes y patos jugando en el agua. Todo se veía precioso, había puesto una mesa con velas aún siendo de día y dos platos tapados. Le miré sorprendida, él miraba todo con los brazos a la espalda orgulloso.

—¿Te gusta? Porque esto no es todo.

—Me encanta -sonreí-, me hace sentir como una verdadera princesa, como tú.

—Eres una princesa, Astridr -destapó los platos, donde había piezas de fruta-. Sé que no es tan impresionante como se podía esperar, pero es lo único que puedo hacer comestible por mi cuenta sin cagarla.

—Pues a mi me gusta, ¿almorzamos?

Sonreí y nos sentamos a comer disfrutando de las vistas, charlando y riéndonos de todo. Le miré a los ojos, volviendo a recordar por qué me llamó la atención la primera vez, esos intensos ojos verdes que me dejan hipnotizada. Deseaba saber qué más tenía preparado para nosotros y cómo lo había organizado, pero prefería disfrutar de éste pequeño momento con él.

Se levantó y me tendió la mano para acompañarle, acepté y me llevó hacia la yerba. Paré un segundo para descalzarme y me llevó debajo de un sauce llorón, donde había una manta de picnic para tumbarnos y mirar las nubes. Estuvimos lo que parecieron horas comparando las formas de las nubes, era relajante y a la vez divertido.

—¡Mira Loki! Esa nube tiene la cara de tu hermano.

—¿Cara de tonto? -le di un pequeño golpe-. Vale, que es broma.

Estaba tan a gusto y disfrutando de momento que me quedé pensando unos segundos si besarle o no sin acordarme de que Loki también podía leer mentes. Nos miramos a los ojos durante unos instantes antes de que él tomase la iniciativa de besarme tiernamente, acariciándome la mejilla despacio. Poco a poco se fue incorporando hasta quedar casi encima mío sin llegar a apoyarse sobre mí, sin dejar de besarme, sin dejar morir el momento. Le abracé por el cuello acercándole más a mi, su pecho chocaba con el mío al respirar, se separó del beso y juntó nuestras frentes sonriendo.

—Tengo que darte una cosa -nos incorporamos-. Cierra los ojos Atti, quiero que sea una sorpresa -le hice caso, sentí cómo me ponía un collar-. Ya puedes mirar, quiero que esto sea símbolo de una promesa,  la promesa de que siempre estaré a tu lado, pase lo que pase.

Miré la joya de oro en forma de serpiente, los ojos de ésta destacaban por ser esmeraldas verdes intensas.

—Me encanta Loki, es precioso. Gracias.

Le volví a besar, esta vez más apasionadamente, pero él se separó dejándome un poco confundida.

—Vamos a mi habitación, tengo otra sorpresa para ti.

(...)