Capítulo 1: Vida de mierda

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Nathan

Saben en realidad odio la vida, nunca tengo lo que deseo y si lo tengo nunca me dura, hoy tenia una reunión muy importante para fabricar la nueva fragancia de invierno, lo mismo de siempre hablar sobre negocios y luego almorzar con los empresarios de la empresa de mi padre y luego me marcharía de aquí.

-Nathan apresurate.-dice mi padre surgiendo en mi oficina.

-Papa no te enseñaron a tocar.-le digo mostrando la puerta.

-Su pero no cuando es la puerta de mi hijo.-me responde fier.

-Debieron hacerlo.-respondo furioso.

-Nunca cambiarás hijo mio.-suelta un suspiro.-Apurate que te estamos esperando en la sala de junta.-dice mi padre saliendo de mi oficina.

Odiaba cuando hacía eso, me pongo de pie y me dirijo a la sala de junta, cuando entro veo mucha gente de alta sociedad que la única cosa que les interesa es verse bien en el espejo.

-Disculpen mi retraso.-digo entrando y dirigiendome a mi respetivo lugar.

-No es nada hijo por lo menos estas aquí.-dice mi madre amablemente.

Mi madre era una persona sencilla y amable, su cabellos eran castaños, era blanca de piel y sus ojos dos hermosas esmeraldas era como yo pero yo era frio y distante, mi madre era una persona amable que todos lo que la conocían siempre estaban contentos de hacerlo, mis padres siempre amaron ayudar a los necesitados pero yo no tenía el mismo punto de vista; para mi la plata era lo que me hacía importante y no estaría dispuesto a dárselo a alguien.

-Hijo...-me trae la voz gruesa de mi padre.

-Sí padre.-respondo como un diplomático.

-Hace dos minutos que te estaba hablando y ni que sea me contesta.-habla mi padre muy confundido.

-Estaba en mis pensamientos, lo lamento.-le contesto pidiendo disculpas no sinceras.

-No es grave hijo.-me dice con una sonrisa.

Odiaba esa amabilidad, que al veces las personas se aprovechaban de ellos.

-Gracias.-lo miro indiferente.-Continuemos con la junta.-digo poniendo de pie y dirigiendome al frente para explicar mi plan.

Mi padre era un empresario que fabricaba los mejores perfumes, construía la fragancia, y mi plan era crear un nuevo pero mi padre siempre se oponía porque siempre decía que tenemos que pensar antes de actuar, odiaba que me pusieran en ridículo delante de otros que salgo enfadado y me dirijo a mi oficina, me siento en mi sillón y me doy la vuelta para ver la vista de los Angeles.

-¿Como odio esta vida si tan sólo pudiera ser diferente?.-digo deseando que mi vida fuera diferente.

Siempre odie tener esta vida, pero si tan sólo pudiera ser otra persona.

-¿Quien es?.-respondo ya que alguien llama a mi puerta.

-Mama, hijo.-responde mi madre.

-Pasa mama.-le digo.

Mi pasa y la veo tan bella y sonriente.

-Dime mama.-le pregunto.

-Hijo se que tu padre es un poco frio pero el te quiere mucho, cada día el no para en decirme que su hijo es el mejor.-dice mi madre sentándose en el frente.-Mira hijo si le dieras la oportunidad de conocerte.-me dice acariciando mi mano.

-Sí tu lo dices.-hago el mismo acto.

-Gracias.-me dice con una sonrisa.

Mi madre siempre fue amable, cuando le digo que lo intentare pero no lo haría por el sino por ella, verla sonreír era todo lo que me alegraba el día.

Fallen AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora