Capítulo 7: Odio la vida

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Adriana

Odio la vida por ser tan complicada, odio pretender ser lo que no soy, la gente que me be me mira con cara de compasión, odio que hagan eso no porque soy huérfana necesitan hacer eso, si tan sólo entendieran que soy fuerte y que no necesito sus putas mirada de compasión para salir adelante, yo se lo que hago con mi puta vida.

Cuando era niña me la pase yendo de un fondo al otro, bueno no soy tan huérfana que digamos, tengo una abuela y tíos pero es como lo fuera ya que ellos no se ocupan de mi con amor, la única cosa que les interesa es el subsidio que le da el gobierno, mi vida es un asco si tan sólo pudiera ser diferente, mi abuela me echo de la casa muchas veces pero yo no lo hice porque no quiero que mi hermano sufra.

Todas las noches pienso en el futuro que le daría a mi hermano, trabajo en un café por las tardes y me ocupo de la biblioteca del colegio donde estudió, no gano mucho pero es mejor que nada, cuando estoy en la biblioteca tengo la sensación de que es mi mundo o mejor dicho mi universo, desde hace tiempo no he visto a Henri que era antes mi mejor amigo, recuerdo lo que ocurrió ese día.

Flashback

-Adriana que te ocurre porque lloras.-me pregunta su cálida voz.

-Porque mi vida es un mierda.-contestó llorando.

-No estas sola, yo estaré a tu lado.-seca mis lágrimas y me da un fuerte abrazo.

-Te lo agradezco.-le doy un fuerte abrazo.

Henri y yo eramos los mejores amigos, en realidad nunca lo considere como tal porque desde siempre lo ame pero él no me vio de esa manera ya que tenía una novia a la cual él amaba con todo su ser pero esta nunca lo hizo porque se metió con Nathan pero nadie más que yo y su hermano de Henri conocemos la verdad, hemos intentado decirle lo ocurrido de ese invierno de 2010 pero nunca nos creyó y me dijo que yo era la que tapaba la verdad de mi hermano, desde ese día Henri nunca me hablo, cada vez que me veía me ignoraba por completo, eso hacía que mi corazón se partiera en mil pedazos.

-Disculpa.-me trae a la realidad una suave y tierna voz.

Me doy la vuelta y veo a una joven castaña delgada y bien vestido, seguramente debe era popular ya que era bonita.

-Disculpa por haberte interrumpido.-me dice amablemente.

-No es nada.-le doy una tierna sonrisa.-¿Qué es lo que se te ofrece?.-le pregunto amablemente.

-Estoy buscando el libro que habla sobre los ángeles.-me mira tiernamente.

La miro confundida y la llevo hasta donde se encuentran los libros que hablan sobre los ángeles, tomo la escalera para subir ya que este se encontraba arriba cuando lo encuentro, lo bajo y antes de que se lo de ella me mira triste.

-No dejes que los otros te digan que tu vida es una mierda velo de otra manera.-me habla su cálida voz.

La miro muy confundida porque yo nunca dejó mostrar mis sentimientos y ella lo descubrió que rara era.

-Eres fuerte, tenlo en cuenta.-toma el libro y se aleja.

La veo alejarse, ahora retiro lo que dije sobre ella, esta chica no era popular por ser extraña, me dirijo a mi lugar de trabajo pero sin quitarle el ojo encima, parece ser normal pero cuando la hablas es muy rara, que extraña es como sabia que sufría y todo eso, más bien porque se interesa en libros sin interés la miro fijamente cuando siento una mano, me doy la vuelta y veo a mi compañero de trabajo.

-Esa chica es linda sabes cual es su nombre.-me pregunta como un perfecto coqueto.

-No lo sé.-le respondo fríamente.

-Normal que no lo sepas ya que ella es castaña y tu.-me apunta con el dedo.-Peliroja.-Ella es bonita y tu.-me apunta nuevamente con el dedo.-Eres asquerosa y...

-Disculpa eso no se dice a una mujer además puede ser que sea fea al exterior pero como sos tan ciego no te das cuenta de su belleza interior.-habla una voz triste.

Me doy la vuelta y la veo parada, esperen que rayos sucedió como es posible que esa chica este aquí defendiendome.

-Ten Adriana, me lo llevare.-me mira amablemente.

Tomo el libro y paso por la caja y le marco cuando tiene que devolverlo, después de eso ella se va.

-Gracias por tu visita.-contesta mi compañero.

Mientras que yo no digo nada.

-Oye como conoce tu nombre.-me pregunta Peta.

Es verdad como conoce mi nombre, miro a Peta y le digo que me remplacé por un momento porque estaba dispuesta a descubrir lo que ella escondía, salgo precipitada y la veo alejándose, corro hacía ella cuando mis piernas me tiemblan, estaba hablando con Henri, me acercó para oír un poco más.

-Hola Ana.-le habla como si estuviera enamorado.

Conocía esa voz de amor, fue la misma cuando se enamoró de ella.

-Hola.-le contesta y se aleja.

Pero este no queda satisfecho que la sigue para hablar, ella intenta escapar.

-Ana que te ocurre porque me evitas.-le pregunta Henri.

-Lo sabes muy bien.-se voltea y sus ojos sollozos lo miran.

-Ana yo me...

-No Henri es por tu bien aléjate de mi.-le dice con lágrimas en los ojos.

Henri no tiene el valor para seguirla que se queda petrificado tras oir su confesión. Ahora venia de descubrir su nombre pero que es lo que le pondrá en peligro a Henri tenia que averiguarlo, me quedo mirando a Henri y tengo ganas de correr hacía él y besarlo decirle que lo amo pero tengo el valor que me quedo paralizada en mi escondite.

-Ana te amo, esa eran las palabras que quería decirte.-su voz suena triste.-Pero tu no quiere saberlo.-su voz tiembla.-Tampoco voy a renunciar a este amor.-siento sus pasos alejarse.

Esa chica aparte se ser bonita acorrala a mi mejor amigo o mejor dicho mi ex mejor amigo, siento que mis ojos están lloviendo, tomo la manga de mi chompa y me seco las lágrimas, nuevamente pierdo el amor de mi amigo, pero esta vez no me quedaría de brazos cruzados ya que descubriría el peligro que Henri pasaría tras estar con ella.

Tomo el valor para ponerme de pie y dirigirme a paso lento a la biblioteca cuando entro veo que Peta no estaba.

-Nuevamente este estupido dejo la biblioteca sola.-mi voz suena triste pero en realidad estaba enfadada.

Menos mal que no había nadie ya que todos estaban en clases, miro los libros que dejaron en las mesas, los tomo y los acomodo a sus lugares respetivos, me dirijo para acomodarlas cuando mis manos me tiemblan que los libros caen al suelo, me agachó para recojerlos pero las lágrimas me impiden de ver lo que hago, me siento contra el inmueble donde los libros eran guardados.

-Sigo esperando aquí como un idiota.-mi voz me tiembla.-Sigo esperando que me hables y que me ames.-lagrimas caen una tras otra dejando el mar seco.

Henri se volvió como una droga aunque nunca lo bese, me volví adicta a su calor, trato de ponerme de pie para guardar los libros, después de hacerlo siento en lugar escondido para que nadie viera que en realidad era muy débil.

-Ojalá vieras lo que tienes al frente, pero no puedes ya que estas ciego.-tomo la manga de mi chompa y seco mis lágrimas.

Henri nunca sabrá la verdad de lo ocurrido ya que nunca quiso escucharnos por más que lo intentemos el solo rechaza su hermano y me ignora por completo, si tan sólo alguien le abriera los ojos, me calmo y me dirijo para trabajar ya que sino lo hacía la directora me sacaría del colegio y yo necesitaba este trabajo para preparar el futuro de mi hermanito, me siento en mi lugar de trabajo cuando la directora llega enojada.

-¿Donde se encuentra Peta?.-me pregunta enfadada.

Como es que yo lo sabría si cuando vine no estaba, ella me mira y comprende que no se nada, después de hacer la inspección y que no encontró rasgo de Peta se va mientras que yo me quedo aquí en el lugar silencioso y a olor de libros viejo.

Tengo que trabajar duro para asegurar el futuro de mi hermanito, tengo que ser fuerte.

Fallen AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora