27 | NUEVAS INSTALACIONES

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Baje del auto, camine a paso acelerado por el sendero, abrí la puerta, me descalce quedando en medias y lance las llaves sobre la mesita. Observe como seguían de largo y caían al suelo, gruñí con molestia.

¿En qué momento las cosas habían cambiado de esa manera?

¿Qué había hecho para despertar ese interés en ella? ¿Y porque ahora era yo el que estaba confundido?

Minerva y yo solo nos hemos separado una vez en los años que llevamos de amistad y fue solo porque ella tuvo que viajar a San Francisco.

Ese viaje fue un desastre ya que fue donde conoció a un hombre que la embauco, la embarazo y la dejo justo antes de proporcionarle un accidente que le tomo un aborto espontaneo.

Desde ahí supe que no la dejaría sola de nuevo, y ahora se quiere ir. No, ella no se ira, pensé tratando de convencerme que solo había sido un berrinche.

"Pero ella no hace berrinches", recrimino mi subconsciente. ¡Demonios! Y la seguridad en sus ojos, ¡la seguridad en sus malditos, grandes y preciosos ojos! ¿Cómo alguien podía tener unos ojos así?

Me tire boca abajo a lo largo del sofá, patalee y gruñí con mil emociones a flor de piel. Confusión, molestia, impotencia, rabia, dolor, melancolía,...

―Pensé que tardarías más, ¿estás bien? ―pregunto Pepper llegando hasta el sofá.

―Sí, solo estoy algo... estresado ―repuse― Yo pensé que tu llegarías en un par de días...

―Yo igual, pero terminamos unos contratos y nos dieron un receso para hacer otras aquí. Además, tengo una excelente noticia...

―¿Ah sí? Dime ―pedí tratando de aparentar interés. En mi mente aún estaba frente los ojos cafés de Mia

―Hable con Fury y, ¡y me pidió que te dijera que ya esta en obras la nueva base! ―exclamo emocionada― Solo es que los que se mudaran firmen unos papeles.

—Oh bien—dije un poco cabizbajo

―¿Oh bien? ―repitió enarcando una ceja― Pensé que te emocionaba la idea...

―Lo siento Pepper, claro que me emociona ―asegure― Solo que estoy de mal humor

―¿Porque? ¿Hablaste con Minerva? ¿Tiene que ver con ella?

―Si, discutimos.

―¿Discutieron ―pregunto con sorpresa, demasiada sorpresa.

―¿Porque te sorprende tanto?

―Tony desde que los conozco ustedes nunca han discutido ―explico― no ha ido más allá de un simple desacuerdo que solucionan al instante. Con decirte que envidiaba eso de ustedes...

―¿Hablas en serio?

―Por supuesto, por eso me extraña. ¿Qué sucedió?

―Bueno, una situación inesperada. No me gustaría hablar de eso ahora ―confesé.

―Está bien, no te presionare. Cuando me lo quieras contar me avisas...

―Bien ―repuse― ¿Cuánto tardaran con la base? ―pregunte.

―Cuatro meses ―respondió sonriendo. Me vi obligado a sonreír también.

"Cuatro meses", pensé.

Lo suficiente para dejar de pensar tanto en ella, lo suficiente como para que su distancia no me haga daño.

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