El Cáncer de Edith

Necesitas un Novio

Estoy completamente segura de que no llegue a mi cuarto, porque al despertarme estaba tirada en el sofá. Me apresure a ver  a qué hora me levante,  eran las 6:30pm y Jenna aún no llegaba, talvez  se entretuvo con alguna amiga del trabajo al salir y no la culpo ella también tiene derecho a tener vida social y amorosa. Mientras ella llegaba prepare la cena, hice algo ligero pero delicioso, aunque no soy tan buena en la cocina como Jenna, pero ella ha sido la que me ha enseñado todo lo que se dé culinaria.

-Lo siento Querida, me entretuve un poco con Carol al salir del trabajo.

-No te preocupes... No puedo también quitarte tu vida social.

-Edith, tú a mí no me quitas nada.

-Jenna mejor ve a ducharte y cuando cenemos hablamos. ¿De Acuerdo?

-De acuerdo.- y se marchó escaleras arriba para ducharse.

Se ducho más rápido de lo que pensé, talvez porque quería terminar de hablar conmigo, sé muy bien que Jenna no quiere que yo me sienta como una carga para ella, pero no puedo evitarlo, me siento culpable de que ella no tenga hijos.

Después de que bajo las escaleras le dije que se sentara y que comeríamos, pero no pude aguantar más lo que llevaba dentro y hable.

-Jenna creo que deberías tener un novio...-dije distraídamente mientras miraba mi plato esperando su respuesta.

Dado a que después de un minuto de espera a la respuesta de Jenna alce la mirada para verla a la cara, pero tenía un aspecto perdido en el rostro y es como si estuviera muda hasta que por fin hablo.

-¿A qué te refieres?-pregunto dudosa.

-Me refiero a que deberías tener vida social y amorosa, ya estoy grande y puedo cuidarme sola, si es eso lo que te preocupa.-dije mirándola directamente a los ojos, sé que me estoy metiendo en algo que no me incumbe, pero quiero mi tía sea feliz.

-¿A qué viene todo esto Edith?-dijo un poco enojada.

-A que eres mi tía y quiero que seas feliz.

-Soy feliz Edith...Hay mujeres que nacen para tener una familia, otras que no y yo soy de las que no.

-Pero...

-Pero nada Edith, soy tu tía  y eso es lo que más me hace feliz.

No pudimos evitar llorar juntas y luego del llanto terminar de comer. Jenna se ofreció a lavar los platos y yo me despedí para dirigirme a mi habitación para escribir en mi diario todo lo que había pasado en el día de hoy. Dormí profundamente esa noche.